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La Zona Franca de Santander lleva todavía poco tiempo de vida, pero su experiencia como Depósito Franco y la mejoría de la actividad económica animan sus resultados y sus perspectivas de futuro. 2017 lo cerró con un incremento de su facturación del 17% y un ... alza de la cifra de negocio del 24%. Además, encara 2018 con similares perspectivas, es decir, un crecimiento superior al 20%. Así los datos, lo único que necesita es poder crecer para ofertar espacio a las empresas interesadas en instalarse. Ahora son 3, pero podrían ser muchas más. Fernando Cámara, delegado especial de la Zona Franca de Santander, recuerda que ya se solicitó al Puerto la posibilidad de crecer en la ZAL (Zona de Actividad Logística), utilizada en la actualidad, y solo en parte, para aparcamiento de vehículos y que en su día ocupaban los depósitos de Campsa.
2 millones de euros son los que podrá utilizar la Zona Franca si se aprueban los Presupuestos Generales. Hay pedidos otros 2 para 2019.
«Queremos negociar con el Puerto de Santander porque necesitamos más metros cuadrados para seguir creciendo y la ZAL, con 150.000 metros cuadrados, es justo lo que necesitamos. No es que no nos interese utilizar en el futuro el polígono de La Pasiega, pero lo veremos cuando se cuente con el Plan Director del Puerto y su desarrollo», reflexiona Cámara. La Zona Franca cuenta en la actualidad con 36.000 metros cuadrados, ya agotados, de los que 25.900 son propios. La cercanía a los muelles y el acceso directo desde los buques a los almacenes y depósitos son factores muy importantes en operaciones ligadas a la exportación e importación, que son las que ampara una zona franca.
Para hacer frente a los retos del futuro se cuenta con la posibilidad de utilizar fondos estatales, aunque no se trata de una cantidad que se aporte directamente sino que lo que facilita es que la entidad pueda pedir créditos para hacer frente a nuevas inversiones. Para este año los Presupuestos Generales del Estado han consignado 2 millones de euros, que van a ser destinados a la mejora de las instalaciones como el arreglo de alguno de los tanques de líquidos que ya llevan más de 50 años en funcionamiento o la mejora de los almacenes. «De todas formas, tenemos margen para lograr más recursos en el caso que existan proyectos importantes que así lo requieran», indica Cámara. Además, de cara a los Presupuestos de 2019 también está prevista la cantidad de 2 millones de euros, aunque podría aumentarse.
Inversión
La inauguración de dos nuevos tanques de líquidos en diciembre de 2017 ha sido el primer gran hito de la Zona Franca desde su nacimiento en 2016. En estos tanques (el número 6 y el número 7) se han invertido 1,2 millones de euros y su proceso de construcción ha durado siete meses. Tienen una capacidad de 3.257 metros cúbicos cada uno, una altura de 20 metros, y un diámetro de 14,4 metros. Se han construido con acero al carbono, están conectados directamente con la zona norte del Muelle de Maliaño, y se esperan que muevan 58.000 toneladas al año. De hecho, ya están a pleno rendimiento lo que ha llevado a tener que utilizar un tanque de Azucarera. «Nos estamos planteando la construcción de dos o tres tanques más en la zona que ahora ocupa un almacén, justo detrás de las nuevos tanques», apunta Cámara.
El primer cliente de estos depósitos ha sido Lingotech Ibérica de Sniace. El mercado de los residuos que genera esta empresa fue muy potente, aunque ahora no está en su mejor momento y hay más dificultades para colocar el producto que va destinado a la exportación. Además, tras la puesta en marcha de Viscocel (también de Sniace) se han generado nuevas necesidades lo que hace pensar en contar con más tanques.
Ampliación
El Consorcio que rige la Zona Franca Santander cuenta con representación del Gobierno de Cantabria, Ayuntamiento de Santander, Cámara de Comercio de Cantabria, Autoridad Portuaria y Banco Santander. Con la nueva normativa comunitaria el Consorcio ha tenido que convertiste en entidad pública estatal, lo que supone la incorporación de representantes del Ministerio de Hacienda. En la actualidad está presidido por Modesto Piñeiro, presidente a su vez de la Cámara de Comercio de Cantabria.
