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David Muñoz mostrará cómo es su día a día en ‘El Xef
«¡Olé Cristina y olé su valentía!»

«¡Olé Cristina y olé su valentía!»

El cocinero David Muñoz tiene un lema: «Vanguardia o morir». Por eso le parecen «estúpidos» los comentarios que ha suscitado el vestido de su mujer en Nochevieja

miguel ángel alfonso

Domingo, 10 de enero 2016, 21:07

No tiene el bigote de Emiliano Zapata ni lleva colgado un cinto de balas, ni sabría darle uso a la guillotina aunque maneja quince tipos de cuchillo. Lo que verdaderamente convierte al cocinero David Muñoz (Madrid, 1980) en un revolucionario es la frase que persigue con una obsesión enfermiza: «vanguardia o morir, vanguardia o morir». La misma que adorna una de las paredes de DiverXo, su restaurante de Madrid con el que ha devuelto a la capital las tres estrellas Michelin. Mañana domingo Cuatro estrena El Xef (21.30 horas), un documental sobre los dos últimos años de su vida en los que ha pasado de acaparar las miradas de los críticos gastronómicos a las páginas del corazón tras su boda con la presentadora Cristina Pedroche.

Con solo ocho años Muñoz ya cocinaba recetas para sus padres, aunque empezó su carrera profesional en las categorías inferiores del Atlético de Madrid. Hasta que la cocina le enganchó y le llevó a recorrer Londres con 20 añitos y una pila de curriculums bajo el brazo en busca de trabajo aunque fuera de friegaplatos. Una ciudad a la que David ha regresado triunfante, y pronto abrirá allí su próximo restaurante. Pero antes le llegó el éxito con DiverXo (tres estrellas Michelin), un sueño hecho realidad a base de romper con los cánones clásicos de la gastronomía y de trabajar de sol a sol.

¿Lo suyo es fachada?

La gente que piensa que lo mío es un personaje que yo me he creado es porque no me conoce, o porque ha llegado al final de mi historia, cuando he tenido más repercusión mediática. Pero mí día a día, y el de mis compañeros, tiene mucho que ver con trabajar muchas horas y no conformarse. La gente me prejuzga porque en España no están bien vistos los casos de éxito y tiramos piedras sobre nuestro propio tejado.

¿Y no le cansa estar siempre en la vanguardia?

Así llevamos nueve años ya. No solo vale que hagamos las cosas bien, tienen que ser únicas, constantemente nuevas. Mantener ese nivel de creatividad y de innovación es una jodida catarsis, una locura. La vanguardia es muy bonita.

A veces estar a la vanguardia implica regresar a los orígenes. Hace un mes, Muñoz subió a su cuenta de Instagram la foto de un pato salvaje asado a la brasa que le sirvieron en el restaurante Noma de Copenhague (que llegó a ser el mejor del mundo). La imagen causó un revuelo en las redes sociales porque el animal estaba entero, y no fileteado. «Hemos perdido un poco la noción de que la comida viene de animales que son seres vivos, y los animales que son seres vivos no vienen en una bandeja de poliespán etiquetada. Esa foto pone en valor la cocina natural, sostenible y de la que además no se desperdicia nada, porque de ese pato se comía desde la pata hasta el pico. Así que creo que no hay un plato tan respetuoso con el medio ambiente como ese, pese a toda la gente que puso el grito en el cielo».

Lo que Muñoz tampoco perdona es su cita diaria con el running. Aunque la jornada en DiverXo -o en StreetXo, su otro restaurante madrileño más low cost- haya sido maratoniana siempre encuentra un hueco para salir a correr por Madrid de madrugada. «Soy un tipo hiperactivo mental y físicamente».

Las transparencias

En 2015 otro torbellino sacudiría su vida. Lo acababa de dejar con Ángela Montero, su novia de toda la vida, y conoció a la presentadora Cristina Pedroche y con ella los focos, los clics de las cámaras y las portadas de las revistas. «No le doy importancia a que me estén todo el día siguiendo, lo importante es que nuestro negocio y todo lo que hacemos va mejor que nunca y estamos más felices que nunca. Si hubiera más gente que por la mañana se levantase feliz de lo que hace, de cómo lo hace y de con quién lo hace todo iría mejor», zanja el cocinero.

Pese a todo, la pareja decidió casarse en secreto y por sorpresa el pasado 24 de octubre en zapatillas y vaqueros. Un atuendo mucho más modesto que el sensual vestido de transparencias que lució Pedroche en Nochevieja, confeccionado con 20.300 cristales de Swarovsky, y que desató una tormenta de comentarios: «Es un plagio», «es machista», «lo hace por provocar» Muñoz respondió colgando una foto vestido con él.

¿Cómo lleva esos comentarios?

Cada uno hace con su cuerpo lo que quiera. Esa frase debería ser obvia porque estamos en el puto siglo XXI, y quién diga lo contrario es estúpido. Cristina diseñó ese vestido junto a la gente de Pronovias, y lo hizo como le dio la gana, ¡olé ella, olé su valentía, olé su feminidad y por su forma de entender la vida! Ojalá hubiera más gente que luchase por su libertad de expresión como lo hace Cristina. Todo lo demás es estéril y me parece mentira.

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