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«Mis amigos dicen que voy a ser la loca de los gatos, no me parece un insulto», dice. Romero de Luque
«Aunque no lo parezca soy muy melancólica»
Cristina Gallego

«Aunque no lo parezca soy muy melancólica»

Cristina Gallego estrena 'Hasta que la muerte nos separe'. «Yo también creía en la media naranja y el amor eterno peroes una gran mentira»

arantza furundarena

Sábado, 15 de octubre 2022

Por qué tantas parejas se separan? Cristina Gallego, colaboradora habitual de 'El Intermedio', donde lo mismo parodia a Yolanda Díaz que a Tamara Falcó, no tiene la respuesta pero sí hace una reflexión al respecto en 'Hasta que la muerte nos separe'. A sus 43 años recién cumplidos, esta extremeña vuelve a pisar las tablas con una comedia centrada en la peripecia vital de una pareja que se casa enamorada, emprende una vida en común, tiene una hija y se acaba separando. La obra se estrena el 20 de octubre en la sala 'Cuarta Pared', dentro del Festival Surge Madrid. «Estoy soltera y no tengo hijos. Creo que eso ya lo dice todo», ironiza la actriz.

Un rato de charla con Cristina Gallego sobre su trayectoria acompleja a cualquiera... Esta mujer que dejó su Cáceres natal a los 18 años para plantarse en Madrid prácticamente con lo puesto («muy salvaje yo», dice), no ha parado. Consciente de que solo el 8% de los actores («el 4%, tras la pandemia») consigue vivir de su profesión, decidió formarse en otras disciplinas a la vez que hacía «teatro, cine, tele o lo que me surgiera» Así, se sacó el título oficial de profesora de inglés, se diplomó en Biblioteconomía y Documentación y, hace dos años, obtuvo el diploma de sumiller. Además, ha aprendido a tocar el ukelele, se defiende en japonés... Y todavía dice que hay días en los que siente que está perdiendo el tiempo.

En la obra teatral que estrena el próximo jueves la acompañan sobre el escenario el actor Jorge Muñoz, en el papel de marido, y el músico Nacho Vera ('Capitán Bazofia') que interpreta canciones expresamente compuestas para el montaje. «Mi personaje es el de una chica enamorada que quiere tener un proyecto de futuro con su pareja y que desea ser madre», explica Cristina. En la función se analiza la presión social que abona el mito del amor para siempre. «A mí también me lo inocularon -admite-. Yo sí creía en la media naranja y en el amor eterno. Y pasé muchos años esperando y buscando esto. Pero la experiencia me llevó a concluir que aquello era una mentira muy grande».

La colaboradora de 'El Intermedio' es documentalista, habla japonés y se ha diplomado como sumiller

Gallego se declara romántica y dice seguir creyendo en el amor, «pero no en el que nos venden». Admite que hay parejas a las que les funciona la fórmula, «pero la realidad suele ser distinta y uno puede vivir completamente realizado, sin necesidad de compartir su vida con otra persona y sin tener hijos». Ella tiene sobrinos a los que dice amar profundamente y se declara «madre de gatos». Convive con dos porque no tiene jardín, «si no, serían muchísimos. Mis amigos me dicen que voy a ser la loca de los gatos. Y la verdad es que no hay perfil que me guste más, no me parece ningún insulto».

Hija de padres separados («afortunadamente», matiza), la actriz opina que en muchos casos es un error seguir juntos por los hijos. Tiene tres hermanas. «Somos como 'Mujercitas'. Yo hago la número dos». Y desde muy niña se formó en ballet clásico. Hasta que a los trece años tuvo que dejarlo por un problema en las rodillas. «Lloré muchísimo», recuerda. Pero se apuntó a la escuela de teatro de su colegio y descubrió su verdadera vocación. «No me sentía tan feliz en ningún sitio como en el escenario».

Cultivar la nada

A los veinte, dos años después de haberse instalado en Madrid, Cristina Gallego era una asidua a los castings. «Me presentaba a todos». Un día se topó con uno para actuar en Japón. Acudió «solo por curiosidad» y con prisa porque era viernes y se iba en autobús a Cáceres a ver a sus padres. Le hicieron pruebas de canto, baile, un monólogo... Le adelantaron la entrevista final para que no perdiera el bus. Le preguntaron si estaba dispuesta a vivir un año en Japón. «Yo con las prisas dije a todo que sí». Dos semanas después la contrataron para un musical, en japonés, en el parque temático español de Ugata. Hasta le tocó vivir un terremoto. «Japon me enamoró y supuso un antes y un después en mi vida», recuerda.

De regreso a Madrid, Cristina, como muchos de su gremio, se vio condenada al pluriempleo. «He sido camarera diez años, profesora de inglés, canguro y documentalista a media jornada en una oficina». El año pasado rodó una película con Colomo. Acaba de terminar otra con Jorge Coira. Pero la estabilidad profesional se la ha dado 'El Intermedio'. «Me siento una privilegiada, aunque todavía me cuesta gestionar que la gente me reconozca». Obsesionada con formarse, la última disciplina que ha aprendido es la de «cultivar la nada». O sea, tomarse un día para quedarse en casa viendo una serie o tocando el ukelele. «Ese instrumento potencia mi melancolía -asegura-. Porque yo, aunque no lo parezca, soy muy melancólica».

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