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Enrique Nieto. Manager de Desarrollo Rural y Territorial de la Aeidl
«Es vital apoyar la creación de ecosistemas locales de innovación territorial»
Las entrevistas de Territorio Rural Inteligente

«Es vital apoyar la creación de ecosistemas locales de innovación territorial»

«El sector agroalimentario ha demostrado una gran resiliencia en la crisis del covid»

Lunes, 23 de noviembre 2020, 11:01

Patricia Delgado.

–¿Cómo definiría un Territorio Rural Inteligente?

–En mi opinión, la definición más acertada es la lograda en el proyecto piloto sobre pueblos inteligentes financiado por la Comisión Europea y que después sirvió de base al trabajo realizado por el grupo temático sobre 'Smart Villages' de la Red Europea de Desarrollo Rural (ENRD). Esta definición indica que pueblos inteligentes son comunidades y pueblos que implementan una serie de iniciativas locales basadas en la cooperación de actores relevantes y que les sirve para dar respuesta a un problema al que se enfrentan o aprovecharse de nuevas oportunidades.

Además, estas iniciativas son innovadoras en el territorio. En muchos casos la innovación es digital y en muchos otros es también social. Finalmente, los pueblos inteligentes no se centran en un campo de actuación especifico, sino que el concepto está abierto a todos aquellos relevantes para el desarrollo sostenible y la transición de nuestros pueblos, como pueden ser la bioeconomía, economía circular, energías renovables, movilidad, educación, agricultura, alimentación... Quizás, lo más importante de esta definición es que es inclusiva y por lo tanto, lanza el mensaje de que todos los territorios pueden llegar a ser considerados inteligentes. En base a esta definición, no es justificable la creación de criterios estándares que diferencien lo 'inteligente' de todo lo demás. Sería un error que dejaría a muchos pueblos atrás, y en este contexto actual, no puede quedar nadie olvidado y sin apoyo.

–¿Qué consecuencias económicas y sociales está suponiendo la crisis del covid-19 en el entorno rural?, ¿se han vuelto más atractivas las zonas rurales?

–Las zonas rurales has sufrido un shock enorme y se ha evidenciado más si cabe las diferencias entre las zonas urbanas y rurales en su acceso a servicios esenciales como la educación, la sanidad o la movilidad. Sin embargo, me gustaría resaltar dos puntos.

Primero, el sector agroalimentario ha demostrado una gran resiliencia y debemos reconocer todos el enorme esfuerzo y dedicación realizado por los actores de toda la cadena para garantizar que los ciudadanos de España y Europa tuvieran acceso a alimentos en estos tiempos tan complicados. Y segundo, el rural debe mirar a las nuevas oportunidades que se han creado en este nuevo contexto, en el que la sociedad ha renovado sus valores fundamentales y han emergido nuevas formas de trabajo.

Una oportunidad importante para los pueblos está en la calidad de vida. Pueblos con una dotación de servicios básicos de calidad están demostrando tener una ventaja competitiva para atraer talento a sus territorios. Es más, la OECD está poniendo el bienestar rural en el centro del paradigma del desarrollo rural que emerge después del covid, tal y como detalla en su última publicación 'Bienestar rural – la geografía de oportunidades'. Por lo tanto, hacen un llamamiento a una política rural mucho más transversal y en la que los campos de actuación van mucho más allá de las que es competente un ministerio de Agricultura.

–¿Qué actuaciones considera que son prioritarias para impulsar el entorno rural?, ¿habría que centrarse en algún perfil de población?

–La experiencia nos dice que no existe una tecla mágica para el desarrollo de zonas rurales, así que como buen gallego que soy os diría que 'depende'.

Cada pueblo o comarca empieza en un punto diferente de desarrollo y con distintos recursos y capacidades específicas. Por lo tanto, las actuaciones o intervenciones de apoyo a los pueblos deben adecuarse a los distintos contextos y emerger desde el ámbito local, aunque con apoyo externo de agentes de conocimiento.

Una de las claves principales está en mejorar las capacidades a nivel local para desarrollar e implementar soluciones en cualquier ámbito de desarrollo (económico, social o medioambiental) y que impulsen la innovación. Muchas veces estas soluciones o innovaciones provienen de un trabajo conjunto entre actores locales y agentes de fuera del territorio local. Se trata por lo tanto de una combinación entre el enfoque 'bottom-up' con el 'top-down'. Este nuevo enfoque se está implementando ya en Italia en su estrategia para el desarrollo de zonas despobladas de interior.

Es de vital importancia apoyar la creación de ecosistemas de innovación territoriales que ayuden a fortalecer el enfoque bottom-up ligándolo más con las fuentes y agentes de conocimiento e innovación como pueden ser universidades, empresas, centros tecnológicos, ONGs, etc. Ya existe una herramienta que apoya esos ecosistemas de innovación en el sector agroalimentario con los grupos operativos AEI financiados de manera exitosa en los últimos años por el ministerio de Agricultura. Esta experiencia debe servir de inspiración para la creación de un enfoque similar, pero más allá del sector agroalimentario, y que se pueda enmarcar dentro de las posibles intervenciones de la futura política de desarrollo rural para el periodo 20212027. Países como Finlandia o Polonia ya lo están planteando, incluyendo a los grupos Leader como estos 'brokers' o agentes de innovación que liguen las necesidades locales con las fuentes de innovación.

–¿Cuál cree que es el principal obstáculo para fijar población en los pueblos?

–Es un problema tan complejo que no es posible definir un obstáculo principal. Considero que se deben abordar tres aspectos principales que requieren intervenciones transversales e integradas.

Primero, el rural debe ofrecer lugares de para vivir (accesibles y asequibles), para trabajar y para reunirse y colaborar. Segundo, debe tener una gobernanza que facilite

procesos participativos para la toma de decisiones en el diseño del futuro de sus pueblos. Y tercero, los pueblos deben ofrecer conectividad a sus ciudadanos, tanto física como digital.

–¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar la transición ecológica y el reto demográfico?

–En los últimos 25 años, la responsabilidad del desarrollo rural ha recaído en el ministerio y las consejerías de Agricultura y se ha basado en la implementación de medidas principalmente orientadas al apoyo del sector agrario como base del desarrollo rural. Esto ha demostrado ser efectivo en el desarrollo de un sector agrario cada vez más moderno y competitivo. Sin embargo, no han sido suficiente para detener los problemas multifacéticos de desarrollo que se manifiestan en la despoblación de muchas zonas y en la desigualdad con las ciudades.

Por lo tanto, la receta no estará en continuar con las políticas actuales, sino que hay que plantearse otras nuevas que las complementen y en diversos campos de actuación. Los retos a los que se enfrenta el rural son múltiples y caen bajo la responsabilidad de varios departamentos como pueden ser educación, sanidad, movilidad, impuestos, vivienda, digitalización, etc.

El covid ha destacado que muchos de los instrumentos, decisiones y políticas en estos ámbitos han sido diseñados desde una perspectiva urbana, y en muchos casos, no han sido efectivos para el mundo rural. Así, lo importante es que desde la vicepresidencia de Gobierno se pueda trabajar con los distintos ministerios y consejerías para desarrollar políticas que se adapten a la idiosincrasia rural y que se den soluciones innovadoras y adecuadas a las necesidades de sus habitantes.

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