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El primer trimestre de año no será el de cambio de rumbo para Sniace, que ya va retrasada respecto a la hoja de ruta que detalló su entonces presidente, Blas Mezquita, en la Junta de Accionistas de abril de 2018, en la que esperaba ... estar en positivo en la segunda mitad del pasado año. Ni Mezquita está ya al frente de la organización, sustituido el 30 de enero por Gema Díaz Real, ni la compañía consigue aún encararmarse a la senda de los beneficios. Peor aún, la corporación con complejo en Torrelavega cerró el periodo comprendido entre enero y marzo con unas pérdidas de 3,71 millones, un 39% más que hace 12 meses, cuando obtuvo un resultado negativo de 2,66 millones.
En un hecho relevante remitido ayer por la tarde a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Sniace trató de explicar los motivos de su desplome. En primer lugar, la parada de mantenimiento de la fábrica de celulosa entre el 4 y el 25 de marzo, razón que aduce la organización como argumento al descenso de la cifra de negocio en este segmento, que pasa de 6,46 millones a 3,95, una caída de un 39%, la misma que su resultado trimestral definitivo.
Pero hay más problemas. Uno que de momento no tiene solución y que trae de cabeza en el seno de la factoría. Tal y como la sociedad informa al mercado, «la fábrica de fibra viscosa todavía no se encuentra en condiciones de funcionamiento regular y participación plena en el proceso productivo, ya que está operando por debajo del 75% de su capacidad teórica prevista y no ha alcanzado el porcentaje de índice de calidad mínimo previsto». Según Sniace, ésta es la causa principal de las pérdidas generadas durante este trimestre inicial de 2019.
Como primeros titulares, la organización mantuvo invariable su cifra de negocio (16,8 millones) a pesar del mantenimiento en Celltech. No corrió la misma suerte el resultado bruto de explotación (Ebitda), que sufrió un gran deterioro al bajar un 105% y quedar situado en -1,03 millones. Respecto al equilibro financiero, retornan las dificultades al elevar su fondo de maniobra un 36% hasta una cifra negativa de 20,2 millones después de haberlo controlado tras la anterior ampliación de capital.
En el análisis por áreas de negocio, precisa que durante el primer trimestre la demanda global de celulosa disolvente se ha visto afectada por dos factores: la entrada paulatina de nuevas instalaciones de fibra viscosa en Asia, lo que deriva en una demanda adicional; y paradas parciales en factorías chinas de fibra viscosa por exceso de producción. «La sociedad ha respondido bien ante este escenario vendiendo la totalidad de la producción disponible», apunta Sniace, aunque advierte de un precio a la baja que podría continuar en los próximos meses a la espera del efecto amortiguador por la apreciación del dólar frente al euro.
En cuanto a la fibra, «el Grupo ha seguido con el objetivo de mejora continua de la calidad de la fibra producida [...] para alcanzar la calidad que exige el mercado. Esta situación impide operar todavía de forma regular en la producción». La división facturó un 13% más al crecer de 3,76 millones a 4,25.
Sobre la fibra ignífuga, aunque el mercado principal se localiza en Estados Unidos para tejidos que conforman una barrera antifuego en colchones, la cotizada avanza que durante el periodo analizado «se han realizado pruebas industriales para uso también en tapicerías, revestimientos murales y suelos con el objeto de incrementar el mercado de potenciales clientes y, por tanto, el volumen de ventas». Con todo, admite que estos mercados tendrán mucho menos peso en el resultado de la organización que el de los colchones estadounidenses, que representa hoy en día «más del 90% del consumo total de este tipo de fibra».
Sniace también analiza la situación de uno de sus proyectos estrella, el de la fibra de micro corte. A este respecto, «se encuentra finalizada la ingeniería de detalle y se están cerrando los acuerdos de suministro de equipos principales de producción».
Con una plantilla de 425 personas, 416 de ellas en Torrelavega, también aborda su segmento energético. En este caso, igualmente achaca a la parada técnica una reducción de la producción eléctrica al haber estado operativa sólo una de las dos turbinas de gas. Aún con todo, la facturación sube un 46% al pasar de 5,8 millones a 8,48.
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