«Los trabajadores han sido responsables con la crisis; ahora les toca a los empresarios»

Nacido en Guarnizo hace 57 años de edad, casado y con tres hijos, Luis Alberto Díez Sañudo ha estado vinculado casi toda su carrera profesional a la antigua Standard Eléctrica, posteriormente denominada B3 Cable, de la que fue miembro del comité de empresa durante 12 años, cargo que ya compaginaba con el de responsable de la Comarca Central de Cantabria de la antigua federación de Metal, Construcción y Afines (MCA) de UGT.

En enero de 2014 fue elegido secretario general de MCA-UGT en Cantabria con un respaldo del 73% de votos del pleno congresual de su federación y casi tres años más tarde, en diciembre de 2016, pasó a liderar la actual Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA), cuando el sindicato decidió fusionar la mencionada MCA y la Federación de Industria y Trabajadores Agrarios (Fitag). Con un apoyo del 83% de votos, Luis Díez se convirtió en el primer secretario general de esta nueva federación de UGT, que le ha reelegido en el cargo este pasado 2 de octubre con un 94% de votos favorables.

– Los sectores que forman parte de su federación son esenciales para la economía de Cantabria. ¿Le preocupa especialmente la industria ya que la actividad se ha visto recortada así como los puestos de trabajo y la calidad de los mismos?

–La industria, en líneas generales, se está viendo afectada por el covid. aunque se está produciendo un pequeño repunte, pero siempre condicionado el empleo a los pedidos que van llegando. Sin embargo, tenemos sectores como el del automóvil que se están viendo afectados por las dudas sobre su futuro que hacen temer por el mantenimiento del empleo ante perspectivas poco halagüeñas. Además, tampoco se debe olvidar las empresas que son subcontratadas por este sector que ya se están viendo afectadas así como otras muchas del ámbito industrial. La etapa actual se está sobrellevando gracias a los ERTE, aunque en algunos caso ya se han producido reajustes de plantillas. En cuanto a la pérdida de calidad en el empleo en la industria cántabra es evidente. La contratación temporal está llegando a límites que antes solo se veían en el comercio o la hostelería. Hay que recordar que los puestos de trabajo industriales siempre fueron de más calidad, más fijos y con mejores salarios.

–¿ Cree que la construcción ha entrado en una cierta recuperación una vez superados los años de crisis y el 'boom' del ladrillo?

–Puede ser un sector fundamental para activar la economía. Antes de la crisis económica fue el motor, pero sin llegar a ese extremo creo que puede ser el camino para generar empleo rápido y, a su vez, ayudar a que se produzca en otros sectores. El parque de edificios públicos y privados necesita medidas para adaptarse al ahorro energético, a los nuevos materiales y requisitos. La inversión pública es fundamental para recuperar la actividad en la construcción. En este sentido, son importantes los fondos que van a venir de Europa y que se van a dirigir a proyectos en los que el ahorro energético es fundamental. Es una oportunidad que Cantabria no puede perder y debe apostar en proyectos en esta línea.

–¿Y qué camino debe seguir el sector primario, la ganadería, para poder subsistir?

–Hay que mantener y conservar las zonas rurales facilitando todos los medios con los que cuentan las ciudades, especialmente los tecnológicos, pero lo fundamental es incentivar a la gente joven para que se mantenga en el ámbito rural ya que hay muchos ganaderos que se jubilan y es difícil que los jóvenes puedan acceder a estas explotaciones. La idea es que puedan vivir del campo, apostando por la ganadería o los cultivos ecológicos, por ejemplo. También se pueden crear empleos con la actividad en los busques y las de protección medioambiental. Una buena actuación puede crear empleo en el campo cántabro y, a la vez, contribuir a que no se destruya el ecosistema. También el ámbito rural puede favorecer el turismo. Durante la pandemia el sector agrario ha sido fundamental y hay que reconocerle su valía. En Cantabria no hay personal de fuera que venga a trabajar y lo mejor es crear unas buenas condiciones para que los jóvenes puedan ver en el campo su futuro y apuesten por ello.

– Desde su punto de vista... ¿Cuáles son las principales líneas de actuación para cambiar el modelo productivo de Cantabria?

–Desde hace años UGT ha venido insistiendo en la necesidad de un autentico plan industrial de futuro en el que no influyan los cambios políticos y que se implante realmente. Es necesaria una modernización que se centre en el I+D+i y que no pierda de vista la transición energética. En esta situación, insisto, hay una oportunidad muy grande para proyectos que se puedan beneficiar de los fondos europeos.La actuación se debe centrar en contar con empresas esenciales y estratégicas. Durante la pandemia hemos visto que en España no teníamos y hemos tenido que esperar a recibir productos porque otros países contaban con infraestructura. Ahora podemos cambiar esta situación y apostar por empresas esenciales. Además, deberíamos intentar que las empresas que se localicen en Cantabria no dependen de multinacionales que toman decisiones en función de sus intereses y a favor de sus países de origen.

– No cabe duda que el momento es crítico... ¿cree que empresarios y trabajadores están a la altura?

–Me gustaría hacer un llamamiento a la responsabilidad de los empresarios porque hoy en día es importante. Los trabajadores han sido responsables ya que han aceptado ajustes de plantilla, ERTE durante los meses de pandemia. Los empresarios tienen que hacer ahora el ejercicio de responsabilidad de mantener las plantillas y, además, no utilizar la negociación colectiva para empeorar más las condiciones laborales de la clase trabajadora.

-¿El covid ha cambiado y cambiará la manera de hacer sindicalismo?

-No cabe duda de que está cambiando la manera de trabajar en la industria y en los demás sectores y los sindicalistas nos tenemos que adaptar a la realidad que nos ha tocado vivir. Por ejemplo, todo lo relacionado con el teletrabajo se ha convertido en fundamental y habrá que tratar que se regule en la negociación colectiva. De otro lado, la situación actual nos ha llevado a utilizar más las redes sociales y todos los recursos que la digitalización nos facilita. Esto ha permitido que los jóvenes participen más y nos lleva a un sindicalismo muy diferente al que siempre ha existido. Sin embargo, no podemos renunciar a estar en los centros de trabajo y en la calle para conocer los problemas de las diferentes empresas y para estar conectados con la sociedad.