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jessica m. puga
Martes, 7 de junio 2016, 07:21
Tenía que ser original. Es el requisito que María Gómez puso a Francisco San José para dejar la soltería e iniciar una vida común como marido y mujer. No le sirvió a este santanderino aficionado a la montaña con viajar a la ciudad del ... amor para pedirle la mano en lo alto de la Torre Eiffel y mucho menos intentarlo en la vecina Lisboa. «Siempre bromeaba definiéndome como una soltera profesional, hasta que un día llegó Paco preguntándome qué opinaba de casarnos en el Pico Urriellu y, pensando que era una broma, le seguí el juego y le prometí que de ser así, sí aceptaría», recuerda María.
Fueron tres intensos meses de preparativos y de contactos porque hacía falta el consentimiento del Ayuntamiento de Cabrales, del Refugio de Urriellu y contar con el apoyo de profesionales que guiaran la expedición. «Sabía que no sería fácil pero para disfrutar de la vida hay que hacer cosas originales y bonitas», explica el recién casado, agradecido por el buen trato recibido tanto en el refugio como en el consistorio cabraliego. «No nos pusieron problema y, en la primera reunión, nos presentaron a la concejala Elena Martínez, responsable de oficializar la ceremonia», cuenta Francisco desde el refugio donde aún le aguardaba una última fiesta previa al descenso que inician hoy.
La comitiva de nueve personas los novios, sus padrinos, la concejala y cuatro guías de la empresa TocandoCumbre partió poco antes de las siete de la mañana de ayer desde el albergue. «Fue una ascensión complicada que empeoró por este invierno atrasado que estamos teniendo», explicó Francisco. El día comenzó un poco nublado pero estable, lo que animó a iniciar la aventura. Si bien los claros que se vislumbraban desde abajo se tornaron en alguna llovizna ocasional y hasta en nieve cuando se alcanzó la cima, a una altitud de 2.526 metros. «Hizo tantísimo frío que me tuve que abrigar con una manta polar pero así hemos podido tener una boda con nieve en pleno junio», bromeó la recién casada.
La emoción de la feliz pareja se contagió a los presentes durante la excursión y fe de ello dio la concejala Elena Martínez que, además, escribió un capítulo más es su legado familiar. La encargada de oficializar el acto es nieta de Víctor Martínez, la tercera persona que subió el Naranjo de Bulnes, e hija y sobrina de los responsables de inaugurar la vía directa del sur por la que ayer ascendió la primera pareja que inició ruta siendo novios y la concluyó como marido y mujer.
La música y la animación corrió a cargo de los padrinos, Joaquín Arnaiz y Luis Díaz. «¿Por qué casarnos en la cima asturiana? No hay motivo especial, solo porque está ahí», relata el feliz recién casado. «Ahora estamos como locos y yo feliz como siempre lo he estado con este hombre», concluye María.
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