«Tradición y digitalización pueden y deben ir juntas para luchar por la despoblación»

Aunque reconoce que su mayor formación se la ha dado «la experiencia y el afrontar las diferentes situaciones que te plantea el día a día», Javier Puente es Ingeniero en Telecomunicaciones por la Universidad de Cantabria. Apasionado del mundo de la tecnología, la innovación y el marketing-comercial, cuenta con 15 años de experiencia en empresas del sector tecnológico, principalmente en departamentos de marketing y ventas. En su perfil político, Puente dio el salto del Ayutamiento de Ribamontán al Mar, donde ejercía de concejal, al Congrerso de los Diputados en 2011. Durante esa legislatura, y entre otras funciones, fue portavoz de Telecomunicaciones. Actualmente, es senador del Partido Popular por Cantabria, asumiendo la portavocía de Transformación Digital de la cámara alta.

–¿Cómo definiría un Territorio Rural Inteligente?

–Un espacio privilegiado para el trabajo a distancia, en el que se combina la posibilidad de tener un contacto directo con el medio ambiente y una conexión universal. Unir las ventajas del mundo rural a las del ámbito urbano, gracias a buenos servicios de telecomunicaciones. Ese marco es la clave para evitar la despoblación y dar un futuro a las zonas más aisladas.

–¿Qué consecuencias económicas y sociales considera que está suponiendo la crisis del covid-19 en el entorno rural?

–El mundo rural tiene una oportunidad de oro en tiempos de covid. La pandemia ha hecho recapacitar a muchas personas y muchos han visto cómo el mundo rural ofrece una calidad de vida que no ofrece la ciudad. ¿Qué hace falta en el mundo rural? Trabajo y servicios básicos para poder desarrollar un proyecto de vida. Debemos verlo como una oportunidad. Vivir en un pueblo es algo que se percibe de una forma nueva: como zonas seguras, zonas de vida, y zonas donde se abre una amplio abanico de posibilidades más allá del teletrabajo que tanto auge ha cogido. Aquellas zonas, aquellos vecinos que sepan detectar el potencial de una zona, y juntos trabajar por desarrollar proyectos alrededor de ese potencial, estoy seguro que tendrán un gran futuro. A lo largo del último siglo el mundo rural se ha ido despoblando por falta de oportunidades, y esa despoblación a su vez generaba falta de servicios. Un efecto perverso que debemos revertir. Esta crisis nos ha sacado de nuestra zona de confort y estamos agudizando el ingenio para crear el futuro y ese futuro pasa por desarrollar las zonas rurales y cambiar esa tendencias que hemos vivido en el último siglo.

«Estamos agudizando el ingenio para crear el futuro, un futuro que pasa por desarrollar las zonas rurales»

–Usted ha asegurado que el medio rural no fue apto para la industrialización pero sí lo es para la digitalización. En este sentido, ¿qué fortalezas y oportunidades tiene este entorno?

–Cantabria tiene un entorno privilegiado y personas que cuentan con la formación profesional adecuada para la digitalización. A partir de ahí, con unas buenas infraestructuras digitales de comunicaciones, nuestra región tiene un enorme potencial para atraer personas a teletrabajar (empresas de telemarketing, desarrolladores de software, diseñadores gráficos, escritores, ingenieros…), para atraer nuevos modelos de negocio que se desarrollen en la nube, para generar nuevos servicios para atención a personas mayores y de teleducación...

–Y por otro lado, ¿qué retos tiene que superar?

–Estamos en el siglo XXI, en un mundo global en el que con un clic podemos comprar cualquier producto, a cualquier hora en cualquier parte del mundo. Nos guste o no es la realidad. Considero que el problema a solventar es que llevamos muchos años gestionando la región con ideas de tertulia o proclamas en la televisión, como si la globalización que estamos viviendo no afectara a nuestras empresas, a nuestras cuadras, a nuestros autónomos o las industrias del Besaya. Falta un liderazgo político. Los retos a superar son los retos de una comunidad entera, no solamente de los entornos rurales. Estamos atravesando una importante crisis económica, y se está basando la recuperación en subvenciones, se está dando peces pero no cañas para pescar. Puede servir para quitar el hambre a corto plazo, pero hace falta tener un plan de futuro. Debemos facilitar el camino a la iniciativa privada. Ninguna gran empresa es fruto de la visión de un político, son las empresas en un marco de competencia las que crecen y crean empleo. Los autónomos, los pequeños y grandes empresarios son los que permitirán desarrollar Cantabria y el entorno rural. Los políticos no debemos de molestar, y sí eliminar trabas administrativas y bajar impuestos para hacer empresas y entornos más competitivos.

