Toca estar atentos

Son varios los indicadores adelantados que nos sirven a los economistas, como médicos con el termómetro, para vislumbrar qué pasará en la economía de Cantabria. Dicha anticipación revela inflexiones en el ciclo económico en estas próximas fechas que vienen marcadas por posibles intervalos de error por las incertidumbres en torno al escenario político y presupuestario, si bien no existen señales evidentes de que vayamos a entrar en recesión a corto plazo.

Y es que, a pesar de que la economía cántabra creció en el primer trimestre un 0,7%, existen algunos elementos que hacen que hayamos de estar atentos a lo que pueda venir. Por ejemplo, las horas semanales promedio trabajadas están relacionadas con la productividad y se detectan ya cambios a corto plazo, según el ciclo económico, siendo estas una variable procíclica y, al caer, nos indican que la fase expansiva se acaba.

Además, ha vuelto a aumentar tras el verano el promedio de solicitudes iniciales de desempleo y se percibe retroceso en la contratación, así como en el número de nuevos pedidos de fabricantes de bienes de consumo y materiales, así como en la velocidad de entrega de mercancías. Caso aparte es el del número de nuevos permisos de construcción o la venta de inmuebles de segunda mano, donde no se perciben señales de atonía. Asimismo, los índices de confianza empresarial y de los consumidores no son tan robustos como en el pasado y algo similar sucede con las exportaciones.

Turismo, salud y atención social, mar y montaña, educación e industria son apuestas en las que más esfuerzos darán buenos frutos. Las señales de que algo pasa siguen ahí, por lo que el mejor remedio sería impulsar más inversión de manera preventiva.