«Vemos mucha carga ideológica en el Gobierno frente a las necesidades económicas del país»

-¿Cómo se encuentra la pyme española en estos momentos?

-Creo que podría haber dos visiones. Por un lado, el optimismo propio de los empresarios en un momento de reactivación. Hay futuro, que no una recuperación, al arrancar de nuevo nuestra actividad. Por contra, si la visión llega desde el ámbito financiero, la empresa española está muy mal. La pyme está sobreendeudada y con graves problemas para afrontar este periodo. Siempre digo que ahora más que nunca los estímulos hay que ponerlos encima de la mesa. La empresa está con el deseo de que por supuesto no es el momento de retirarlos, sino todo lo contrario. Si queremos competir en los mercados debemos tener incluso una compensación, algo más que una ayuda diría yo.

-¿Qué saldo calculan en la actualidad respecto a la destrucción y posterior creación de sociedades mercantiles desde el origen de la pandemia?

-Al comienzo de la pandemia en mes y medio cayeron más de 100.000 compañías. Cuando cae una empresa desaparece mucho trabajo. En cuanto al número de mercantiles podemos decir que hemos recuperado buena parte del terreno, estando ahora mismo con un déficit en el entorno de las 20.000. No obstante, la calidad de una compañía cuando lleva años trabajando nada tiene que ver con una de nueva creación. Hemos perdido pulmón y esencia corporativa, que se traduce en número de trabajadores. Las nuevas no arrancan con el espacio y estructura que sí atesora una organización con diez años de existencia. Esa es más o menos la fotografía actual.

-¿Cuáles son las medidas que desde Cepyme se entienden como prioritarias para ayudar a los empresarios en la situación actual?

-Comentaba que desgraciadamente nos hemos encontrado, y lo digo sinceramente, bastante solos. Las medidas no han sido una apuesta contundente por el tejido productivo. Otros países sí lo han hecho de forma decidida. Nuestros negocios se han visto obligados a cerrar por medidas administrativas que nunca hemos cuestionado, pero realmente no hemos tenido la compensación que merecía esa parada obligatoria de actividad. Hemos reclamado mucho ayudas. Primero arrancaron los ERTE, más centrados en el trabajador para no engrosar las listas del paro; hemos tenido los créditos ICO, que también han supuesto nuevas deudas para la empresa... Fiscalmente tampoco hemos tenido grandes respaldos. Hemos conseguido arrancar desde Cepyme el compromiso de 11.000 millones anunciados por el presidente del Gobierno el 24 de febrero. A día de hoy no los hemos visto. No pueden pasar cuatro meses y que la burocracia o los requisitos impidan que ese dinero fluya hasta las empresas.

-¿Cómo valora que no haya certidumbre en torno al futuro de los ERTE y las diferentes negociaciones entre Ejecutivo y agentes sociales?

-Hay dos grandes bloques, con los fondos europeos en el centro: las inversiones y las reformas. En el Gobierno estamos viendo mucha carga ideológica y muy poco pragmatismo respecto a lo que necesita la empresa y el sistema económico nacional. Prevalece la ideología. Hablamos de subir impuestos cuando Europa los baja. Restricciones en el mercado laboral cuando Bruselas aboga por más flexibilidad. Creemos que no vamos en el sentido que la economía debiera. Siempre decimos que proteger a la empresa es proteger al empleo y por tanto a la sociedad. El Gobierno se fija mucho en las políticas sociales del norte de Europa, pero yo le recuerdo que esas políticas emanan de un sistema económico potente y de una empresa que funciona, lo que deriva en un Estado del Bienestar en su máxima expresión. Aquí estamos empezando la película por el revés.

-¿Qué le parece la reforma laboral que plantea Moncloa?

-Lo hemos dicho repetidamente. Ideológica y totalmente contraria a las necesidades actuales del sistema económico.

-Al hilo de esa ideología que señala como dominante, ¿qué opina de la aparición de determinadas asociaciones como Conpymes?

-El mundo asociativo en España es libre. En Cepyme somos más de 3.000 organizaciones por todo el territorio nacional luchando por los intereses empresariales. Después, que haya intereses de otros estamentos en una posible división o poner el foco en otros aspectos, pues no voy a entrar. Habría que preguntarles a esos estamentos.

-Más reformas, ¿está satisfecho con el primer pacto por las pensiones?

-Hemos arrancado un primer acuerdo. Hay que tener la responsabilidad de que Europa exige más de 170 reformas para que lleguen los fondos. Hay líneas que no se pueden sobrepasar, como el factor de sostenibilidad. Lo ha aclarado el ministro en los últimos días. Nosotros creemos que quitar ese factor sería la muerte. Muchas veces se utilizan de forma partidista decisiones como esta.

-¿Se está haciendo el país demasiadas ilusiones con los fondos europeos?

-En las reuniones que tenemos periódicas en la Mesa de Recuperación, Transformación y Resiliencia que preside Nadia Calviño venimos diciendo que cuidado con las falsas expectativas que podamos estar creando. A día de hoy no sabemos cómo va a llegar el dinero a la empresa. Nos preocupa muchísimo. La pyme española no tiene recursos para analizar los diferentes procesos para acceder a esos fondos. ¿Qué decimos nosotros? El éxito o fracaso de esta iniciativa es que llegue a la empresa sea cual sea su tamaño y localización. No vale primar a unos más que a otros.

-Uno de los ejes de los fondos es la digitalización, ¿está la pyme preparada para abordar ese proceso?

-Las encuestas prepandemia nos daban que sólo el 14% de las pymes tenía algo similar a un plan de digitalización. Las restricciones sí que han ampliado el uso de la tecnología. Lo que decimos al Gobierno es que las herramientas son importantes, pero el primer paso es la cultura y la formación de las personas. La mentalidad del empresario.

-Acude a Santander con motivo de la Asamblea de CEOE-Cepyme Cantabria. ¿Cómo se ve desde Madrid la evolución de la patronal regional?

-Tengo el privilegio de trabajar con Enrique (Conde) en el Comité Ejecutivo de Cepyme. Es una persona de las que aporta, con sentido constructivo tanto de su territorio como del problema general del empresariado. Están intentando que el Gobierno amplíe los beneficiarios de las ayudas, con muchos sectores que se han quedado fuera. Ojalá hubiera más organizaciones como CEOE-Cepyme Cantabria en nuestro país. Un modelo.