Secciones
Servicios
Destacamos
Nacida en Liérganes, Rosa Valdés es licenciada en Derecho por la Universidad de Cantabria, máster en Dirección de Empresas por la Escuela Europea de Negocios y posgrado en Mediación y Gestión de Conflictos por la Universidad de Cantabria. Ha sido concejala del Ayuntamiento de Camargo, vicepresidenta del Consejo de la Mujer y miembro del Comité Ejecutivo del PRC. En 2003 fue elegida diputada del Grupo Parlamentario Regionalista, cargo que ocupó hasta 2019. Ha sido miembro de la Mesa del Parlamento en la legislatura de 2003 a 2011 y 2015 a 2019, ocupando hasta junio de 2019 la Vicepresidencia del Parlamento de Cantabria.
–¿Cómo definiría usted un Territorio Rural Inteligente?
–Lo definiría como un espacio rural que aprovecha las ventajas y la oportunidad de la digitalización y la tecnología para convertirse en el motor de cambio de su entorno, asumiendo su capacidad de liderazgo sobre sus recursos y sus valores (paisaje, cultura, patrimonio natural e histórico...). Es un espacio activo y dinámico, que genera desarrollo en su territorio y en su área de influencia y ello le permite atraer población, más recursos y promover productividad abandonando su papel de área desprotegida necesitada de ayuda de otras administraciones. Todo un cambio en la visión que hasta la fecha se ha venido teniendo de nuestras zonas rurales.
–Actualmente, ¿qué les falta a nuestros pueblos para tener esa etiqueta de 'inteligentes'?
–Se ha avanzado mucho en Cantabria para promover este cambio de paradigma de las zonas rurales, especialmente de las más pequeñas, aisladas o con menor población. Para ello es cuestión vital garantizar una prestación de los servicios públicos esenciales que permiten unas condiciones de vida dignas y equitativas respecto de las zonas urbanas.
La inversión pública en educación, sanidad y dependencia en el entorno rural es patente. Ahora son vitales las inversiones en medios digitales, en conectividad y el acceso a internet. Por ello debemos seguir trabajando en garantizar el acceso y la llegada de estos indispensables medios a todos los entornos rurales de Cantabria, en especial a los más despoblados, pequeños y aislados por una geografías y una orografía compleja que marca y singulariza nuestro territorio. Además, esta transición debe ir unida a la necesaria capacitación en estas habilidades de los usuarios de estas zonas.
–¿Son problemas comunes a todas las zonas rurales de la región?
–Aún hay zonas blancas en nuestro territorio, entornos rurales en zonas de montaña con verdaderas dificultades para tener una señal de televisión de calidad, un acceso adecuado en las redes de telefonía móvil o al internet de banda ancha, lo que dificulta su desarrollo digital absolutamente imprescindible hoy día. Es un problema común en determinados territorios como Liébana, Los Valles Pasiegos, o la zona de Campoo, por citar los más relevantes, los que por sus especiales características tienen mayores dificultades para acceder a estas infraestructuras, si bien se está haciendo un importante esfuerzo desde el Gobierno de Cantabria para resolver esta situación.
–El reto demográfico es una de las cuestiones más urgentes a atajar, ¿cómo pueden las administraciones contribuir a hacer atractivos nuestros pueblos para los jóvenes que buscan dónde asentarse?
–Es fundamental garantizar el acceso a los servicios esenciales a los que me refería antes para eliminar la brecha entre lo urbano y lo rural, pero más imprescindible aún resulta generar en estos espacios las condiciones necesarias para garantizar que en estos pueblos se pueda vivir y trabajar. Generar desarrollo y emprendimiento, apostar por proyectos innovadores que determinen valor productivo en estas zonas en declive, unido a unas buenas comunicaciones digitales, de transporte... Y por supuesto, con un mejor acceso a la vivienda. Las administraciones pueden contribuir a generar entre la población más joven ese deseo por regresar a un modo de vida de mayor calidad, más apegado a la naturaleza y a un ritmo más lento y más saludable en el día a día, esa ventaja que ofrecen los pueblos frente a las ciudades y que sin duda ha salido a la luz durante la pandemia sanitaria.
–Y frente a nuestras debilidades, ¿en qué diría que tiene potencial la Cantabria rural?
