La democracia municipal
La gestión autonómica y municipal es para alcaldes trabajadores y presidentes de comunidad que hayan sabido dotar a sus territorios de modernidad y progreso
Manuel Vilas
Domingo, 28 de mayo 2023, 23:27
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Manuel Vilas
Domingo, 28 de mayo 2023, 23:27
Si pones la televisión en una noche de escrutinio electoral te dará la sensación de que llega el fin del mundo o una invasión de alienígenas. Las teles, las radios, los medios de comunicación tienen que contar los resultados electorales como si se tratara de ... un combate de boxeo. Tienen que meterte en la cabeza que el triunfo de uno u otro partido político te puede cambiar la vida. Pero la gente sabe que eso no es así. En las democracias avanzadas y complejas los cambios políticos se viven sin dramas y sin solemnidad y sin violencia y sin miedo. Se viven como pequeñas modificaciones técnicas, como ganas que tiene el público de ver otros rostros. Nadie debería de estar más de ocho años en política. Nadie debería rasgarse las vestiduras porque gane la derecha o gane la izquierda en tal o cual comunidad.
Las democracias sólidas cambian los ciclos políticos de manera natural, sin traumas. Cuando los cambios políticos son traumáticos, mal asunto para la gente, mal asunto para todos. Estas elecciones se han visto como un adelanto de las generales, y eso no es bueno, porque la política local y el municipalismo no deberían tener un perfil ideológico tan marcado sino que debieran ser debates sobre modelos de gestión. La ideología es para vagos, vagos de izquierda y vagos de derecha.
La gestión autonómica y municipal es para alcaldes trabajadores y presidentes de comunidad que hayan sabido dotar a sus territorios de modernidad y progreso. La ideología son palabras. La gestión es mejor calidad de vida en la ciudad en la que vives, mejores hospitales, mejores empresas, mejores inversiones, mejor transporte público, mejores viviendas. La gestión es menos altisonante, pero es la única que cambia ciudades y regiones. Votar ideologías en las ciudades es votar subdesarrollo. Votar alcaldes trabajadores y amantes de su pueblo es votar con la cabeza.
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