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El 95,1 por ciento de los contratos que se firmaron entre los meses de junio y agosto en Cantabria fueron temporales, la segunda mayor tasa de eventualidad que se registra en la región desde el año 2002, cuando empezaron a publicarse estadísticas por comunidades. Casi la mitad de esos contratos -aunque menos que el verano anterior- no superaron el mes de duración. Todo ello mientras creció la contratación a jornada parcial y la contratación indefinida cayo un 22,35%. Así lo recoge un informe difundido este sábado por el sindicato UGT, que indica que de los 75.012 contratos que se firmaron en esos meses en la región eran temporales 71.346.
Según este informe, basado en las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), esta elevada tasa de eventualidad se produce a pesar del descenso de los contratos temporales respecto al año anterior (- 1,1 %). Y es que la contratación indefinida disminuyó siete veces más (-22,35 %).
Cantabria fue la tercera comunidad autónoma con una mayor tasa de temporalidad de junio a agosto, después de Extremadura (97,2 %) y Andalucía (95,6 %) y casi cuatro puntos por encima de la media española (91,5 %).
La región ha superado además por primera vez, desde que existen estadísticas oficiales, el 94 % de contratos temporales en los ocho primeros del año, advierte el secretario de Empleo de UGT en Cantabria, Julio Ibáñez, quien considera que «no es de extrañar» después de un verano con menos contratos y además mucho más eventuales y precarios que en 2018 «en casi todos los conceptos analizados».
Así, destaca que la región ha pasado de tres años consecutivos de incremento de los contratos de trabajo en el trimestre veraniego a una disminución de 1.881 en comparación al de 2018. Por todo ello, vaticina que «con estas cifras y con toda la precariedad laboral que conllevan este año parece que va a ser especialmente malo en una tendencia negativa que parece no tener fin».
UGT resalta en su informe que el descenso cuantitativo de la contratación veraniega supone no sólo una reducción significativa de los contratos indefinidos, sino también «una notable disminución de los temporales de mayor duración». Aunque se registraron 826 contratos temporales menos que en el verano de 2018, los de menos de siete días de duración, (la franja mínima de las estadísticas del SEPE), incluso aumentan ligeramente (de 27.285 a 27.295).
Y representan un 36,4 % de toda la contratación en ese periodo, casi 10 puntos más que la media nacional. Al igual que en el verano anterior, casi la mitad de los contratos (48 %) no superaron el mes de duración.
Además, bajaron más de un 12% los de una duración mínima de cinco meses y más de un 5 % los de duración indeterminada.
«Sólo crecen y de manera ininterrumpida los contratos temporales de menor duración, y esta situación no se produce exclusivamente en verano, aunque sí es cuando se manifiesta con mayor intensidad, influyendo en los datos anuales de contratación», señala Ibáñez.
A eso se une, añade, el incremento de los contratos a jornada parcial mientras caen los de jornada completa y los fijos discontinuos.
El informe recoge asimismo que más del 47 por ciento de los contratos firmados por mujeres este verano en Cantabria fueron a jornada parcial, y que se alcanzó el mayor índice de rotación contractual hasta la fecha, con una media de 3,32 contratos por persona.
«Para trabajar un período de tiempo similar, cada año es necesario firmar un mayor número de contratos, es decir, el empleo es cada vez más inestable y precario», dice Ibáñez. Y advierte de que la escasa duración de los contratos y la alta rotación se traducen «en elevados índices de siniestralidad inaceptables hoy en día y en un escaso interés por la formación del personal en las empresas».
«Estamos asistiendo a un proceso de continua devaluación de las condiciones laborales, sin causa que lo justifique y acentuado en el período estival», lamenta, y añade que «la mala calidad del empleo tiene un efecto directo y negativo sobre la cantidad, como lo demuestra la disminución experimentada en el número de contratos firmados en una tendencia que parece consolidarse».
UGT atribuye el aumento de la contratación temporal a la notable dependencia del empleo de la región a determinadas épocas o estaciones del año, como el verano por el turismo, y a actividades profesionales o sectores de actividad económica muy concretos y tradicionalmente eventuales, sobre todo la hostelería y el comercio, que acapararon el 44 % de todos los contratos este pasado verano.
El secretario de Empleo UGT considera que muchos de los contratos registrados en estas ocupaciones «en ningún caso deberían ser eventuales, atendiendo a su causalidad, sino fijos o cuando menos fijos discontinuo».
De hecho, pese al menor número de contratos registrados este verano en comparación al de 2018, este año se registraron 446 más de camareros, 424 más de cocineros o ayudantes de cocina y 280 más de vendedores en tiendas y almacenes. Un verano más sólo repunta en Cantabria la contratación en el sector servicios, mientras disminuye en todos los demás.
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Ana del Castillo
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