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El ciclo electoral de este primer semestre de 2024 ya tiene su siguiente parada tras el impacto sobre la política española de las autonómicas en Galicia y antes de las europeas del próximo 9 de junio que se prevén como otra liza a todo o ... nada entre el PSOE de Pedro Sánchez y el PP de Alberto Núñez Feijóo. Los comicios del País Vasco se celebrarán finalmente el 21 de abril, la incógnita que se daba por casi hecha y que este jueves por la tarde despejó el lehendakari. Visiblemente emocionado, Iñigo Urkullu, que ha perdido esta semana a su madre, se despide con dicha convocatoria de un Gobierno de 12 años en el que asumió, como hito más relevante, la gestión de la etapa que se abrió con el cese del terrorismo de ETA. Los vascos irán a las urnas dentro de dos meses bajo la que se anticipa en los sondeos y la percepción política como una pugna histórica por el liderazgo de la comunidad entre el PNV y Bildu.
Ambas formaciones, socios del Gobierno de Pedro Sánchez desde la pasada legislatura, competirán en una pugna al límite con dos candidatos nuevos. Imanol Pradales en el caso de los peneuvistas, relevando a un Urkullu cuya salida ha dejado al descubierto una lejanía insospechada no hace tanto tiempo con la dirección de su partido; los 'jeltzales' parten de 31 escaños. Y Pello Otxandiano al frente de la plancha de la coalición liderada por Arnaldo Otegi, que cuenta hoy con 21.
Este referente de la izquierda abertzale en los últimos 25 años ha dado el paso atrás de no ser el aspirante a lehendakari en busca de consolidar la favorable posición que ha ido adquiriendo su partido solapando la reivindicación independentista con un programa orientado a lo social, reforzado por los pactos con Sánchez y pasando página del terror etarra con el discurso evasivo de responsabilidades pasadas del «todas las víctimas, todas las violencias», en alusión también a la represiva del Estado. Un cóctel con el que EH Bildu ambiciona el inédito sorpaso al PNV.
Los partidos de arraigo español, el PSE y el PP vasco, fían sus opciones a poder ser determinantes para decantar esa pugna, aunque con objetivo dispar y diferente peso de saque. Los socialistas, que estrenan de candidato a su líder territorial, Eneko Andueza, confían en afianzar o mejorar sus 10 asientos en el Parlamento de Vitoria y sumar con el PNV a fin de reeditar el Gobierno de coalición; Andueza ha comprometido su palabra en que no pactará con Bildu por no haber dado los pasos requeridos de condena del terrorismo etarra.
En cuanto al PP, que también juega con nuevo aspirante -el exdiputado general alavés y exdelegado del Gobierno Javier de Andrés-, persigue apuntalar sus actuales seis escaños y convertirlos en potencialmente decisivos si la suma PNV-PSE no les alcanza para la mayoría absoluta fijada en 38 parlamentarios. Las otras dos fuerzas en disputa son Sumar y Podemos, que concurren por separado como en Galicia ahondando en su cisma.
Urkullu ha elegido la fecha para las elecciones considerada más probable entre Semana Santa y las europeas; unos comicios cuyo escrutinio tendrá impacto, de una manera u otra, sobre el escenario político español. El aún lehendakari anunció así el final de tres legislaturas consecutivas al frente del Gobierno vasco, cargo en el que sucedió al socialista Patxi López. Y lo hizo reivindicando su legado, abogando por una Euskadi que no vuelva a sufrir el zarpazo de la violencia, negando que este distanciado de su partido y afeando a Sánchez que su relación haya sido «epistolar» en los últimos tiempos.
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