Mabel Lozano: «Siempre estoy al borde del abismo»

– ¿Qué la condujo a Yamiled Giraldo?

– Un proxeneta que entrevisté para mi libro. Él me habló de mujeres a las que asesinan para silenciarlas. Yamiled denunció, era una testigo protegida.

– Muy poco protegida.

– El abogado contrario tuvo derecho a ver el informe con la documentación de esta mujer. Su proxeneta desde la cárcel le puso un investigador privado para seguirle los pasos. La asesinó a tiros en un pequeño pueblo de Pamplona delante de su hijo. A él también le puso una pistola en la cabeza, pero se le encasquilló.

– Lleva mucho tiempo en esta lucha. ¿Ha logrado cambiar algo?

– No. Al contrario, esta pandemia hace más vulnerables a mujeres y niñas. Vemos que la prostitución, o la prostitución 2.0 que es la pornografía, se les presentan como una salida. La prostitución no se erradica, muta. Va siempre por delante de la justicia.

– ¿Y no se siente como Sísifo?

– Siento que subo el Tourmalet, que pedaleo, pero ni he alcanzado la cima ni por supuesto he empezado a descender.

– ¿Ve más cerca una ley integral contra la trata?

– Me he reunido con la ministra Irene Montero y me dijo que en la ley de libertad sexual, la del sí es sí, se va a abordar el proxenetismo consentido. Vamos a ver si no hay fuegos de artificio... Hay que hacer una ley integral y tienen que apoyarla todos los partidos. El problema es que hay muy poca altura, y «si este la presenta, yo la destruyo». Hay que tirarles de las orejas a todos los políticos.

– ¿Qué nos está pasando como sociedad?

– Que somos un país de puteros. La pornografía es el gran virus del siglo XXI y está en el mundo entero. Pero España es el primer país de Europa en consumo de sexo de pago.

– ¿Qué le ha descubierto Cristofer, el hijo de Yamiled?

– Creo que desde que murió mi hermano con 23 años en un accidente no había llorado tanto. La voz de los hijos de estas mujeres es dolorosísima. Y las humaniza. Llevamos 47 asesinadas en prostitución desde el 2000. Son víctimas de tercera.

– ¿No siente a veces miedo?

– Siempre estoy al borde del abismo. He hablado hasta del narcotráfico en Bolivia... ¿Pero cómo voy a sentir miedo? Sería muy egoísta. Lo que siento es un agradecimiento profundo hacia la valentía y la generosidad de mujeres como Yamiled.

«Muy bien acompañada»

– ¿Nunca ha tenido ganas de tirar la toalla, ni cuando le diagnosticaron un cáncer?

– No, al revés. Yo toda esa impotencia, esa rabia, la canalizo haciendo documentales o libros. 'PornoXplotación' lo terminé de escribir con una botella de drenaje a cada lado de mi cuerpo. Ya he acabado la radioterapia. Y ahora tengo que estar tomando durante cinco años una pastilla que hace que me duelan todos los huesos del cuerpo. Pero estoy bien. Ha sido un carcinoma incipiente, pequeñísimo, y lo han extraído.

– ¿Su lucha parte de alguna mala experiencia personal?

– No. Yo tengo una madre maravillosa, una familia total. He sido una niña de pueblo salvaje y feliz. La gente me pregunta por qué sonrío tanto, con los temas que abordo... Bueno, porque tengo la fortuna de estar muy bien acompañada en el viaje de la vida, primero con mi numerosa familia y ahora con mi marido y mis hijos. Ellos se alegraron con el Goya más que yo.

– Hasta el perro dio un brinco.

– Ja, ja, ja... Lilo es el perro de mi hija. Yo estaba en mi dormitorio y en el salón estaban mi familia y dos buenas amigas, una de ellas Rossy de Palma. Con lo del Goya gritaron tanto que el perro, que estaba dormido, salió en estampida.