El nieto de Fidel Castro desfila en La Habana para Chanel

Es la primera vez en la historia de Cuba que a los viejos, exuberantes y coloridos coches de La Habana les roban el protagonismo. La culpa es del excéntrico diseñador Karl Lagerfeld, que ha convertido el Paseo del Prado en la última pasarela de Chanel. Ni la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ni el concierto de los Rolling Stones, ni el primer crucero con pasajeros yanquis habían puesto tan de manifiesto que en la Cuba del deshielo se vuelve a respirar lujo y glamur. El desfile al aire libre, impensable hace unos meses, dejó estampas tan curiosas como la de uno de los nietos de Fidel Castro, Tony Castro Ulloa, de 19 años, debutando como modelo de la alta costura europea. «Es un orgullo para todos los cubanos que un gran evento como este se realice aquí», declaró.

No sabemos qué pensará su abuelo, pero no sería el primer disgusto que se lleva con su descendencia. Ya con su hijo Antonio Castro, su favorito y padre del maniquí, tuvo algún que otro quebradero de cabeza. Como cuando este médico ganó un gran torneo de golf en Varadero, un deporte erradicado en 1959 por Fidel Castro por tratarse de un símbolo del capitalismo.

Cientos de cubanos presenciaron el desfile asomados a las ventanas y a los balcones de sus casas. Tampoco faltaron a la cita la modelo brasileña Gisele Bündchen, que lució un vestido rojo pasión, y el actor estadounidense Vin Diesel, protagonista de 'Fast and Furious'. Llegaron montados en los famosos 'almendrones', los coches antiguos americanos que se han convertido en el emblema de la isla, saludando como Reyes Magos. Hasta la hija del presidente Raúl, Mariela Castro, contempló el show en primera fila.

Lagerfeld, el artífice de la puesta de largo de la moda en Cuba, hizo una breve aparición al final del pase. Iba tan repeinado como de costumbre, ataviado con una americana llena de brillantes y sus icónicas gafas oscuras. Por cierto, allí no había ni rastro del comunismo.