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En un proyecto de tal envergadura cuadrar los plazos no es sencillo, pero las primeras proyecciones temporales lanzadas en diciembre en torno al fin de la historia de Sniace en Torrelavega y el inicio de una nueva aventura a lomos del hidrógeno verde impulsada por ... RIC Energy y la cántabra Copsesa empiezan a acumular retrasos. Como resumen de situación, se asume de forma generalizada que los trabajos de desmantelamiento del complejo actual se prolongarán al menos hasta final de año. No sólo en el área de la depuradora, algo ya recogido e informado al juez por los administradores concursales, sino todavía en otras partes generales del recinto.
Dicho de otra forma, los chatarreros continuarán trabajando sobre el terreno, cuando inicialmente los propios concursales trasladaron que su actividad finalizaría entre mayo y junio. La firma catalana Metalgara y la leonesa Veaco se hicieron con los diferentes lotes para quedarse con los metales y chatarra del complejo. Unas adquisiciones, ya explicadas por El Diario, con un precio de compra que les permitirá multiplicar el beneficio que obtengan por la mercancía que sale de forma continua del recinto.
6,7 millones
ofrecieron en julio de 2023 Copsesa y RIC Energy por las principales fincas.
200 muestreos
se llevaron a cabo para dirimir la contaminación del terreno.
No son las únicas cuestiones aún por aclarar para que el proyecto bautizado como Besaya H2 consistente en una fábrica de hidrógeno verde empiece a caminar con paso firme. Como debe principal todavía emerge el cierre de las autorizaciones ambientales que utilizaba Sniace para su actividad, un paso administrativo que concierne a la propia empresa en estrecha relación con el Gobierno de Cantabria.
Pero para ello asimismo resta por concretar el resultado de los cerca de 200 muestreos, entre catas, sondeos o los denominados 'piezométricos' –un test que mide si el agua subterránea presenta niveles anormales por potencial contaminación– llevados a cabo sobre el terreno, así como las medidas que proponga la Dirección General de Medio Ambiente para proceder a la rehabilitación ambiental del espacio. Esa hoja de ruta es la fundamental para que se puedan cerrar las autorizaciones vigentes.
Porque hasta que estos documentos no queden oficialmente extinguidos Besaya H2 no podrá empezar a tramitar sus propios permisos. Tanto Copsesa como RIC Energy trasladaron a El Diario en julio, un año después de la subasta de las diferentes parcelas, que «actualmente el proyecto está en fase de ingeniería y estudios preliminares, con la elaboración de los primeros planos de implantación. Los promotores están a la espera de que finalicen los trabajos de retirada de los residuos en los terrenos y del cierre de los trámites administrativos por parte de los anteriores propietarios». Hasta que no se solventen estas cuestiones no se podrá actuar en mayor profundidad y con velocidad. Ambas compañías subrayaron entonces que «continúan los trabajos para el desarrollo de este proyecto, avanzando a un ritmo adecuado conforme a los tiempos habituales para este tipo de plantas que requieren un trabajo multidisciplinar y altamente especializado».
En el centro del debate, algunos edificios pendientes de derruir, como la antigua caldera, y el amianto periférico. Quién lleve a cabo los trabajos también influirá en el desarrollo del plan en los próximos meses. En paralelo, otro aspecto por atar en absoluto baladí: la escrituración de los terrenos por parte de los nuevos dueños, algo previsto para las próximas semanas.
res concursales de Sniace, José Luis Ramos Fortea y Pedro Vilella, remitirán al Juzgado de lo Mercantil nº 2 de Madrid un nuevo informe de seguimiento trimestral del proceso de liquidación de la compañía con complejo industrial en Torrelavega. Será el decimoctavo documento de esta naturaleza, equivalente a 54 meses de procedimiento. Cuatro años y medio para poner fin al penar societario de la organización y, sobre todo, tratar de resarcir en la medida de lo posible a las decenas de afectados por la quiebra de la compañía, que en junio mantenía una deuda de 155 millones a pesar de haber enajenado buena parte de sus activos. Lo que queda claro, aparte de que el cierre de Sniace dejará el mayor quebranto a los acreedores en la historia de Cantabria, es que el fin no está próximo y se demorará al menos hasta 2025.
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