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El patinador Javier Fernández está centrado en su nuevo espectáculo 'Revolution on Ice'. R. C.
Entrevista a Javier Fernández: «Soy un vividor disfrutón»
Entrevista a Javier Fernández

«Soy un vividor disfrutón»

«La humildad es como la Biblia de mi familia, por eso que el éxito se me suba a la cabeza no es una opción», dice el patinador

arantza furundarena

Sábado, 26 de febrero 2022, 00:10

Odio este deporte. No vuelvo a patinar!», exclamaba hace unos días una rabiosa Alexandra Trusova en los Juegos Olímpicos de Invierno. Javier Fernández reconoce que él también ha gritado lo mismo algunas veces. «Pero para mis adentros, nunca en voz alta». Porque en el fondo sabía que, a pesar de todo, su pasión por el patinaje le haría volver al día siguiente a la pista de hielo. Se acaban de cumplir cuatro años de su medalla de bronce en los Juegos de Pyeongchang y Fernández tiene la sensación de que fue «hace dos semanas». Retirado de la competición, el dos veces campeón del mundo y siete veces consecutivas de Europa vive centrado en su nuevo espectáculo 'Revolution on Ice' que, inspirado en «todo lo que hemos vivido en pandemia», está dedicado a las emociones.

Sus conocidos le suelen llamar 'Súper Javi', pero él, que ha hecho de la sencillez bandera, le quita importancia. «Es porque en uno de mis espectáculos me vestía de Superman, con un traje rojo y amarillo, y con los calzoncillos por encima de los pantalones, por supuesto», bromea. Los únicos superpoderes que admite tener a sus casi 31 años (los cumple en abril) son el trabajo duro y el intentar día tras día ser una persona amable y cercana. «Siempre he querido ser un chico totalmente normal aunque la gente me reconozca».

Nacido en el barrio madrileño de Cuatro Vientos, cuenta el medallista que sus padres lo educaron en la humildad. «Es como la Biblia de mi familia. Para mí que el éxito se me suba a la cabeza no es una opción. Ellos me han enseñado a estar rodeado de naturalidad, no de otras cosas». Por eso, al finalizar una competición o una exhibición, a pesar del cansancio, 'Súper Javi' siempre ha escogido «el camino menos fácil» y se ha quedado a charlar con sus seguidores. «Es parte de mi vida y de mi decisión compartir ese momento con los que lo han vivido conmigo. Y luego, más tarde, con la gente más cercana».

«Siempre he querido ser un chico normal aunque la gente me reconozca», afirma el ganador de un bronce olímpico

Cuatro años después de su bronce dice no sentir nostalgia. Tampoco se arrepiente de haberse retirado tan joven de la competición. «No creo que fuera demasiado pronto, sigo pensando que tomé la mejor decisión. Ser deportista es como ir a la universidad. Llega un momento en que la universidad termina y tú tienes que generarte otra vida. Yo todavía soy joven y con mucha energía para realizar otros proyectos. Pero además el patinaje evoluciona muy rápido y aunque 30 años no son muchos, dentro del deporte de alto rendimiento sí que lo son».

Lo dice pensando en los 15 años de Kamila Valieva, la autora del primer salto cuádruple femenino que él mismo retransmitió en Eurosport. La patinadora rusa abandonaría poco después la pista de hielo entre lágrimas, incapaz de sobreponerse a su positivo en dopaje. «Creo que jamás llegaremos a conocer el 100% de la verdad pero si alguien es ahí inocente es ella», defiende el medallista madrileño.

«Vaguete y hablador»

Fernández a los 15 años distaba de ser Valieva. Empezó a competir, pero quedaba entre los últimos... «Para mí era como un juego. Fue después, con los años, cuando se convirtió en mi profesión». Pero de niño jamás soñó con ser patinador. Primo lejano de Iker Casillas, lo que le gustaba a Javier era jugar al fútbol, al baloncesto... «Y a tirarme piedras con los amigos, lo que se hacía antaño. A mi madre no le gustaba cuando volvía a casa con una brecha, pero hoy me alegro de haber jugado en la calle. La verdad es que era un poco rebelde», reconoce. Los profesores le decían «Javi, eres muy inteligente, si aprovecharas el tiempo, serías buen estudiante». Pero él era «un poco vaguete» y le expulsaban a menudo por estar hablando en clase... «Aunque también decían que por lo menos era respetuoso, porque sí, yo no atendía en clase y siempre la estaba liando, pero luego nunca gritaba ni contestaba a los profesores. Yo hacía amistad con ellos».

Muy de seguir su camino, y de engancharse a lo que le gusta «aunque no les guste a los demás», hoy Javier se define como «un vividor disfrutón. Me gusta vivir cada instante y disfrutar es lo que más me mueve como persona, incluso en algo tan sufrido como el deporte de élite».

Tuvo una novia japonesa pero aquello terminó. Hoy su novia es española. Con ella pasó el confinamiento y hasta aprendió a cocinar el cocido madrileño de su madre. «Me sale casi como a ella». Su proyecto es seguir conectado con el patinaje. «Y en un futuro crear mi propio club, con su pista de hielo donde poder dar clases y formar a futuros patinadores». También quiere tener hijos. «Pero no sueño con que sigan mi estela. Lo que quiero es que disfruten».

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