Maduro ofrece 100.000 dólares de recompensa por la cabeza de González Urrutia

Su primera parada será Buenos Aires, donde será recibido por su presidente, Javier Milei, que acaba de denunciar al régimen venezolano ante la Corte Penal Internacional por la «detención arbitraria» del policía argentino Nahuel Gallo, de 33 años. Caracas le imputa delitos relacionados con el terrorismo. González Urrutia marchará después a Uruguay y tiene previsto pasar también por Panamá, Chile o República Dominicana antes de plantarse en su país, o esa es su intención ya que han puesto precio a su cabeza.

El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas venezolano (CICPC), controlado por el régimen chavista, lanzó el pasado jueves una circular a través de su cuenta de Instagram con una orden de captura contra González Urrutia bajo la acusación de «complicidad en el uso de actos violentos contra la república, usurpación de funciones, forjamiento de documentos, legitimación de capitales, desconocimiento a las instituciones del Estado, instigación a la desobediencia de las leyes, asociación para delinquir». La recompensa para quien ofreciera alguna información sobre su paradero pasó en unos minutos de 500.000 dólares (casi 486.000 euros al cambio) a 100.000 (unos 97.000 euros). Pero el texto, tachado de panfleto por algunos medios del país caribeño, no ha tenido eco en otros organismos públicos de seguridad.

Maduro, eso sí, tiene toda una estrategia para blindar su toma de posesión y extender su Gobierno seis años más. Su ministro de Interior y Justicia, Diosdado Cabello, anunció un plan que fusionaría lo popular, lo militar y lo policial. «Quién intente meterse con Venezuela lo va a pagar muy caro. Ellos podrán entrar si se lo proponen. El problema de ellos será salir de esta tierra», advirtió. Sus palabras iban sin duda dirigidas a quien acudió como candidato opositor a los comicios del pasado 28 de julio y que, según las actas validadas por el prestigioso Centro Carter, venció en las urnas.

El mensaje del régimen de Maduro, sin embargo, no parece haber asustado ni a González Urrutia ni al resto de los detractores del líder bolivariano. «Yo estaré contigo y tú tienes que estar ahí. Así como nadie puede votar por ti, nadie puede sustituirte ese día. Ese día que se lo vamos a contar a nuestros nietos y la historia lo registrará para siempre», respondió la líder de la oposición, María Corina Machado, quien no pudo presentarse a las elecciones por estar inhabilitada. Su último llamamiento a la ciudadanía para que salga a las calles de Venezuela incluye una marcha por «la libertad» para la misma jornada de la toma de posesión presidencial.

Las protestas postelectorales registradas en los últimos meses en el país latinoamericano han derivado en más de 2.400 arrestos –la Fiscalía venezolana afirma que más de 1.300 de esas personas han sido liberadas– y un número indeterminado de fallecidos. La ONU reclamó ayer al Ejecutivo de Caracas que garantice el derecho de la población a opinar y manifestarse «sin miedo a posibles represalias». Maduro se encuentra en el foco internacional, más si cabe en vísperas del acto de investidura en la Asamblea Nacional, al que acudirá un reducido número de países representados por cargos menores. Habrá delegaciones de México, Colombia –con discrepancias públicas en el seno de su Gobierno al respecto– y Brasil.