Secciones
Servicios
Destacamos
Vino blanco de solera típico de Cantabria y más, como veremos. Alicia del Castillo ya se ocupó en El Diario Montañés de estas bodegas el 17 de octubre de 2017, en una fecha que parece aún más lejana por alejarse precisamente del fatídico 2020 en ... que llegó la pandemia y cambiaron tantas cosas en tantos negocios y que fue el año en que la bodega cumplió justamente 150 años, cuando no se estaba para mucho festejo, precisamente (aunque no por ello dejaron de lanzar una línea especial de vermú). De aquel artículo y de la excelente web de la empresa (http://www.maximobolado.net/) obtengo la mayor parte de información para elaborar esta página que quiere homenajear no sólo a una nueva entidad centenaria de Cantabria, sino a la que posiblemente sea la bodega más veterana de nuestra tierra. Démosle sin duda, al menos, el título de «una de las más veteranas», por aquello de la prudencia, pero el caso es que fue fundada nada menos que en 1870 por Máximo Bolado, tatarabuelo de los actuales regentes, los hermanos Íñigo, Asís y César Martínez-Peñalver Obregón, que conforman, por tanto, la quinta generación de vinateros.
Máximo Bolado da nombre a una empresa que se inició nada menos que en los tiempos previos a la Primera República; imaginemos la cantidad de cosas que han pasado desde entonces y las coyunturas tan distintas por las que ha podido pasar un negocio tan aparentemente estable como es el del comercio de vino, bendito producto. Don Máximo fue pionero en la crianza especialmente de tres tipos de vinos generosos, el blanco, el vermú y la mistela. Y la manera de comercializar la producción más lógica era el contacto con la más cercana y próspera tierra de vinos de blancos solera, que era y es ni más ni menos que Castilla, en particular la zona de Rueda y Valladolid. No es la primera vez que a esta serie de entidades centenarias se asoma de alguna manera el histórico comercio castellano-montañés, liberado a base de trueque o alentado por la salida vía marítima de los productos castellanos, base del enriquecimiento de la burguesía mercantil santanderina. Al principio Máximo Bolado conducía en carros determinados productos de la huerta norteña para intercambiarlos por vino blanco y venderlo en Santander bajo su propia marca, «Máximo Bolado», que persiste con brío y calidad contrastada. Imaginemos por un momento las dificultades para el transporte en una época en que, pásmense, no había autovías ni catenarias. Escribió Fermín Sánchez, en una valiosísima conferencia sobre el comercio que conoció en su infancia, que «era así el comercio que podemos llamar trashumante o volante. En aquella época estos hombres, salidos de sus tierras con idea de regresar, fundaron muchos comercios con los ahorros ganados en La Montaña, ya que encontraron un mercado santanderino tan pródigo y remunerador que no les apetecía abandonarlo». Por entonces, dice el periodista, «un buen vaso de vino valía diez céntimos de peseta» y se estilaba la manzanilla y también el vermú, por cierto.
La comunicación ferroviaria mejoró obviamente el transporte de las mercancías: el vino llegaba ya en grandes garrafones que hasta no hace tanto tiempo no era raro ver en diferentes establecimientos de la ciudad en los que se expedía el vino embotellado o a granel. La sede histórica de la bodega estaba entonces (y lo estuvo durante más de un siglo) en la Cuesta del Hospital. Tras su fundador, Máximo Bolado, pasó a dirigir la compañía su nieto César Obregón Bolado (1935-1965); el negocio se saltó una generación, ya que la hija del fundador, Julia, casó con Victoriano Obregón, que tenía intereses distintos al negocio vinícola. Sucesivamente los directores han sido los hermanos Obregón López-Alonso, César (1965-2000), Alfonso (2000-2003) y Ester (desde 2003).
A partir de la fama del vino blanco, envejecido en barricas, como debe ser, al estilo jerezano, la trayectoria de las bodegas se amplió con el comercio de otras variedades vinícolas. Debe destacarse sin duda, en este punto, el famoso vermú de solera Máximo Bolado, pionero en Cantabria con una formula exclusiva y patentada casi centenaria, cuyo éxito estriba en que está elaborado con el mismo blanco de solera de siempre: no tiene ningún tipo de añadidos ni de químicos, lo que le convierte en un vermut único e inigualable.
Con el tiempo la llegada de vino se fue produciendo a base de camiones cisterna. El cambio de sede de la empresa desde la Cuesta del Hospital hasta la Ciudad del Transportista, obligado por el trajín comercial y el aumento del negocio, se realizó en 1993, de lo que se encargó César Obregón a través de una unión temporal de empresas. En medio de no pocas dificultades, la gerencia de Ester Obregón, con la ayuda de su marido Ignacio Martínez-Peñalver, resultó clave para la modernización de la empresa a través de su visión de futuro. La bodega se trasladó a la nave 29 de la Ciudad del Transporte, a las afueras de la ciudad, pero no se deje engañar el lector: en medio de la modernidad de los polígonos industriales, late una empresa mucho más que centenaria que cuenta con once depósitos de vino con una capacidad total de sesenta mil litros que se distribuyen en cuarenta mil (seis depósitos) para vino blanco de Montilla, doce mil (tres) para vermú y tres mil litros (un depósito) para mistela.
La bodega se amplió a nuevos formatos, como el vermú de litro con dosificador, o los llamados «bag in box» de 15 litros donde, en una caja con un grifo, puedes degustar en casa o en un bar los vinos, o el mismo minibox de 5 litros, que es un tamaño muy cómodo y fácil para tener en casa y que es uno de los formatos que más éxito tiene.
Bodegas Máximo Bolado mantiene sus soleras históricas inconfundibles, como su fórmula única y patentada de vermú. Actualmente, bajo la administración de los tres hijos de Ester, Iñigo, Asís y César, la bodega se acerca al millar de clientes, a los que sirve anualmente algo más de trescientos noventa mil litros (que se escribe pronto) entre vino blanco, vermut y mistela. Tienen distribuidores a lo largo de bastantes provincias de España, la mayoría gente que viene de visita a Cantabria y alucina con el blanco o con el vermú. Entre los muchos clientes, cabe destacar que últimamente se han introducido en el canal de alimentación de grandes superficies, así que te lo puedes encontrar en tus compras diarias en el supermercado, lo que sin duda facilita el acceso del consumidor a un producto de calidad.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.