![El último reducto de Caja Cantabria](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2024/04/06/caja%20cantabria-2-kXhB--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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La Junta de Accionistas que Unicaja Banco celebró el viernes vino a ratificar los diferentes cambios larvados en los últimos meses, todos ellos fruto del pulso por el poder –«guerra civil» es incluso la expresión que emplean algunas fuentes internas– entre los dos protagonistas de ... la fusión confirmada en 2021 a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la propia Unicaja y Liberbank, donde se integraba Caja Cantabria.
Una pugna durante dos años con dos actores significados. Por un lado, el primer consejero delegado, Manuel Menéndez, estandarte de la organización con un claro peso en Asturias. Por el otro, Manuel Azuaga, presidente de la entidad resultante y cuya jubilación programada desató la batalla por el control futuro del Consejo. Una disputa que se cobró diversas víctimas, empezando por la salida del propio Menéndez y su sustitución por Isidro Rubiales. Previamente el histórico banquero andaluz Braulio Medel también se vio obligado a dejar la Fundación Unicaja, máximo accionista de Unicaja Banco, por las presiones y críticas a su gestión, envueltas en el apoyo a los responsables de Liberbank, que se habían situado en una posición privilegiada para su aportación a la integración, según entendían desde la facción malagueña.
Toda una catarsis, en definitiva, donde Liberbank claramente ha perdido peso en la nueva estructura que comanda Rubiales, con sólo dos puestos entre los 14 directores generales de Unicaja Banco, frente a una mayoría de altos cargos procedentes de Unicaja o de naturaleza independiente. Una disminución del papel de Cajastur, que mantenía el dominio en Liberbank, que lleva a la pregunta de qué queda de Caja Cantabria en la actualidad dentro de lo que es el quinto mayor banco de España por volumen de activos.
Realmente el peso cántabro es muy limitado. Así lo admiten tanto fuentes internas como fuentes sindicales. El último reducto pervive en la Fundación bancaria de Caja Cantabria, que ostenta el 1,335% de Unicaja, en una participación societaria que ha ido diluyéndose con cada operación de concentración. Como referencia, según el informe anual de gobierno corporativo remitido con fecha 30 de diciembre a la CNMV, el principal accionista era la Fundación Unicaja con el 30,2%; seguida del empresario Tomás Olivo con el 9,1%. Indumenta Pueri (Mayoral) ostentaba el 8,54%; el fondo noruego Norges Bank poseía el 7,44% del capital social; mientras que la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias preservaba un 6,67%. Santa Lucía Seguros cerraba la nómina de accionistas significativos con el 5,17%.
La Fundación Bancaria Caja Cantabria, además de las acciones y los dividendos que obtiene para llevar a cabo su actividad, mantiene cierta autonomía para garantizar su estructura salarial, explican fuentes internas. Su agenda pivota en torno a iniciativas culturales, sociales y de apoyo al emprendimiento. Dispone de un presupuesto próximo a los dos millones de euros por cada ejercicio.
A partir de ahí, poco rastro más de Caja Cantabria. A nivel funcional Asturias y Cantabria operan como una única dirección territorial, donde el Principado continúa con la voz preponderante. Incluso el director de Banca Comercial, Luis Manuel Taboada, uno de los rostros más visibles hoy en día de la entidad en la Comunidad, ha forjado su carrera desde Cajastur. El subdirector, Rafael Álvarez, sí que proviene de la antigua Caja Cantabria.
A día de hoy Unicaja mantiene en la región unos 330 trabajadores y 48 oficinas. El techo histórico de Caja Cantabria en la Comunidad fue de 130 sucursales. De hecho, ya empieza a ser visible la nueva estrategia de la corporación, una vez que los responsables andaluces han despejado los interrogantes tras ganar el pulso a la cúpula de Liberbank.
Como primer paso, un cambio de imagen corporativa, que ya es visible en sucursales como la situada en la Plaza de Numancia, en Santander. Un retorno al verde y al azul que en clave local y laboral incluso ha sido bien recibido, pues rememora en cierta manera la antigua esencia de Caja Cantabria, predominante en la época de los 90 y 2000.
