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Un tema de actualidad. Ocupa y preocupa. Transición hacia fuentes renovables, precio de la luz, la incertidumbre europea... Las compañías energéticas se encuentran en el centro de un sinfín de desafíos, tanto propios del sector como más globales a nivel económico y estratégico. Miguel Mateos ( ... Asturias, 1958), consejero delegado de EDP Redes, no sólo hace balance de la integración de Viesgo en la organización portuguesa tras la compra en 2020, sino que analiza, con motivo de su visita a Santander para participar en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), los retos solventados y, sobre todo, los que están por venir.
–Se ha cumplido ya año y medio desde la integración de Viesgo dentro de EDP. ¿Cómo ha sido el proceso?
–El proceso ha sido difícil pero gratificante. Los resultados que vamos obteniendo están muy alineados con lo que esperábamos. Incluso bastante mejor en algunos aspectos, como en la integración de las plantillas. Ha ido más rápido de lo previsto. Visto en conjunto ha sido un proceso no traumático. Evidentemente, la plantilla ahora es más baja que la suma de las dos anteriores, pero es cierto también que tanto Viesgo como E-Redes tenían ya previstos planes de salida. Hemos firmado un convenio colectivo con los trabajadores de Viesgo muy parecido al que teníamos en EDP, lo que disminuye las fricciones que a veces aparecen cuando tienes a personas haciendo lo mismo con diferentes condiciones económicas. En cuanto al negocio en sí, hemos tenido un crecimiento del 20% de las inversiones en el primer año de la integración. Este año la vamos a incrementar un 20% más. Y todavía nos queda un reto para 2023, con un crecimiento del 55% respecto a lo que estaba contemplado por las dos compañías de forma separada. Eso fue lo que nos pidieron los socios cuando comenzó este camino: crecer, además, en un momento en que hay condiciones para ello con independencia de las circunstancias coyunturales de hoy en día. La transición energética no va a parar, por tanto la integración de las renovables precisa del crecimiento de las redes en los diferentes niveles de tensión y el transporte. Las distribuidoras estamos aquí para responder a ese reto.
–Habla de un contexto propicio para crecer. Aun así, la integración se fraguó en plena pandemia y desde entonces la incertidumbre manda, con una guerra incluida ahora. ¿Cómo ha sobrellevado la compañía estas circunstancias?
–La integración se inició a finales de diciembre de 2020. Hubo muchas reuniones no presenciales. En 2021 estuvimos un poco limitados respecto a contacto físico, aunque la escasa distancia entre Asturias y Cantabria facilitó esto. En relación a ejecución de negocio no nos afectó nada. Evidentemente, nos está afectando más la guerra. No por problemas específicos de suministros, salvo algún episodio puntual, pero lo que sí tenemos es un impacto en precios de materiales muy importante.
–¿Qué proyectos de inversión tienen en la actualidad en Cantabria?
–Este año son 46 millones, en 2023 49 y en los ejercicios sucesivos se mantiene. Por lo menos hasta 2025 continúa en este nivel de inversión en distribución. ¿En qué invertimos? Los proyectos en distribución son pequeños, algunos muy relevantes para Cantabria en aspectos como atender la demanda en áreas industriales. Arenas de Iguña, La Pasiega... Actuaciones que requieren un refuerzo de red. Nos preocupa mucho la fiabilidad de la red. Necesitamos reforzar puntos de conexión, en especial en el entorno de la ciudad de Santander porque eso protege a la localidad. Hay inversiones en Cicero y Cacicedo. También en líneas de 55 kV para llegar al centro de Santander. Por ejemplo, interconexiones entre Candina y Tantín, un proyecto de cinco millones. Esas son inversiones propias de red y para nosotros siempre ha sido prioritaria la calidad del suministro y reducir el tiempo de interrupciones. ¿En qué estamos ahora? No sabemos muy bien qué se va a pedir a estas nuevas redes, hay cierta indefinición. Las renovables sí tienen algo más definidas sus necesidades. El problema fundamental es qué va a pasar con la generación distribuida, las comunidades energéticas, el vehículo eléctrico o la electrificación general de la calefacción doméstica. Llevamos años trabajando en la monitorización de la baja tensión. Vamos a intentar 'telemandar' algunas de esas operaciones y supervisar lo que ocurre en esas líneas de baja tensión para poder anticiparnos a cualquier circunstancia. La dificultad es que no sabemos cómo van a evolucionar esas necesidades.
