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El líder guerrillero Prince Yormie Johnson, fallecido el jueves a los 71 años en Liberia sin dar cuenta de sus crímenes, fue un político visionario que intuyó la importancia venidera de la imagen y los fenómenos virales. En 1990, este antiguo señor de la guerra ... grabó la tortura durante doce horas del presidente Samuel Doe e hizo posible que el vídeo se distribuyera por todo el mundo. Consciente del relieve de una buena escenificación, demostró que al dirigente apresado no le asistía la magia negra, tal y como proclamaba, y mandó amputarle las orejas. Mientras la víctima profería alaridos, el caudillo bebía a sorbos una cerveza con absoluta impasibilidad.
La historia del finado sintetiza el horror experimentado por Liberia durante los años noventa. Como otros Estados africanos, sufrió un periodo bélico, pero en su caso se acentuaron tanto el odio intertribal como el sadismo y las matanzas indiscriminadas. La trayectoria de Johnson refleja fielmente la deriva que sufrió la primera república moderna del continente, tutelada por el gobierno de Washington desde su creación en 1822.
La conducta de Johnson remite a ese curioso origen. El país nació como un experimento político impulsado por la Sociedad Estadounidense de Colonización, entidad que pretendía dotar de una patria a los esclavos negros americanos que habían obtenido su libertad. La institución compró tierras e impulsó el regreso de aquellos que deseaban recuperar la tierra de sus ancestros. Sorprendentemente, esa comunidad de recién llegados se impuso sobre los locales creando un régimen segregacionista independiente del color de la piel.
Prince Johnson, de etnia gio, gozó de una formación castrense entre Liberia y Estados Unidos, y llegó al cargo de teniente. Pero los militares eran conscientes del techo de cristal impuesto por la elite de origen liberto. Samuel K. Doe, de raíces krahn, cambió el sistema tras el putsch de 1986. El golpista impuso una dictadura brutal y, de inmediato, comenzó una lucha por el poder plagada de enormes violaciones de los derechos humanos. Tres años después, una milicia procedente de Costa de Marfil y capitaneada por el comandante Charles Taylor y el apoyo de Johnson invadió el país. El caos comenzaba. Pronto, nuestro protagonista abandonó a su aliado y creó un ejército propio.
La lucha entre las diversas acciones cuenta con episodios espantosos. En 1990, las tropas de Doe introdujeron en el interior de una iglesia a 600 enemigos para ejecutarlos más rápida y eficazmente. Ese mismo año, Johnson se hizo con gran parte de la capital e impuso duras represalias.
La expatriada norteamericana Linda Jury, acólita de la fe Hari Krishna, denunció la represión y calificó al caudillo y los suyos como 'hijos del demonio'. El aludido se personó en la sede de la congregación en Monrovia y secuestró a siete miembros, incluida Jury y otra mujer. Los hombres fueron abatidos por los uniformados. Al parecer, el señor de la guerra disparó personalmente a la extranjera y a su compañera, a la que también violó.
La captura de Doe fue su gran golpe de efecto. Tras eliminar a la comitiva, lo condujeron al cuartel de su guerrilla. El proceso fue debidamente documentado y un micrófono recogió las demandas de súplica del raptado, que tan sólo vestía unos slips manchados de sangre. Tras despojarle de sus cartílagos le amputaron dedos de las manos y pies antes de asesinarlo y pasear su cadáver desnudo por las calles de la ciudad.
La puesta en escena no obtuvo los resultados esperados. Las fuerzas de Johnson fueron repelidas por el no menos sanguinario Taylor, convertido en nuevo presidente, y hubo de exiliarse en Nigeria. Regresó en 2004 para participar en el nuevo escenario democrático generado tras el apresamiento del jefe del Estado y su condena a 50 años de cárcel tras un juicio sumarísimo. Mientras tanto, Prince obtenía un escaño en el Senado.
La Comisión para la Verdad y la Reconciliación demandó tímidamente en 2009 la inclusión de Johnson en una lista de individuos que, por su participación en la contienda, deberían ser apartadas del juego político. Taylor calificó la demanda de 'chiste' e, incluso, amenazó con hacer saltar la frágil paz por los aires si la solicitud prosperaba. La propuesta siguió adelante. En 2011 se presentó a las elecciones presidenciales y obtuvo el 11,6% de los sufragios. El pasado jueves se desplomó mientras se duchaba y entró en coma. Joseph Boakai, actual presidente de Liberia, ha asegurado que su muerte supone una pérdida para el país.
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