«La pandemia ha ayudado a desmitificar las ciudades y a reforzar el mundo rural»

-¿Se ha afrontado el desarrollo rural de la forma correcta?

-Las políticas han estado mal diseñadas porque se han centrando en subvencionar a los agricultores. Eso puede ser justificable en muchos sentidos, pero como herramienta para luchar contra la despoblación es poco inclusiva. A veces se tiende a pensar que hay que hacer es una gran inversión en infraestructuras. Electoralmente queda muy bien, pero no es suficiente. Es necesario una política para fortalecer el tejido empresarial, más participación y una colaboración con el sector privado para encontrar cuales son las líneas más provechosas en cada comarca.

-¿Cantabria camina hacia ahí?

-En Cantabria pasa el mismo problema que en otras comunidades, que la mayor parte del dinero en desarrollo rural se ha destinado a ayudas agrarias, mientras que las medidas para la diversificación económica o el fomento de la calidad de vida han supuesto siempre una parte pequeña de nuestro gasto. Esto no es Bruselas. Somos nosotros los que hemos decidido hacerlo así. Dicho eso, Cantabria tiene mucho recorrido por delante.

-Encadenamos más de una década en crisis. Eso no ayuda.

-En la década previa a la gran recesión, primeros años 2000, la población rural en España creció con mayor rapidez que nunca en nuestra historia. La crisis que empezó en 2008 supuso un cierre de todos los flujos migratorios y desinfló ese ciclo de crecimiento que parecía abrirse.

-¿Ofrece la pandemia una lectura distinta?

-El covid, los confinamientos y todo lo que ha surgido a nuestro alrededor ha revalorizado los espacios rurales, ha contribuido a desgastar esa concepción de la ciudad como lugar donde ganar mas dinero o donde tener una vida mejor. La pandemia ha ayudado a desmitificarlas y a reforzar el mundo rural. Se valora más vivir en espacios naturales y eso puede ser un impulso para los datos de despoblación.

-Ya no nos queremos ir todos a Madrid, Barcelona, Sevilla...

-El casco urbano de las grandes ciudades tiende a perder población. Algo hay en ese paradigma industrial, urbano y masificado que desde hace tiempo despierta una reacción contraria. Los estudios nos muestran que entre las personas que viven en el medio rural la sensación de identificación y arraigo es mayor que en otros momentos. Y es mayor porque en parte hemos dejado de creer que todo lo bueno pasa en la ciudad. En las comarcas mas deprimidas el gran problema no es tanto el relevo sino que muere mas gente de la que nace.

-El reto demográfico.

-Este fenómeno está muy ligado a decisiones individuales. Pensar que las políticas pueden revertir rápidamente un fenómeno tan complejo es ilusorio. De la administración podemos esperar que contribuya a crear esas condiciones para que los individuos puedan elegir de manera real. Ahora mismo hay elección, sí, pero esta muy distorsionada por que hay zonas que no tienen un acceso a internet lo bastante bueno como para llevar un despacho, una empresa o un proyecto de vida. Lo que hay que esperar es que aumenten nuestro margen de elección. A partir de ahí, cada uno tomará su decisión.

-Mucho trabajo por delante.

-Aunque la despoblación ha hecho que haya zonas rurales muy envejecidas, hay otras donde la demografía ha repuntado fundamentalmente porque llegan nuevos pobladores. Esa es la clave. Por eso hay que crear las condiciones para que ese lugar, esté donde esté pueda ser atractivo a ojos de quienes quieran desarrollar un proyecto vital.