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El pasado 5 de diciembre Sidenor sorprendió a Cantabria con un anuncio inesperado. Tanto por la forma, con un comunicado tras reunirse con el Gobierno, sobre todo por el fondo: la compañía estaba estudiando una inversión de más de 100 millones en una nueva instalación ... para laminar acero, la especialización de la fábrica que mantiene en Reinosa, así como de una factoría con mismo cometido que igualmente opera en la localidad de Azkoitia.
Dicho plan, además, tenía un horizonte relativamente definido, pues cuestionada por este periódico la empresa defendía que quería concretar la decisión, tanto de acometer el proyecto como de resolver de forma definitiva su emplazamiento, en un periodo próximo a los seis meses.
Dicho tiempo ya ha transcurrido. El sector del acero es un negocio donde las estrategias se plantean a largo plazo, pero la situación ya no es la misma para Sidenor, hasta el punto de que ha enfriado el planteamiento. Así lo indica preguntada por El Diario, para insistir desde la firma vasca en que el plan sigue encima de la mesa y que esa inversión sí que se llevará a cabo. En todo caso, el emplazamiento final continúa pendiente de resolver y, sobre todo, el calendario, algo sobre lo que la compañía ya no ofrece concreción.
Más allá de esa mirada larga en el ámbito siderúrgico, lo cierto es que la coyuntura que aborda la organización en el segmento de la laminación ha variado notablemente desde diciembre, con una menor actividad y las fábricas de Reinosa y Azkoitia bajo expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) para dotarse de flexibilidad, unos ajustes que se prolongarán hasta el 15 de abril de 2025.
De ahí ese giro de guion. En diciembre, en aquel comunicado tras reunirse con el Ejecutivo cántabro, Sidenor destacaba el crecimiento de mercado que esperaba para 2024, principalmente en los sectores eólico, de vehículos pesados y de construcción de maquinaria. De hecho, el tren de laminación de Campoo, detenido durante casi un año, operaba entonces a dos relevos precisamente para poder hacer frente a esa demanda en aumento.
Sin embargo, dichas expectativas no llegaron a cumplirse. Apenas tres meses después, el 8 de marzo de 2024, la corporación informaba de la necesidad de negociar un ERTE en Reinosa y Azkoitia. Las razones, «productivas y organizativas, derivadas de la caída de cartera de pedidos debido a la ralentización y no recuperación prevista de los sectores cliente: eólico, oil&gas, vehículos pesados y máquina-herramienta».
Además, marejada social, con una importante respuesta en País Vasco de los sindicatos locales, ELA y LAB, mucho más beligerantes tanto hacia la forma de negociar dicha regulación, cuyo contenido final no firmaron, como en la actualidad. La plantilla de Azkoitia se encuentra inmersa asimismo en la negociación de convenio colectivo.
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