Talleres Corcho: empresa pionera, central de ingenios

La denominación de la empresa ha ido cambiando a lo largo del tiempo: Talleres de Corcho e Hijos; Corcho Hijos, S.R.C.; Corcho Hijos, S.A.; Corcho, S.A. y, finalmente, Corcho, S.L. Luego ha desaparecido como entidad jurídica y ha acabada integrada en Bosch. Mantenemos en esta página la denominación general y popular de 'Talleres Corcho'.

El origen del nombre 'Corcho' es italiano, ni más ni menos que una castellanización del apellido 'Corcio' del Giuseppe Corcio Binzana, que aparece en los inicios de su historia emigrado a Santander y casado con María Estrada de la Vega a principios del siglo XIX. A su hijo Domingo Corcho Estrada, nacido en 1829, se le considera el fundador del taller de metalistería, plomería y calderería de cobre. Su hijo Leonardo Corcho Zárraga (1850-1921), ingeniero industrial y amigo del segundo marqués de Comillas, protagonizó la expansión productiva de la empresa y fomentó su especialización en algunos ámbitos imprescindibles para la época, como la metalistería, la fumistería, las instalaciones balnearias (se cuentan más de un centenar), el saneamiento, la hidráulica y las instalaciones eléctricas y las incipientes industrias naval, ferroviaria, militar, agrícola y química, con la fabricación a partir de los años ochenta del siglo XIX de cocinas económicas (dispuso pronto de más de una veintena de modelos) y las más variadas piezas y materiales para ferrocarriles, minas, puentes de acero, grúas, calderas, turbinas, aparatos hidroterápicos, bombas de bronce y hierro, timbres eléctricos y neumáticos, pararrayos, cañerías y toda clase de trabajos concernientes a maquinaria, fundición, calderería y tonelería.

A finales del siglo XIX se dedicaba también a la construcción y botadura de embarcaciones, así como a la reparación de grandes buques transatlánticos y la participación en la fracasada guerra de Cuba. Corcho intervino en el equipamiento del palacio de la Magdalena, lo que reforzó las relaciones con la Familia Real. Hay que tener en cuenta el beneficio que para la empresa tuvo la imparcialidad española en la Primera Guerra Mundial, que no impidió que construyera en Santander un submarino para Alemania. Importantes ingenieros trabajarían para Corcho, como Miguel López-Dóriga, Francisco Mirapeix (especialista en turbinas y emparentado con los Cubría), Evaristo Lavín del Noval, M. Miller, Félix Aniel Quiroga y Valeriano González Puertas.

Corcho, que tenía sedes en la rampa de Sotileza, La Reyerta y San Martín, fue ampliando su negocio con la adquisición, por ejemplo, de los Talleres de San Martín de los López-Dóriga, con lo que pudieron ampliar la construcción naval y la fabricación de turbinas hidráulicas, reguladores para centrales eléctricas, vagones y contenedores. Más tarde trabajaría para el monopolio Campsa, creado en 1927, y como arrendatario del dique de Gamazo. En 1930 se publicaba este anuncio: «Fundiciones. Construcciones Metálicas. Bombas. Grúas. Columnas. Esmaltería. Cocinas. Saneamientos. Calefacciones. Turbinas hidráulicas. Fábricas de bañeras esmaltadas. Maquinaria. Calderería. Fundición de Hierro».

Importante personaje en la historia de la empresa sería Jesús Corcho Horga, exiliado con la Familia Real; un busto suyo de Alfonso XIII se conserva aún en la Magdalena y nos consta que tuvo relación con el escritor Pedro Muñoz Seca y, años más tarde, con el propio Franco en el ámbito de las negociaciones sucesorias de la Jefatura del Estado. Durante la Guerra Civil Corcho acabaría elaborando material militar para ambos bandos. Tras el incendio de Santander de 1941 se derribaron los talleres de Sotileza, ampliándose sin embargo los de San Martín y La Reyerta. La Compañía Transatlántica, incautada por el Estado, pasó a controlar estratégicamente Corcho Hijos S.A, que en 1962 fue escindida en dos: los talleres de la Reyerta mantuvieron la marca Corcho S.A., y los de San Martín pasaron a ser Basse-Sambre Corcho, S.A. (Corbasa).

Abundando en tantos intereses (como fundiciones de bronce y hierro, esmaltería y fabricación de bañeras, cocinas, turbinas, bazas turcas, placas de ducha o hélices), Corcho terminó especializándose en la fabricación de electrodomésticos a partir de 1962. Quién puede decir que no ha conocido, por ejemplo, un horno, un frigorífico o una cocina de carbón y leña de la marca Corcho. Desde finales de los sesenta se centró en las instalaciones de cocina industrial y cerró la fundición. Comenzó a fabricar cocinas eléctricas, de gas y mixtas, lavadoras, calentadores de agua y frigoríficos. En 1973 fue pionera en la fabricación de encimeras y vitrocerámicas en España. En el proceso de ampliación (con más de cuarenta delegaciones en el país) Corcho fue adquirido por el grupo navarro Orbaiceta, que más tarde fue a su vez adscrito al Gobierno de Navarra en plena reconversión industrial.

En 1989 BS Electrodomésticos, del grupo Bosch-Siemens Home Appliances (BSH), adquirió el grupo foral navarro SAFEL, en el que estaba integrado Corcho, S.A., y lo ha especializado en el mercado de las cocinas de gas.