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sEn un contexto especialmente complicado para Sidenor, con el grupo vasco aplicando un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para sus cerca de 1.500 empleados, incluidos los 130 que mantiene en el tren de laminado de Reinosa, precisamente la instalación campurriana ... tiene bastante peso a la hora de justificar unos balances que distan bastante de los presentados con orgullo por la firma vasca en ejercicios previos. De hecho, el Grupo que preside José Antonio Jainaga achaca sus números rojos a la desinversión efectuada en Cantabria al traspasar el 75% de su planta de forja y grandes piezas, segregada bajo la mercantil Forgings & Castings en 2017 con la participación del Gobierno regional, que la siderurgia traspasó a la corporación NFL en noviembre del pasado año.
La propia Sidenor ha confirmado la información a este periódico. Incluso Expansión desgranó que la salida como socio mayoritario de Forgings & Castings llevó las cuentas de Sidenor a los números rojos, con unas pérdidas de 17,8 millones.
El impacto negativo de la venta de la planta de Reinosa fue de 32 millones debido a la diferencia entre su valor real y su valor en libros. Sin esta desinversión, el resultado habría arrojado beneficios por 14 millones.
El pasado 10 de septiembre Sidenor presentó a los sindicatos un «Plan de transición industrial y de empleo» para hacer frente a la caída de mercado, que incluía la mencionada presentación del ERTE en los centros productivos que tiene en España, con especial incidencia en el País Vasco. Las causas por las que el Grupo adoptaba esa medida eran económicas, técnicas y organizativas. Según la empresa, la crisis que afecta al sector del automóvil, con la difícil transición hacia el vehículo eléctrico y los efectos de la pandemia, está afectando a la producción de las plantas. La carga de trabajo era aproximadamente la mitad de la capacidad productiva.
«Desde que estalló la crisis sanitaria en marzo del presente ejercicio la cartera de pedidos de la empresa ha caído de manera muy pronunciada, por lo que ha sido preciso implantar medidas urgentes destinadas a combatir la situación. Sin embargo, la incertidumbre actual junto a las débiles previsiones a corto y medio plazo obligan a adoptar medidas adicionales, de carácter no traumático, como el ERTE», razonaba en el momento de anunciar el expediente, que se cerró sin acuerdo con la representación de los trabajadores.
«Cabe recordar que el principal sector al que van destinados los productos de Sidenor es la automoción, y que el presente ejercicio ya comenzó con una importante caída tanto de pedidos como de precios. Por otro lado, dicho sector se ha visto afectado muy negativamente por determinados planteamientos políticos sobre el futuro de los motores de combustión», tribulaciones acentuadas tras el estallido de la pandemia sanitaria.
Sidenor también ha notado rebajas de actividad en otros mercados, como aeronáutica, minería o bienes de equipo.
Desde que Sidenor quedó en manos de Jainaga y un grupo de directivos de la antigua Gerdau, los nuevos responsables dejaron clara su intención de desprenderse de la división de forja y grandes piezas de Reinosa al no entrar en sus planes de futuro.
Incluso con la llegada del Ejecutivo cántabro al accionariado de Forgings & Castings tras pagar 15 millones para preservar el empleo durante tres años no se detuvo la búsqueda de potenciales compradores. Finalmente dos propuestas llamaron a la puerta: la promovida por unos inversores extranjeros bajo el paraguas de la sociedad NFL, que finalmente se quedaron con la fábrica; y la pilotada por el empresario cántabro Javier Cavada. Antes de cerrar el traspaso, Sidenor recompró al Gobierno su participación.
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