–¿Son las nuevas tecnologías una de las herramientas en la lucha contra la despoblación?

–Rotundamente, sí. Pero hace falta mucho más. Hace falta un proyecto para dotar de servicios sanitarios, educativos y sociales a las zonas rurales. Avanzar en el desarrollo de planes de vivienda en los pueblos con ventajas fiscales que anime a los jóvenes a comenzar allí su proyecto de vida, y ello acompañado con planes de apoyo a la maternidad y a las familias. Finalmente completarlo con planes comarcales ya sean turísticos, agroalimentarios, culturales, de ocio, industriales...

–Trabajo, cultura, sanidad, administración… La situación actual ha demostrado que son muchas las áreas y las carencias que los entornos rurales tienen. Desde su opinión, ¿cuáles serían las actuaciones prioritarias para lograr su plena digitalización?

–Lo primero de todo es tener una buenas conexiones, un buen ancho de banda, una buena autopista sobre la que circulen luego los datos y los servicios. A partir de ahí, ir sumando servicios. Lo principal es ir dando pasos, marcar el objetivo y los pasos a seguir para llegar a él. El mundo cambia muy rápido, estamos viendo que la tecnología nos está superando. Nunca vamos a llegar a la plena digitalización, pero sí podemos poner las bases para ir avanzando con ella; digitalizando nuestros comercios, nuestros sistemas de regadío, nuestras cuadras, nuestros servicios turísticos y culturales... Apoyando siempre a los emprendedores y creando espacios de colaboración.

–Pensar en el medio rural es, inevitablemente, pensar en el sector primario, ¿considera necesario y viable incorporar la innovación y la digitalización a estos sectores productivos o es necesario ir más allá y diversificar la economía para luchar contra la despoblación?

–Hablamos de digitalización, pero no tiene que estar reñida con la tradición, con todo lo bueno que tienen nuestros pueblos que es mucho. Falta ponerlo en valor, venderlo, darlo a conocer. Tradición y digitalización pueden y deber ir juntas para luchar por esa despoblación. El medio rural es mucho más que agricultura y ganadería, y la apuesta por una diversificación productiva hace que las posibilidades de las comarcas crezcan exponencialmente ya que cada nuevo modelo de negocio enriquece a la región y abre la puerta a la creación de nuevos negocios. Posibles escenarios a desarrollar pueden ser, como ya se están viendo en algunas zonas desde hace años, la viticultura, las bodegas y las destilerías. Este escenario no solamente supone empleo en los entornos rurales sino que proporciona un valor turístico añadido a la zona. Otro posible escenario es la silvicultura ya que Cantabria cuenta con unas excepcionales condiciones climatológicas para el asentamiento de actividades productivas basadas en el aprovechamiento de sus montes y bosques. Otras posibilidades son la producción del fruto seco o de frutos rojos.

–En el caso concreto de Cantabria, ¿qué ventajas tiene como región para lograr convertirse en estandarte de los TRI?

–Somos la región con la mayor tasa de desempleo juvenil de España. Tenemos a miles de jóvenes preparados, con ilusión profesional, pero sin oportunidades. Estamos a tiempo de implicar a toda una generación en este nuevo salto adelante.

–¿Qué paso se han dado ya y cuáles faltan por dar para conseguirlo?

–La base como hemos comentado es llegar a todos los hogares con una buena conexión. En ese sentido España es de los países más avanzados y con un mayor despliegue de red de lo cual debemos sentirnos orgullosos. Otro paso muy importante es el cultural, que las personas se mentalicen de las ventajas de este modelo. De cara al futuro falta más implicación.

«Tenemos a miles de jóvenes preparados y estamos a tiempo de implicar a toda una generación en este nuevo salto adelante»