INVERSIONES
desafíos
–Aunque no sea directamente su negociado, ¿hay pensado para Cantabria algún gran proyecto vinculado a hidrógeno o renovables como los que promueve EDP en otros lugares?
–No conozco los detalles. Sí algo más de los de Asturias al coincidir los centros de trabajo. El hidrógeno depende de varias cuestiones: tener un consumo y también una generación renovable barata. Sí que se está trabajando en otras cuestiones con Cantabria, como en proyectos de almacenamiento junto a Highview Power. Son diferentes líneas de trabajo y hay que ser prudentes.
–¿Cuántos trabajadores tiene Viesgo ahora mismo en Cantabria?
–Creo que somos 212 o 210. Todas las personas que están en Viesgo mantienen el centro de trabajo aquí. Mucha comunicación por vídeo. Hay personas de Viesgo que tienen responsabilidades en Asturias. Mantenemos las tres distribuidoras –Viesgo, E-Redes, Begasa– pero hacemos una gestión integrada.
–Empresarios y proveedores de Viesgo aprecian que 'el peso en las decisiones' se ha desplazado hacia Asturias. ¿Comparte esa percepción?
–En Asturias me dicen lo contrario (Ríe). No hemos cambiado para nada nuestra base de proveedores, que es muy similar. Suelen ser también proveedores nacionales en la distribución. Una de las cosas fáciles en la integración es que las empresas que nos prestaban servicios tienen oportunidad de aumentar su participación, no sólo en Asturias, sino también en Portugal. Sinceramente, no lo comparto.
–Los fondos europeos se anunciaron como una de las grandes palancas para avanzar en la transformación energética. ¿Están cumpliendo su propósito o se están quedando a mitad del camino?
–Tenemos un problema importante con la tramitación de las instalaciones. Los fondos europeos tienen unos calendarios muy ajustados y no somos capaces de desarrollar los proyectos. Los proyectos que estamos tramitando este año tienen dos, tres o cuatro años de maduración del proyecto de tramitación, lo que hace que se nos escapen oportunidades. Cuesta mucho implementar proyectos de este tiempo, como los de hidrógeno que hablábamos antes. Una de las dificultades son los tiempos tan largos que necesitamos para obtener las licencias.
–¿Cómo ven la incertidumbre geopolítica y energética que domina la actualidad?
–Espero que sea puramente coyuntural. No creo que se prolongue tanto que pueda condicionar los objetivos de la transición energética y ecológica. Creo que no hay vuelta atrás. Todos estos proyectos van a salir. No critico que se declare 'verde' el gas o la energía nuclear. Es una medida de emergencia.
La coyuntura actual y los retos generales a los que se enfrenta el sector energético, así como el sistema global español, también salen a colación durante la entrevista con Miguel Materos, consejero delegado de EDP Redes España.
–¿Va a volver España a quemar carbón como Alemania?
–La quema del carbón ayuda ahora mismo en una situación en la que no había más potencia disponible en el sistema. Si el carbón está funcionando más allá de 2025 tendremos problemas mucho más serios que el carbón en sí mismo.
–¿Ve práctica 'la excepción ibérica'?
–Es una cuestión con la que no estamos de acuerdo. Discrepamos respecto a que se intervenga el mercado.
–¿Está preparada la sociedad para potenciales ajustes de consumo?
–Creo que sí. Ahora todo el mundo vigila las facturas y puede implementar ahorros.
–¿Hasta cuándo se mantendrán estos precios altos de la luz?
–Absolutamente ni idea. Ni el presidente –Pedro Sánchez– se atreve a decirlo. Hay mercados de futuros, pero cambian todos los días.
–¿Qué le parecen las propuestas del Gobierno de España para gravar la actividad de las compañías energéticas?
–No tengo opinión porque no las conozco. Sólo espero que la actividad de distribución, que es una actividad regulada, no se vea impactada.
–¿Siente que son observados con recelo por parte de la sociedad?
–Creo que somos tratados injustamente. Pongo de ejemplo las distribuidoras: sólo se acuerdan de nosotros con una avería o cuando una obra molesta en la calle. Estoy totalmente convencido de que no somos una empresa que retira dinero del bolsillo de los usuarios para potenciar el de sus accionistas. Eso no es así.
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