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Troquelmain XXI está al borde de la liquidación y cerrar de forma definitiva un negocio que, con diversas problemáticas, había ido sobrellevando el paso del tiempo desde que la antigua, y ya extinta, Candemat desarrollara sus labores de matricería en el Polígono de ... La Cerrada en Maliaño. Ésta fue la conclusión principal de la reunión celebrada ayer en la ahora inactiva fábrica entre los administradores concursales y los sindicatos para dar cuenta del estado de situación de la sociedad y acordar los pasos que se darán con la plantilla. Finalmente las partes apostaron por apurar los plazos que establece en la actualidad la Ley Concursal y, una vez que el Juzgado de lo Mercantil nº 1 de Santander ha aprobado el plan de liquidación, exprimir los 45 días disponibles hasta proceder a la extinción por si acaso apareciera un inversor de última hora que quisiera hacerse con la unidad productiva a precio de saldo.
Con este planteamiento, la compañía ya tiene una fecha marcada en rojo en el calendario. El próximo 10 de diciembre será el día límite para que el negocio pueda tener una oportunidad. En caso contrario se efectuará la mencionada liquidación y se despedirá a la plantilla que permanece en nómina. No obstante, la administración concursal, pilotada por Juan Carlos Sánchez Girón, como principal; y Santiago Ruiz Asenjo, como auxiliar, igualmente ha planteadao un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de carácter voluntario para aquellos afectados que no quieran esperar tanto, de modo que los interesados pueden adherirse al despido colectivo hasta el próximo viernes, día 15.
97
trabajadores mantiene en plantilla Troquelmain XXI en Maliaño, por otros 75 en el País Vasco
Troquelmain XXI, adscrita al grupo catalán Dover, cuenta con plantas en Cantabria y en Vizcaya. A día de hoy mantiene 97 empleados en Maliaño, 11 de ellos activos; y 75 en la localidad vasca de Sopelana, cinco de ellos regulados. Solamente en la fábrica cántabra la reducción de personal ha sido notable toda vez que, como referencia, en julio de 2018 albergaba 158 operarios.
El pesimismo no se pudo ocultar durante el encuentro de ayer, en especial después de que no hayan fructificado las negociaciones con una empresa cántabra que había mostrado interés por quedarse con el complejo de Camargo, a pesar de que la administración concursal negó este supuesto a este periódico días atrás. Los motivos por los que finalmente no se ha concretado la operación son las malas perspectivas que se otean en torno al mercado de la automoción y la escasa demanda de trabajo que va a recibir el sector de la matricería.
Fecha límite
Como ejemplo, Volkswagen, que ya ha avisado que de momento no tiene previsto hacer nuevos encargos en Maliaño y que, de haber necesidad de trabajo de esta naturaleza, se asumiría de forma interna. Va a haber pocos lanzamientos de nuevos modelos, o ninguno, se vino a decir en la reunión.
En la misma línea se observa el desarrollo del vehículo eléctrico, cuya transición está marcada por la incertidumbre y no permite vislumbrar tampoco una catarata de pedidos para nuevos modelos, más bien al contrario.
Así las cosas, administración y sindicatos apurarán los plazos en espera de un posible oferente de última hora que sí vea negocio para apostar por la unidad productiva. Las instalaciones, en cambio, de momento no están afectadas por el concurso al pertenecer a otra sociedad del Grupo Dover.
Dover compró la extinta Candemat en agosto de 2013 después de que la firma enclavada en el Polígono de La Cerrada (Camargo) atravesara desde 2007 un largo y tortuoso procedimiento tras declarar igualmente su insolvencia y posterior quiebra. Troquelmain había experimentado un crecimiento sostenido desde que adquirió la unidad productiva de Candemat, pero la fluctuación del mercado de la automoción le cogió en el peor momento, tras una «inversión potente» en pos de un mayor desarrollo.
Últimas negociaciones
Desde la corporación hicieron en el momento de pedir concurso -julio de 2018- un repaso a la corta existencia de la sociedad. «Entre 2013 y 2016 tuvimos unos años buenos, con crecimientos e inversiones y una rentabilidad razonable. Pusimos la empresa en el mercado y logramos clientes importantes, así que las cosas marchaban dentro de un orden».
Entonces, ¿qué ocurrió? Según la Dirección, «dos calamidades». A saber, una previsión bastante importante de lanzamientos de vehículos que finalmente se vio frenada por la irrupción del coche eléctrico, de modo que la salida del resto de modelos se fue ralentizando.
Este parón confluyó con la inversión hecha por la compañía en Bilbao, una nueva factoría, que les permitía operar con troqueles grandes, de cinco metros, algo que en Maliaño era imposible. Un desembolso en el peor momento. Aunque la Dirección prometió en su momento transparencia, en los últimos meses no ha hecho declaraciones.
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