Los Reyes Magos son ellas

Los Reyes Magos existen. Se llaman Mar Flores, Paloma Lago, Marián Camino, Silvia Casas, Cari Goyanes... En estas fechas las acciones solidarias se multiplican y muchas 'celebrities' deciden poner su imagen al servicio de una buena causa. «Yo le doy mucho valor a hacer cosas que dejen una imagen impecable», apunta Paloma Lago, que lleva años colaborando con asociaciones humanitarias. La presentadora, junto con Cari, Silvia y Marián, entregó hace unos días un cheque de 3.000 euros a la Cruz Roja en nombre del 'outlet' madrileño Las Rozas Village, dentro de la campaña 'Una foto para un juguete'. El objetivo: recaudar fondos para adquirir mil juguetes y repartirlos entre los niños necesitados.

Mar Flores, las actrices Leticia Dolera y Úrsula Corberó, así como Cari Lapique y el actor Peter Vives también han participado en Madrid en la tradicional 'Entrega de regalos' organizada por la firma de cosmética Kiehl's para los chicos de la Fundación Götze, que atiende a personas con discapacidad intelectual. Pero hay famosos que ejercen de Papá Noel todo el año, como Paco Arango. El creador de la Fundación Aladina inauguró hace unos días un jardín de juegos en el Hospital Universitario de Getafe, gracias a la colaboración de los joyeros Suárez, que han financiado íntegramente la construcción de este nuevo espacio infantil con las ventas de su pulsera solidaria 'One'. Excantante, cineasta, mexicano de nacimiento e hijo del millonario Plácido Arango, Paco lleva diez años con 'Aladina' y en ese tiempo ha atendido las necesidades familiares de casi 2.000 niños enfermos de cáncer. El director de la película 'Maktub', que ahora prepara otra titulada 'El curandero', opina que «todo el que dona recibe» y él siente la necesidad de repartir «algo de lo mucho que me ha dado la vida».

Madre de un adolescente de casi 14 años y de una niña de 12, Marián Camino explica que en su casa «los Reyes y Papá Noel los seguimos viviendo como cuando mis hijos eran pequeños». La hermana del torero Rafi Camino no le pone puertas a la solidaridad en ningún sentido. «Durante las fiestas de Navidad mi casa está siempre abierta a esos amigos que por cualquier circunstancia no pueden estar con sus familias. ¿Acaso no nos gustaría que lo hicieran por nosotros?», se pregunta. Ella educa a sus hijos en «el reciclaje constante de ropa y juguetes» y les inculca que «la vida es dura y las cosas hay que ganárselas a pulso».

Proyectos humanitarios

Javi, el hijo que Paloma Lago tuvo con el hermano de Ana Obregón, tiene ya 19 años y estudia la carrera de Administración de Empresas en inglés. «No le gusta mucho que hable de él», advierte la presentadora... Pero sí desvela que de niño acompañó muchas veces a su madre a parroquias y otros centros donde Paloma colaboraba en proyectos humanitarios. Esta gallega, y antes su madre, ha realizado muchas cuestaciones de la Cruz Roja hucha en mano. «Siempre me ha preocupado que los proyectos fueran algo cercano, porque fuera hay mucha necesidad pero también la hay en España».

Miembro de una familia «muy ambientada» en la que se juntan hasta 24 personas durante las Navidades en la casa familiar de Galicia, Paloma explica que en estas fechas «todo gira en torno a mis padres, que son matriarca y patriarca y mandan mucho y muy bien. Ellos consideran que tenemos que juntarnos en Navidad porque estamos todos y eso ya es un privilegio que hay que celebrar». El día de Reyes sigue siendo fecha señalada en el hogar de los Lago. «Me veo a mí misma de niña -relata Paloma-, con unos ocho años, llevando orgullosa a casa de mis abuelos, que vivían enfrente, una sillita de bebé, de esas con asas en forma de paraguas. Ni siquiera recuerdo si había un muñeco dentro. A mí lo que me tenía como loca era la sillita que acababan de traerme los Reyes».

Sus Reyes actuales son muy diferentes. En el verano de 2014 la vida le obsequió con un 'flechazo'. Se enamoró del policía nacional Daniel López, y en 2015 su relación se ha consolidado. «Hemos ido conociéndonos más, compartiendo muchas cosas y eso para mí es una maravilla», detalla Paloma. Pero si no hubiera sido así, tampoco habría perdido su seña de identidad: la sonrisa. «Me parezco a mi padre y ante el mal tiempo pongo siempre buena cara. Es la manera natural que tengo de ir por la vida».