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I. UGALDE
Jueves, 7 de enero 2016, 08:39
Muy caldeado se le presenta a Madonna el 2016 a cuenta de la rebeldía de su hijo Rocco Ritchie. El quinceañero, que ya se negó a pasar con ella las Navidades, ha dado una nueva vuelta de tuerca a lo que empezó como una chiquillada. ... No quiere, de ninguna manera, regresar a Nueva York con su madre. El adolescente hace oídos sordos a la orden de un tribunal estadounidense que le obliga a regresar antes de febrero. No entiende de imposiciones ni tampoco de súplicas y llantos angustiosos. Está parapetado en la casa londinense de su padre, Guy Ritchie, y de ahí no hay quien lo mueva.
La batalla legal se vislumbra prometedora: el director de cine ya ha contratado a un abogado para pelear con uñas y dientes por la custodia de su hijo. Parece que hay lugar a la esperanza porque un juzgado de la capital británica autoriza al joven a quedarse. El discurso de Rocco debió de surtir efecto. Alega que Madonna lo utiliza «como trofeo», que prefiere a sus otros tres vástagos y que a su lado no tiene «estabilidad» por los continuos conciertos y giras de la reina del pop, de las que él mismo fue partícipe en 2015. Sin olvidar el gran incordio que para él supone que no le deje tocar la guitarra por las noches, ni entrar y salir cuando le apetece.
Rocco quiere vivir su adolescencia en libertad. Huir del control de la Madonna transgresora de los escenarios, pero conservadora guardiana en su intimidad. Como prueba de sus ansias de escapar de ella, la ha bloqueado de Instagram e instantes después, no satisfecho, borró hasta la cuenta.
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