Los colegios de Sagrados Corazones de Torrelavega recibieron el pasado 29 de marzo la máxima distinción que concede su ayuntamiento, la Medalla de Oro, en un acto celebrado en el Teatro Concha Espina de Torrelavega, que prácticamente se llenó, entre autoridades, profesores, alumnos y torrelaveguenses ... de variada índole, para homenajear a los dos centros escolares que la congregación mantiene en la capital del Besaya, los Sagrados Corazones y Nuestra Señora de la Paz. Recogieron la distinción Nuria Arias, por los Sagrados Corazones, y Aurelio Cayón, por La Paz.
El acuerdo plenario de la Corporación fue el 30 de noviembre de 2022, y con él se ha rendido justo homenaje a esta congregación más que centenaria en la localidad, creada en plena expansión industrial de la ciudad, con una notable implantación en la vida social, educativa, cultural y deportiva de la capital del Besaya. El Diario Montañés reproducía puntualmente las palabras de la entonces concejala de Protocolo, Cristina García Viñas, sobre que «desde entonces su historia ha ido ligada a la ciudad», y que debe destacarse el «compromiso por la ciudad» demostrado por la Congregación así como los «cientos de generaciones» que han pasado por sus aulas.
Gracias a todos ellos, tanto el colegio de los Sagrados Corazones como el de Nuestra Señora de la Paz se han convertido en un «referente» educativo para la población de la ciudad y sus alrededores. En efecto, hay que decir que la comunidad religiosa de los Sagrados Corazones se ha distinguido en este último siglo por su gran actividad educativa y social en diferentes ámbitos de Torrelavega, con un mensaje muy claro, el de anunciar el amor a Dios, evangelizar a través de la educación y contribuir en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. Los colegios, y obviamente más los centenarios, valen más por todo su patrimonio inmaterial y memorial plasmado en diferentes generaciones de alumnos y alumnas que han pasado por sus aulas. Pero intentemos recorrer, aunque sea a vuelapluma, la historia de ambos centros.
Los anales de Torrelavega cuentan que la Congregación de los Sagrados Corazones llegó a la ciudad en 1881 gracias a las gestiones que había realizado el P. Ceferino Calderón (1843-1928), que fue párroco de Torrelavega entre 1879 y 1910; en su tiempo, entre otras cosas, se construyó, por cierto, la iglesia de La Asunción. Al poco de iniciarse su parroquiado, llegaron las primeras religiosas, que abrieron su primer centro educativo, aún muy en precario, en la Plaza Mayor. Su prioridad era la educación femenina, en especial de las niñas y chicas que tenían menos recursos, que no debían de ser pocas.
La hermandad de los Sagrados Corazones había nacido a principios del siglo XIX en Poitiers (Francia) y en su proceso de expansión llegaron a Torrelavega; entre sus principales nombres están el fundador Marie-Joseph Coudrin y el Padre Damián. La siguiente sede del colegio femenino fue un edificio en la calle Julián Ceballos, donde estuvieron hasta que en 1966 inauguraron su actual centro del barrio de Sierrapando, 508.
Nuestra Señora de la Paz
El colegio de los Padres de los Sagrados Corazones se fundó bajo la advocación de Nuestra Señora de la Paz en el año 1921. Como ocurre casi siempre en este tipo de iniciativas de la época, fue clave el impulso de un bienhechor o bienhechora, en este caso la viuda de quien fuera médico y alcalde de Torrelavega, Gregorio Martín Blanco, llamada Dolores Velo Cabrero. Fueron 180.000 pesetas (de la época) las que dio para construir un colegio para niños, la 'casa de la Pizarra', donde comenzaron las clases.
La Congregación adquirió una propiedad en La Llama, donde fundó en siguiente su primera comunidad de religiosos con seminario, y, poco después, la primera sede del colegio Nuestra Señora de la Paz. En 1965 construyeron un gran colegio cuya fachada, importante, es obra de los arquitectos José María Subirachs (1927-2014), interviniente en el descabellado proyecto de la Sagrada Familia de Barcelona, y Fray Coello de Portugal (1926-2013), con una imponente imagen de la Virgen, al parecer la primera que se hizo en fibrocemento. Hace unos años se inauguró una nueva sede para la comunidad de los Sagrados Corazones, junto a la glorieta de los Rotarios, entre las dos parroquias de las que se ocupan y de las comunidades de religiosas de los Sagrados Corazones, en Sierrapando, y de las Madres Carmelitas, de clausura, en Tronquerías.
No sé si seguirá siendo cierto el dato de que los Sagrados Corazones es la propietaria del mayor colegio del municipio, con más de mil alumnos. En 2007/2008 los dos colegios juntaron sus cursos de Bachillerato en el colegio Nuestra Señora de la Paz. Por entonces eran directoras de ambos centros Rosario Cagigas y María Dolores Trugeda. La primera de ellas explicó que el innovador proyecto respondía a las nuevas demandas sociales y a un aspecto clave de su carisma, como es la promoción de una formación intelectual, social y religiosa «de acuerdo a una perspectiva contemporánea del hombre, la vida y el mundo, principios que siempre han estado muy definidos en nuestros colegios». Matizó al respecto que «siempre respetaremos las opciones tanto de nuestro alumnado, como de sus padres, no queremos encorsetarnos, pero si los jóvenes eligen la opción de la religión, nosotros estaremos ahí para dar respuesta a sus inquietudes». Garantizó, igualmente, que buscan «la calidad de la enseñanza, pero sin olvidarnos de la persona. Nos preocupa el enfoque que van a dar a sus vidas los jóvenes». Los actos del centenario del colegio, en 2021, tuvieron que ser suspendidos a consecuencia de la pandemia. Hay que destacar un hecho no poco notable en la relación de los Sagrados Corazones con Torrelavega, como fue la fundación, alentada por la Madre Milagros Gil, de una Escuela Universitaria de Magisterio, que fue, junto con la Escuela de Minas, los únicos referentes universitarios que hubo durante años en Torrelavega.
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