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María Ángeles Samperio Martín
Lunes, 8 de agosto 2016, 08:21
Los últimos datos de paro registrado y EPA han dado un cierto respiro al mercado laboral cántabro, aunque sigue mostrando un elevado índice de precariedad. Esta situación parece mucho más evidente cuando valoramos las condiciones de los trabajadores más jóvenes, los que a duras penas ... comienzan su andadura laboral. Según el informe elaborado por la Organización Juvenil (Ojuca) de UGT en Cantabria con motivo del 12 de Agosto, Día Internacional de la Juventud, más de la mitad de los jóvenes está en riesgo de pobreza y de exclusión social. Además, el salario neto anual de los jóvenes de menos de 30 años en edad de trabajar (a partir de los 16 años) disminuyó en Cantabria un 18,6% y en 1.136 euros entre los años 2008 y 2014 (de 12.261 a 11.125 euros), lo que incrementa su brecha salarial de un 23,5 a un 33% de menos retribución en comparación a las demás edades.
La situación del empleo y los salarios precarios no es la única cuestión que preocupa a UGT, sino cómo pueden afrontar los jóvenes su futuro si los indicadores no mejoran. La última tasa Arope (en sus siglas inglesas At Risk of Poverty and/or Exclusion) correspondiente al año 2014, confirma que en Cantabria más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 29 años, un 50,8%, están en riesgo de pobreza y exclusión social, el porcentaje más alto de España (la media nacional es de un 36,4%) y visiblemente superior al 15,7% registrado entre los cántabros comprendidos entre los 30 y 34 años y al 20,4 de la media regional.
Este elevado porcentaje de jóvenes cántabros incluidos en la tasa Arope «no excluye a los que tienen un empleo porque un 39,3% de los ocupados menores de 30 años también están en riesgo de pobreza y exclusión social», precisó el responsable de la Organización Juvenil de UGT en Cantabria.
De todos modos, como puntualizó Magaldi, «en la situación actual del mercado laboral, donde imperan los empleos muy temporales, precarios y muy mal remunerados, el que un joven tenga un empleo y un salario en Cantabria no es sinónimo de que pueda afrontar el futuro con ciertas expectativas y así lo confirman tanto las estadísticas de emancipación como la nueva tasa Arope».
Eduardo Magaldi recordó que «Cantabria tiene una de las tasas de emancipación juvenil del hogar familiar más bajas de España y no es por casualidad ni por capricho sino porque el empleo es tan escaso y los salarios tan bajos que un joven tendría que destinar un 63,4% de su salario medio actual para adquirir una vivienda en propiedad y un 55,3% para acceder a una de alquiler, pese a que el precio medio de la vivienda ha disminuido más de un 27% desde 2008 en la región».
Al término del primer semestre de 2015, sólo un 19% de los menores de 30 años tenían un hogar propio en Cantabria, tasa de emancipación juvenil que se incrementó en dos puntos en comparación al mismo período de 2008, aunque no porque haya más jóvenes emancipados sino porque la población en esta edad sobre la que se calcula esta tasa ha disminuido desde entonces casi un 25% (de 97.419 a 73.156).
De hecho, el informe de UGT aclaró al respecto que, pese al mencionado incremento de la tasa regional de emancipación juvenil de los menores de 30 años (de 17,7 a 19,1%), el número de jóvenes con su propia vivienda en Cantabria, ya sea en propiedad o en alquiler, se redujoun 14,3% en los últimos siete años en los menores de 30 años (-2.449) y en un porcentaje similar, un 15,6%, en los de entre 30 y 34 años (-5.143).
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