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Siemens Energy ha puesto este miércoles negro sobre blanco su situación financiera. La corporación alemana, matriz de Gamesa, anunció al regulador pérdidas por 4.588 millones en el último año, lo que prueba el impacto que el fallido negocio de la energía eólica terrestre está ... teniendo en las cuentas de la multinacional, con una fábrica en Reinosa que estaba a pleno rendimiento pero que la crisis reputacional de la corporación ha sumido en una total incertidumbre sobre su futuro.
De hecho, Siemens admite en un comunicado que «el negocio eólico representa el mayor reto». No obstante, sostiene que el actual es un bache, más bien sima, remontable. «Siemens Gamesa sufrió un revés grave e inesperado. Los costes asociados a problemas de calidad en el negocio onshore, unidos al aumento de los costes y los retos en la ampliación de capacidad en el negocio offshore, han afectado seriamente a los resultados del ejercicio 2023 y seguirán impactando a la rentabilidad del grupo a corto y medio plazo», reconoció el Grupo, que afirma que Siemens Gamesa «espera alcanzar el punto de equilibrio en el ejercicio 2026».
Christian Bruch, presidente y consejero delegado de Siemens Energy, sostuvo que «en un año de retos sin precedentes, Siemens Energy ha demostrado que puede dar la vuelta a la situación, ya que todos los negocios, a excepción del eólico, han cumplido o superado sus objetivos para el año».
Asimismo, dijo que «también estamos viendo progresos en la resolución de los problemas de Siemens Gamesa, ya que los datos de las turbinas terrestres instaladas confirman las conclusiones que ya anunciamos». Por eso, ahora «mantener un balance sólido sigue siendo una prioridad absoluta», apuntó el CEO, que cree que «el papel vital de Siemens Energy en la transición energética continuará impulsando nuestro crecimiento y éxito en los próximos años».
Sobre la situación de Siemens Gamesa, su matriz defendió que «ya se han delimitado los problemas de calidad y continúan las medidas para cambiar el rumbo del negocio». El contexto es «complicado», pero la filial eólica «continúa haciendo progresos», afirmó el Grupo, que explicó que el análisis técnico de los problemas de calidad de las plataformas onshore 4.X y 5.X «está casi terminado» y los resultados obtenidos hasta ahora «confirman lo que se comunicó en agosto de 2023».
«No se han hecho provisiones adicionales por este asunto desde el anuncio del tercer trimestre», remarcó, para añadir que «se han definido medidas correctivas y se están desarrollando acciones de mitigación». Además, Siemens Gamesa «ha suspendido las actividades comerciales de la plataforma 5.X y está definiendo los detalles sobre cómo y cuándo reanudarlas con un diseño que incorpore las medidas correctivas necesarias».
La presentación de resultados y las pertinentes explicaciones llegan justo horas después de que el Gobierno alemán haya confirmado su respaldo firme a la corporación, con una garantía por 15.000 millones a cargo del propio Ejecutivo germano y de diversos «bancos privados y otras partes interesadas». Un rescate encaminado a revertir la coyuntura de su filial eólica.
La luz verde alemana también ha precipitado los acontecimientos en España. Tal y como adelantaron el martes El Diario y El Correo, lo que era una posibilidad encima de la mesa, la solicitud de ayudas por 3.000 millones, ya está cogiendo forma para que sea una realidad.
En concreto, el Ministerio de Industria, el que toma las riendas de las negociaciones con Siemens Gamesa junto al de Asuntos Económicos, anunció en la noche del martes que el futuro de la compañía es una «prioridad». Tal y como informó este periódico, Industria lleva semanas analizando la situación, que ahora se articulará a través de una «posible» línea de avales bancarios para nuevos contratos en el exterior que tendrán cobertura estatal a través del Cesce, la compañía de seguros por cuenta propia y del Estado. De hecho, ya está en conversaciones con la banca para poder cerrar dichas operaciones.
Siemens Energy se ha comprometido a mantener la actividad industrial en España a cambio de dicho respaldo. En la planta cántabra, que ya está diversificando su actividad hacia otros sectores distintos de la eólica terrestre, trabajan a día de hoy 224 personas. El problema radica en que hace apenas año y medio había más de 300 empleados y los pedidos no dejaban de entrar por la puerta. Los problemas con el aerogenerador 5.X, aunque no es directamente la actividad del complejo cántabro, frenaron toda la carga de producción por las potenciales reclamaciones, lo que derivó en una caída del volumen de trabajo.
La plantilla ya se ha concentrado, en línea con el resto de centros de trabajo españoles, para reclamar un futuro para una factoría plenamente viable y de las más rentables de la división eólica nacional.
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