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ANA BARANDIARAN
Martes, 23 de mayo 2017, 18:47
Charlotte Campbell no sabe nada de su hija Olivia desde que habló con ella por teléfono ayer por la tarde, cuando la adolescente de 15 años se disponía a entrar en el concierto de Ariana Grande. A primera hora de la mañana, totalmente desesperada al ... no haber conseguido dar con ella tras la masacre en el Manchester Arena, irrumpió en el programa de televisión 'Good Morning Britain' para pedir ayuda. «No sé nada. No sé si está viva o muerta. He llamado a los hospitales y también a la Policía, pero no hay noticias», explicó entre sollozos. El único dato que tiene es que el chico con el que acudió al evento, su mejor amigo del colegio, está localizado y se encuentra en un hospital. Pero él tampoco sabe nada.
La voz quebrada de Campbell ilustra la angustia que están viviendo los que no saben qué les ha ocurrido a sus hijos más de 12 horas después del atentado. La Policía, que calcula en decenas los jóvenes desparecidos, solicita que no se acuda a los servicios de emergencia para buscarlos y que se recurra a los teléfonos de información dispuestos.
El concierto de Ariana Grande estaba atestado de adolescentes e incluso niños que ni siquiera han llegado a esa etapa. Para algunos era quizás el primer recital al que acudían en toda su vida. La bomba estalló en el hall, donde había padres esperando a recoger a los chavales. Es el caso de Emma Johnson, que contó a la cadena BBC que ella y su marido estaban el lugar para llevar a casa a su hijo de 17 años y a su hija de 15. «Estábamos al inicio de las escaleras y los vidrios explotaron. Todo el edificio se tambaleó. Corrimos a encontrar a nuestros hijos y afortunadamente estaban a salvo», explicó.
Otros no han tenido tanta suerte. La madre de Georgina Callander, la primera víctima identificada, ha visto cómo se apagaba la vida de su hija de solo 18 años sentada a su lado en el hospital. Con el pánico de que eso sea lo que ha ocurrido a sus hijos, padres y también familiares y amigos están inundando las redes sociales y los medios de comunicación para recibir noticias. En la huida, muchos chavales perdieron el móvil con lo que no podían comunicarse para tranquilizar a los suyos.
Los necesito «sanos y salvos»
Deborah Hutchinson está todavía buscando a través de Facebook a a su hija Courtney, una estudiante de Criminología y Psicología que fue al concierto con su padrastro, Philip Tron. «Por favor, compartid este mensaje y ayudadme a tenerlos sanos y salvos en casa», decía desesperada. También hay familiares y amigos de Laura MacIntyre, de 15 años, y Elidih Macleod, de 14, inmersos en su búsqueda. Fueron con la madre de la primera, pero, supuestamente, ella se quedaba esperándoles en un hotel de Manchester. «Retuitear, por favor, el mensaje», pedía el padre en Twitter.
Como siempre en estos casos, la gente ayuda de la mejor manera que puede, haciéndose eco de los mensajes u ofreciendo sus casas a los que salían del Manchester Arena y no tuvieran donde ir. Es lo que hizo Paula Robinson, una señora que estaba en la estación de trenes que hay justo al lado del recinto del concierto. Al ver a decenas de jóvenes corriendo despavoridos, se hizo cargo de una cincuentena, les identificó y compartió en las redes sociales su número de teléfono para que los familiares se pusieran en contacto con ella. Todo el mundo quiere que los padres encuentren a sus hijos sanos y salvos y haya un final feliz entre tanta desgracia.
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