No será la única variación en cuanto al rumbo. Como detalle, Unicaja pretende virar hacia «los orígenes del negocio»: un modelo más cercano y que aspira a volver a una mayor atención al cliente. Se contrapone este rumbo con una política de Liberbank definida ahora como «agresiva» tanto hacia fuera como con la propia plantilla, como han repetido en diversas ocasiones representantes sindicales.
Más aún, la compañía prescinde de Banco dentro de su nueva denominación como Unicaja a secas. Eso sí, teniendo claro que el fin último es el de la obtención de resultados y el mayor beneficio posible para sus accionistas. En todo caso, incluso los trabajadores se sienten más cómodos en esta nueva etapa. De hecho, se espera que todos los cambios llevados a cabo en los últimos meses –algunos dentro del Consejo, incluida la llegada del exconsejero delegado de Bankia José Sevilla como presidente en relevo del propio Azuaga, se han concretado en las últimas horas– impliquen una «modernización» de la compañía.
Todo ello para seguir dando continuidad, aunque ya desde un papel muy minoritario, a una historia centenaria. El 3 de junio de 1898 se constituyó oficialmente el Monte de Piedad de Alfonso XIII y Caja de Ahorros de Santander, lo que supuso su nacimiento. Pero antes de llegar a esta fecha hay que remontarse unos meses atrás para conocer cuál fue el primer impulso.
Hay dos nombres ligados al origen de Caja Cantabria: Modesto Tapia Caballero, industrial burgalés afincado en Santander; y Francisco Rivas, gobernador civil de Santander a finales del siglo XIX. El primero de ellos, Modesto Tapia, legó un total de 45.000 pesetas destinadas a fines benéficos sin especificar. Por su parte, Francisco Rivas fue quien decidió dedicar 35.000 pesetas de aquel legado a la constitución del Monte de Piedad y Caja de Ahorros.
Así, el 11 de febrero de 1898 se constituía el primer Consejo de Administración, donde estaban representados el Ayuntamiento de Santander, la Liga de Contribuyentes, la Cámara de Comercio, el Obispado y la Diputación Provincial, entre otros. El 28 de abril, la Reina Regente, María Cristina, sanciona los estatutos de la nueva Caja, y el 3 de junio se constituye la que con el paso de las décadas iba a ser Caja Cantabria.
Con la llegada del Estado de las Autonomías, la provincia de Santander pasa a ser la Comunidad Autónoma de Cantabria y, en este contexto, la Caja se adecúa a su entidad territorial y adopta la denominación de Caja de Ahorros de Santander y Cantabria, que posteriormente pasó a ser Caja Cantabria. Es ya la década de los 80, una época de modernización del ámbito financiero, que se traduce en la construcción y puesta en funcionamiento del edificio de la subcentral de Cazoña para albergar los servicios de informática, organización y administración. El Grupo integraba, además, otras sociedades financieras como Bancantabria, Cantabria Fondos y Segurcantabria.
En julio de 2011 anunció que Liberbank era la nueva marca comercial con la que operaría el banco constituido junto a Cajastur y Caja de Extremadura.
La Junta de Accionistas que Unicaja Banco celebró el viernes dio el visto bueno al reparto de 132 millones de euros destinados a dividendos, con el pago de 0,049722 euros brutos por acción, y a la posibilidad de realizar una reducción del capital social hasta un importe máximo de 25,2 millones de euros mediante la amortización de acciones propias.
En paralelo, el cónclave también sirvió para aprobar las cuentas del ejercicio 2023, que Unicaja cerró con un beneficio de 267 millones, un 4% menos.
El banco culpó de sus peores resultados al impuesto al sector aprobado por el Gobierno, que supuso un cargo para la entidad de 63,8 millones. De hecho, en el comunicado remitido en febrero a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Unicaja indicó que su beneficio habría ascendido a 330 millones, un 19% más que el año anterior.
La entidad contrasta con una tónica general en el sector financiero que ha arrojado beneficios históricos por las subidas de tipos.
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