El transporte de mercancías estima un déficit de 250 camioneros en Cantabria que amenaza el futuro

Andrés Tárano, presidente de la Agrupación Empresarial de Transporte de Cantabria (Aetrac), pone negro sobre blanco la situación. Como punto de partida, recuerda «que es un problema no sólo cántabro, pero en la región se estima que faltan 250 conductores», arranca. ¿Hay tensión ya en la cadena de suministro? «Es mucho decir. Quizás algunas mercancías están teniendo que esperar. No todas las empresas tienen el mismo problema. Los servicios internacionales son los que están aflorando mayores complicaciones, mientras que en las rutas que sólo transitan por la Cornisa Cantábrica no hay conflicto, puesto que el conductor está cada dos días en casa y tiene garantizados los fines de semana. Es un poco lo que buscan los conductores ahora, a diferencia de hace años. Como no está bien pagado el servicio, al menos esa conciliación», detalla.

Tárano, directivo de Transportes Lasarte, va más allá y explica que los problemas tienen diferentes ramificaciones. «La carga, la descarga, el trato que te dan en algunas superficies... Es vejatorio», razona el presidente de las grandes empresas del área.

¿Cuáles son las causas para que una profesión que antes gozaba de prestigio ahora esté defenestrada? A juicio del portavoz, varias. «Los jóvenes no se incorporan. Está muy claro. El coste de la licencia pesa, pero también es que la profesión ha perdido atractivo, metido en un camión tres semanas por Europa. Por no hablar de la responsabilidad que conlleva el tener que hacerte cargo de la mercancía administrativamente».

Sin embargo, Tárano va al meollo de la cuestión. «Hay algo que la gente parece que no se atreve a decir: los salarios son bajos. Una nómina, entre salario base, kilometraje y alguna dieta no sobrepasa los 1.400 o 1.500 euros, de media. Hay empresas que pagamos algo más, pero pesa mucho. Un transportista internacional no tiene nada de conciliación familiar. Los antiguos han perdido su vida», anota.

De ahí, a otro factor importante. La media de edad se aproxima a los 48 años, apuntan desde Aetrac. «En diez años va a haber un problema importante. En Cantabria, en España y en el mundo», agrega.

Como complemento, las propias demandas de la cadena de suministro. «En algunos casos se exige que el transporte se haga de noche y se llegue a destino a las 6 de la mañana. Que descargues cuando ellos te digan. Llega un momento en que dices... Luego también la sociedad avanza, hay ayudas y la gente se arregla», comenta Tárano.

Aunque resulte paradójico, la pandemia también se ha dejado notar a pesar de que la logística y la venta online se han disparado durante estos meses. «Se paralizó todo menos el transporte, que fue fundamental. No fue una cosa general en el sector, pues hubo conductores que pararon la actividad bien por ERTE, despido o por dejar directamente el camión. Ahora que hay actividad no se están incorporando rápidamente, pues han encontrado otra cosa o no quieren volver a la carretera».

Desde la órbita de los pequeños transportistas la visión es similar e incluso aprecian riesgos mucho más inminentes. José Andrés Cianca, presidente de la Asociación de Empresarios de Transportes Discrecionales de Mercancías por Carretera de Santander y Cantabria (Asemtrasan), explica que «es un tema que nos preocupa. Ahora mismo los datos que tenemos encima de la mesa son que faltan unos 15.000 profesionales en España. Esto va a repercutir en breve plazo en muchos aspectos de la vida cotidiana. Se van a dar casos de falta de suministro. Va a dar lugar a una tensión preocupante. En Cantabria la situación es igual».

Cianca pone ejemplos. «Tenemos socios con los camiones parados porque no hay conductores. No es cuestión ya de que se pague más o menos, es que no existen. Esta profesión no resulta atractiva».

De vuelta a los costes, Asemtrasan expresa que «a día de hoy sacarse el carné de conducir y la capacitación profesional está en torno a 3.000 o 4.000 euros». De ahí, la propuesta de seguir la senda abierta por la Junta de Castilla y León y bonificar esa acreditación para favorecer la entrada de los jóvenes.

Aun así, Cianca apunta que «para subir salarios hay que ampliar márgenes y elevar el precio de los portes. Es una reestructuración que a día de hoy no vemos», completa.

Óscar Martín, secretario de la Federación de Transportes de UGT en Cantabria, abunda en estas ideas fuerza. «La profesión ha dejado de ser atractiva. Los salarios son bastantes más bajos que hace unos años. Los trabajadores han optado por otros sectores. La carretera es muy sacrificada y, además de vocación, la gente debe tener buenas condiciones».

Ortiz dibuja con cifras esta degradación. «Hablamos de que el salario base por convenio en Cantabria son 1.052 euros. A partir de ahí, un plus de asistencia. El resto, dietas y kilometraje».

Más aún. «Por mucho amor que se tenga a la carretera por 900 euros líquidos la gente no opta por este camino. Antes había una distancia abismal entre el salario mínimo profesional y el nuestro. Ahora esa diferencia casi no existe», afea.

Y, de fondo, otro detalle. «Nuestro convenio colectivo expira este año y tenemos que empezar a negociar el nuevo. Veremos con qué pretensiones se sienta la patronal a negociar», avanza el sindicalista.