–Las zonas rurales de Cantabria atesoran nuestro patrimonio natural, artístico e histórico, nuestra identidad, raíces y cultura. Son un auténtico lujo para esta región, para promover un turismo de calidad y responsable y un modo de vida saludable, cuestión que alcanza una mayor importancia cada día. Son zonas con capacidad y recursos para permitir el desarrollo de proyectos innovadores y de futuro ligados a las industrias de las energías renovable y la digitalización de los municipios que garanticen su supervivencia y su progreso desde una perspectiva diferente a la de los entornos urbanos, pero sin duda con un importante valor añadido con relación a las zonas urbanas.
–Hemos hablado de procesos de digitalización, innovación, sostenibilidad... ¿Hay que incluir también la perspectiva de las personas?
–Efectivamente, en este proceso no deben olvidarse los destinatarios, su punto de vista, las necesidades y singularidades del territorio, la visión de quienes viven en ellos y atender a su capacitación en estas nuevas habilidades. No se pueden imponer decisiones o proyectos que no tengan en cuenta en primer término a quienes viven y conocen estos espacios rurales, a los agentes que trabajan en el territorio (las agencias de desarrollo, los grupos de acción local, etc.) porque sería un error y condenaría al fracaso cualquier política en este sentido.
–¿Qué tipo de programas cree usted que es necesario impulsar desde la administración local para promoverla transformación rural?
–Los ayuntamientos tienen un papel fundamental. Conocen el territorio y los problemas e inquietudes de su población. Saben de sus fortalezas y debilidades, pero necesitan ayuda y asistencia. Su carencia de medios técnicos, materiales y humanos es evidente en muchos casos. Se encuentran además con muchas dificultades en su día a día en la gestión o para hacer frente a las obligaciones que les imponen otras administraciones. La asistencia técnica, el asesoramiento especializado y la capacitación han de formar parte de los programas que se impulsen en estas zonas para alcanzar el objetivo de la digitalización, la innovación y la transición verde.
–Se están promoviendo iniciativas como por ejemplo las comunidades energéticas locales donde se aúnan estos conceptos de innovación y sostenibilidad, ¿qué cree que pueden aportar al impulso rural?
–Con una buena asistencia y asesoramiento técnico y siempre teniendo en cuenta a sus destinatarios, pueden suponer un auténtico avance para su desarrollo productivo, para liderar su futuro y su progreso. Asumiendo el papel activo que mencionaba antes, que ayude a su revitalización. También para frenar su declive con el relevo generacional y la llegada de esa población joven y dinámica que impulse estos proyectos y otros auxiliares y permita atraer y fijar población en estos espacios para su recuperación social y económica.
–¿Qué papel adquieren en este proceso los fondos europeos? ¿estamos ante una oportunidad única?
–Sin duda son una oportunidad que debemos aprovechar, pero no debemos considerar que sea la única. Este tipo de medidas necesitan tiempo para desarrollarse y ofrecer resultados, para analizarse y reconvertirse si no resultan en su primera implantación y los fondos tendrán una duración limitada en el tiempo. Más bien debemos aprovechar esos fondos para empezar a cambiar las cosas y evolucionar hacia políticas a largo plazo, que tengan muy en cuenta los recursos y fortalezas de estas poblaciones y para dotarnos de unos ecosistemas productivos y de progreso en nuestros territorios rurales más vulnerables que les permitan sostenerse y desarrollar todo su potencial tras la inyección económica de los Fondos europeos. Pensar de cara al futuro y con la idea de que pasen de un papel más pasivo y dependiente a liderar su desarrollo endógeno y su futuro.
–¿Tenemos en Cantabria algún ejemplo de proyecto que haya aprovechado esta oportunidad para plantear iniciativas que se enmarquen en este concepto de TRI?
–Por supuesto, Cantabria tiene proyectos, tiene recursos y potencialidades en su territorio rural y por ejemplo el proyecto de Campoo Los Valles que aglutina a varios municipios de esta zona de Cantabria afectada por el declive demográfico y la despoblación es una muestra de cómo utilizar la innovación y la digitalización para desarrollar proyectos de asistencia socio sanitaria, conectividad digital o gestión inteligente de los recursos municipales desde el principio de sostenibilidad través de una comunidad energética local y de un centro comarcal de emprendimiento.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.