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Entre las excentricidades de Pablo Escobar estuvo construir su propio arca de Noé. Hasta su Hacienda Nápoles, casi 3.000 hectáreas en el noroeste de Colombia con todo tipo de lujos, llevó más de 200 especies de animales que pagó con los millones amontonados en ... el negocio del narcotráfico. Compró leones, elefantes, jirafas... y, aunque muchos murieron o fueron trasladados cuando el capo cayó en 1993, los llamados 'hipopótamos de la droga' no encontraron destino. Hoy más de un centenar campa a sus anchas cerca de lo que fue su hogar, donde se han convertido en un enorme problema para los vecinos pero también para la flora y la fauna. Tanto que el Gobierno colombiano los catalogó el año pasado como «especie invasora» y ahora busca una salida para ellos. México, India y Ecuador ya se han ofrecido a adoptar a unos cuantos.
La plaga de hipopótamos en Puerto Triunfo, en la región de Antioquía, comenzó en realidad con cuatro ejemplares, tres machos y una hembra. En el zoo que Escobar montó en su residencia en los años ochenta estaban vigilados pero, cuando al rey de los narcos le metieron entre rejas, la situación se desmadró. Los animales comenzaron a reproducirse sin control hasta rondar hoy unos 130-150 -el recuento oficial es complicado- que sobreviven alrededor del río Magdalena, que atraviesa el centro del país. Hace sólo unos días uno salió de su entorno y se coló en la autopista que conecta Medellín con Bogotá. Murió atropellado por un coche, cuya parte delantera acabó hecha añicos por el impacto contra un animal que llega a alcanzar los 4.500 kilos de peso en la edad adulta. Los ocupantes sólo sufrieron unas heridas, y un buen susto.
De esas cosas raras que pasan en Colombia. Un conductor se estrelló contra un hipopótamo en plena autopista Medellín-Bogotá. Sucedió en el corregimiento Doradal, de Puerto Triunfo. Él sobrevivió, pero no el animal. Imágenes de @DenunciasAntio2 pic.twitter.com/fqNAVixAgu
— Crónicas Mattescas (@mattescas) April 12, 2023
El accidente, que no es el primero con un 'hipopótamo de la droga', ha vuelto a poner en el foco el «peligro que representa la presencia de esta especie». «Son impredecibles, en cualquier momento pueden atacar a una persona con un comportamiento errático», explica el jefe de la oficina de Gestión de la Biodiversidad de la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare (Cornare), David Echeverri, consciente de la expansión descontrolada de estos animales. Entre ellos, establecidos en grupos pequeños, luchan por el liderazgo de la manada y eso les hace salir a la conquista de nuevos lugares. Y por delante se llevan lo que se encuentran, lo mismo un Renault Dacia como la pasada semana que la fauna local.
Los hipopótamos se han acostumbrado a esta zona de Colombia y las autoridades consideraron hace tiempo que su vuelta a África -de donde los trajo Escobar hace ya cuatro décadas- podría alterar su ecosistema. El Gobierno de Gustavo Petro tiene otros planes para ellos. En 2022, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible los incluyó en la lista de especies exóticas invasoras y estudia ya su envío a otros países que estén dispuestos a adoptarlos, como años atrás se hizo con las jirafas o los leones, que resultaban más fáciles, y sobre todo más baratos, de transportar a su nuevo hogar. En marzo se puso un proyecto sobre la mesa que ronda los 3,5 millones de dólares (unos 3,2 millones de euros) para que estos animales sean reubicados.
El plan promovido por el Instituto Colombiano Agropecuario y las Fuerzas Armadas del país parece haber abierto la puerta a la salida de unos setenta ejemplares, más o menos la mitad de la manada existente. India acogerá sesenta en un santuario situado en Gujarat (el Greens Zoological Rescue and Rehabilitation Centre) que asumiría el costo de los contenedores para el transporte y el traslado aéreo. México recibirá a otra decena en Ostok, un centro de rescate de animales ubicado curiosamente en Sinaloa. Y Ecuador baraja también sumarse a este reparto de hipopótamos que pretende poner freno a un problema que ha crecido con el paso de los años.
3,5
millones de dólares (unos 3,2 millones de euros) requiere el plan para reubicar a los 'hipopótamos de la droga' fuera de las fronteras de Colombia.
El Ejecutivo colombiano había probado hasta ahora con castraciones y 'disparos' de dardos anticonceptivos para poner coto al acelerado aumento del censo de hipópotamos. Un reciente estudio del Instituto Humboldt y la Universidad Nacional de este país ha propuesto, además, una «caza de control», pero sólo «si las circunstancias de orden social, económicas y ecológicas lo determinan. No contempla la caza masiva e indiscriminada y se ciñe a estándares éticos y de bienestar animal».
La envenenada 'herencia' de Escobar supone desde hace años un auténtico quebradero de cabeza a las autoridades locales. El problema ahora es la presencia descontrolada de estos ejemplares, pero antes lo fue, por ejemplo, la propia Hacienda Nápoles donde vivían, que quedó abandonada y empezó a amenazar ruina hasta que en 2007 una empresa reflotó la antigua finca del narcotraficante como parque temático. Hoy, la vivienda desde donde el capo sembraba el terror antaño es un destino familiar con atracciones acuáticas entre sus principales reclamos.
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