Para la Zona Franca es fundamental la atracción de empresas. Desde hace tiempo hay muchas que han mostrado su interés, pero la falta de espacio era un freno evidente. De ahí que se insista en el crecimiento y en el que la ampliación se haga dentro de los terrenos portuarios. Además, hay un aliciente añadido y es que se han extendido al resto de zonas francas los beneficios que solo tenía Vigo y Cádiz y que consisten en que lo que pagan las empresas instaladas en concepto de Impuesto de Sociedades revierte en las zonas francas. En el caso de la de Santander, en la actualidad solo hay tres empresas instaladas: Azucarera, Friologic y Cementos Alfa. Sin embargo, de cara al futuro es un camino que claramente se quiere potenciar.
De todas formas, conviene tener presente que la creación de espacios empresariales amparados por las ventajas de una zona franca debe cumplir una serie de requisitos. El principal, que el recinto debe estar cerrado y sometido a vigilancia aduanera; el Consorcio ha de ser titular de los terrenos (ya sea en propiedad o como concesionario) y, sobre todo, la instalación de la empresa debe recibir la autorización del Ministerio de Hacienda, porque, al tratarse de un espacio en el que no se aplica el IVA ni se cobran aranceles a los operaciones que se realicen dentro de esa zona, el criterio de admisión es muy restrictivo y debe ser justificado por el interés general.
Resultados 2017
El hecho de que la de Santander sea una de las siete zonas francas autorizadas en España supone una ventaja competitiva para Cantabria. El valor que han tenido las zonas francas de Vigo o de Barcelona para sus áreas de influencia es un buen ejemplo del potencial de crecimiento que encierra esta figura, muy superior a la del Depósito Franco que operó en Santander desde 1918 hasta su conversión en esta nueva entidad pública. Las cifras ya empiezan a avalar el éxito de la Zona Franca que, con sus instalaciones ocupadas al cien por cien de su capacidad, ha movido el último año 480.000 toneladas, entre entradas y salidas, un 70% más que en 2016.
Las siete zonas francas que existen en España han apostado hace poco por la creación de un fondo de compensación para facilitar la realización de actividades conjuntas y enfrentarse a los retos de la economía 4.0. La idea es formar una sociedad a la del estilo de Puertos del Estado con el fin de aprovechar las sinergías y conseguir mejorar la actividad y el rendimiento para poder invertir en las instalaciones. En esta idea es importante la cesión del Impuesto de Sociedades de las empresas instaladas en estas zonas.
La unión de las zonas francas ha supuesto la unificación de los estatutos para facilitar un funcionamiento mas armónico. En definitiva, se han dado los primeros pasos para una unión estratégica.
La Intervención General del Estado, que había puesto pegas a las cuentas de 2016 y lo publicó en el Boletín Oficial del Estado en septiembre de 2017, concretamente las comprendidas entre el 18 de noviembre y el 31 de diciembre, ya ha dado su visto bueno a las mismas. Se había planteado la falta de información y que el inventario no estaba actualizado. Se trataba del periodo en el que el antiguo Depósito Franco pasó a Zona Franca y hay que tener presente que la contabilidad venía de 1918. La valoración global de los activos se encomendó a Tinsa y ha supuesto una diferencia casi 5 de millones de euros, de los 3 a los 8,7.
De otro lado, se han tenido que asumir nuevos protocolos para los contratos del sector y, en general, para la realización de las cuentas de la institución que depende del Ministerio de Hacienda. El paso del sector privado al público ha sido la circunstancia que frenó la no aprobación de las cuentas.
La auditoría realizada por la Intervención del Estado explicó que no pudo identificar, ni en inventario ni en contabilidad, la mayoría de las construcciones existentes, encontrándose bajo una denominación genérica, «imposible de desglosar», lo mismo respecto del resto del inmovilizado, especialmente, el de mayor antigüedad. Tampoco fue posible obtener una valoración individualizada y justificada, pues «no se ha aportado documentación justificativa suficiente, o bien, allí donde se obtuvo algo de información, las diferencias entre lo documentado, inventariado y contabilizado resultaban insalvables».
En cualquier caso, el Consorcio de la Zona Franca de Santander, responsable del funcionamiento de la entidad, aprobó estas cuentas de 2016 y respaldó la gestión realizada teniendo presentes las dificultades de adaptación que se han vivido para poder pasar de una sociedad privada, que inició su andadura en 1918, es decir, hace nada menos que 100 años, hasta llegar a ser pública en la actualidad.
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