Secciones
Servicios
Destacamos
De acuerdo con el polifacético Benjamin Franklin, en este mundo sólo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos. Siempre he pensado ... que esta afirmación es un tanto engañosa, porque la segunda parte de la misma sólo es parcialmente cierta, al menos en determinados países y para determinados grupos de personas y empresas.
Sin embargo, el traer a colación esta cita de Franklin no es para comentar acerca de los impuestos sino para señalar que, aunque parezca una paradoja, hay cuando menos otra cosa cierta en esta vida: la incertidumbre. La incertidumbre es, en efecto, un fenómeno omnipresente, con el que los seres humanos tenemos que aprender (a la fuerza ahorcan) a convivir. Habitualmente, el nivel de incertidumbre es, digámoslo así, manejable, pero de vez en cuando se dispara y alcanza cotas tan elevadas que se hace difícil vivir con el mismo. Aunque no quiero cargar las tintas, tengo para mí que ahora estamos en una situación en la que la incertidumbre (sobre todo de naturaleza política y económica) ha alcanzado niveles tan altos que, antes que después, nos pasará factura.
A nivel internacional nos encontramos con fenómenos tan extraordinarios (por lo que suponen de anormalidad y, por lo tanto, de aumento de la incertidumbre) como la presidencia de Trump, el futuro de la Unión Europea y el Reino Unido tras la consumación del 'Brexit', los movimientos migratorios, el terrorismo o el auge de nacionalismos y populismos. Aunque no sean equiparables entre ellos, todos estos fenómenos tienen un elemento en común: nadie sabe cómo pueden terminar, pero todo el mundo –entendámonos, todo el mundo más o menos sensato– teme cómo pueden hacerlo. Aun así, parece que, colectivamente, somos incapaces de reaccionar y tomar medidas que reduzcan la incertidumbre a niveles aceptables.
Nadie sabe en efecto, en qué puede terminar la presidencia de Trump, ni desde el punto de vista político ni desde la vertiente económica. Políticamente, se podría acabar incluso en una confrontación militar de consecuencias imprevisibles pero nefastas. Sin llegar a estos extremos, que obviamente arruinarían la economía mundial, la temida guerra comercial de Estados Unidos contra China, la Unión Europea, Turquía, etc... podría generar una desaceleración económica de proporciones tan grandes o mayores que las de la última recesión (de la que, por cierto, todavía no hemos salido del todo). Además, la desconfianza interna y externa que genera toda la política de Trump (sustentada en su mayoría en mentiras flagrantes) tendrá consecuencias no sólo profundas sino duraderas en el tiempo. Recuérdese al respecto que una buena reputación cuesta mucho conseguirla, pero que se pierde con mucha facilidad. ¿Quién cree hoy en las palabras de Trump y, por extensión, en su política?
Sobre la incertidumbre que está generando el 'Brexit', tanto en la esfera política como en la económica, hablaba la semana pasada por lo que no me parece procedente insistir. Si acaso, merece la pena recordar que la mera falta de acuerdo que, al menos de momento, existe sobre cómo será el futuro de las relaciones UE-Reino Unido está dañando ya a las dos partes.
Por otro lado, la actitud torpemente demagógica con la que en algunos países (Estados Unidos de nuevo, pero también unos cuantos europeos) se está enfrentando al fenómeno migratorio, puede llegar a tener consecuencias impredecibles, aun cuando en su mayor parte tal actitud esté basada (como la presidencia de Trump, el triunfo del 'Brexit', o el auge de los nacionalismos y populismos) en mentiras flagrantes. ¿O no lo es hablar de una avalancha de refugiados en 2018 cuando las cifras son sensiblemente menores que las registradas dos o tres años antes)? Pero, incluso si tal avalancha fuera cierta, ¿por qué mostramos tan poca empatía ante un fenómeno como éste que si no se soluciona tendrá consecuencias políticas insospechadas, entre ellas el aumento del terrorismo internacional?
¿Por qué, para concluir, se ha permitido florecer a los nacionalismos y populismos (tanto de derechas como de izquierdas, pero sobre todo de derechas) cuando ninguno de ellos es capaz de ofrecer verdaderas soluciones a los problemas socio-económicos de nuestros días? ¿Es que somos incapaces de distinguir el grano de la paja? ¿Es que somos incapaces de desenmascarar las mentiras en las que se sustentan estos fenómenos?
No tengo respuestas para tantas preguntas, pero estoy convencido de que o las encontramos consensuada y serenamente entre todos, o la incertidumbre seguirá creciendo y el tortazo que podremos darnos será de proporciones mastodónticas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.