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El impacto de la huelga de Acerinox en su planta de Los Barrios (Algeciras) está condicionando notablemente la actividad de la fábrica de Teka en Santander en esta primera mitad de 2024. Con la producción de su principal proveedor de acero inoxidable detenida desde ... hace casi 70 días, los efectos en el centro de trabajo cántabro son ya evidentes, de modo que casi todos los departamentos han tenido que recurrir al Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que compañía y sindicatos pactaron el año pasado y que se extiende hasta junio.
Sin embargo, a la vista de que el conflicto laboral en Cádiz todavía no tiene visos de solución, la propia Dirección de Teka instó días atrás al comité de Santander a ampliar el ERTE vigente, tanto en duración como en afectación. Todo ello con la vista puesta en poder sortear las dificultades actuales hasta que Acerinox pueda volver a abastecer a la factoría, bien desde Los Barrios bien desde otra de las delegaciones del Grupo.
Mientras llega una solución, el expediente temporal en la planta cántabra se amplía hasta final de año. Asimismo, se doblan las jornadas máximas bajo regulación, que pasan de las 32 acordadas inicialmente a las 64 actualizadas.
Como explicó El Diario a comienzos de marzo para informar de la situación, los trabajadores de Teka trasladaron a la compañía la posibilidad de buscar otro proveedor, pero la empresa respondió que dicho proceso podría demorarse entre tres o cuatro meses. Además, quedaba el temor, todavía vigente, acerca de la capacidad de Acerinox de recuperar el tiempo perdido con sus clientes cuando vuelva a producir.
Porque las cifras para el gigante del acero inoxidable ya son notables tras casi 70 días de huelga en Cádiz. Desde el pasado 5 de febrero no ha salido ni un kilo de materia prima desde la factoría de Algeciras, lo que se traduce en una producción sin servir por encima de las 79.000 toneladas, según los cálculos de la organización, difundidos recientemente por El Economista.
Esta cifra supone el 3,5% de la producción anual del Grupo e implica una factura próxima a los 12 millones de euros.
A partir de ahí, las ramificaciones mientras se busca un acuerdo laboral, centrado en la demanda empresarial de mayor flexibilidad del personal para adaptarse a los vaivenes de la demanda. Tal es el caso del impacto en Teka Cantabria. La compañía con sede en Cajo, con una plantilla compuesta por cerca de 220 trabajadores, no había tenido que recurrir hasta hace un par de meses prácticamente al ERTE. Sin embargo, la problemática a 1.000 kilómetros de distancia le ha golpeado de lleno.
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