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Xi Jinping está furioso. ¿Hablará con él Joe Biden? «¡Sí!», gritó desde lejos el mandatario estadounidense cuando se le preguntó si esa llamada se producirá pronto. «No te puedo dar fecha, porque no hay nada agendado», tuvo que confesar su asesor de Seguridad Nacional, Jake ... Sullivan. «Habíamos dicho que cuando terminase el Congreso Nacional del Pueblo y todos esos nuevos cargos tomaran sus asientos». Dada la creciente confrontación entre ambos países, todo está en el aire. O bajo agua.
Sólo se sabe que Biden busca activamente esa oportunidad de verse las caras, aunque sea por videoconferencia, el método que usaron la última vez, en noviembre pasado. Con el Año del Conejo, EE UU y China parecían dispuestos a dejar atrás la agresividad del tigre y construir, en palabras del líder norteamericano, «vallas de contención» que hicieran de salvaguarda en la creciente rivalidad de los dos superpoderes. Entonces llegaron los globos y los submarinos.
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La indignación de los republicanos por la presencia de un globo espía que sobrevolaba EE UU obligó al secretario de Estado, Antony Blinken, a cancelar su primera visita a China apenas horas antes de subirse al avión. Ahora, el anuncio de un «histórico» acuerdo para vender submarinos nucleares a Australia y abrir la región del Indo-Pacífico a los sumergibles estadounidenses, que podrán anclar en los puertos australianos a partir de 2027, ha indignado a Xi.
«El comunicado conjunto de Estados Unidos, el Reino Unido y Australia demuestra que los tres países, por sus propios intereses geopolíticos, desestiman por completo las preocupaciones de la comunidad internacional», avisó ayer la portavoz del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin. Y lanzó una advertencia: «Caminan cada vez más y más por el sendero del error y el peligro».
La cumbre de los líderes de Aukus -Australia, UK y US- celebrada el lunes en San Diego (California) para sellar una alianza militar que haga de contrapeso a China en la región es vista por el gigante asiático como el comienzo de una carrera armamentística que él mismo ha empezado. Su presupuesto para Defensa ha subido este año un 7,2%. El primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, anunció que su país aumentará su cuantía en este ámbito hasta alcanzar un 2,5% de su PIB a lo largo de los próximos dos años, aunque los militares británicos quieren llegar al 3%.
Wang Wenbin
Portavoz de Exteriores en China
Joe Biden
Presidente de EE UU
Anthony Albanese
Primer ministro de Australia
Si en algo coincidían todos los mandatarios es en que se trata «de un reto que definirá una época», dijo Sunak. «Un día histórico para nuestros países», secundó Biden. «El gran rejuvenecimiento de la nación china ha entrado en un irreversible e histórico proceso», había afirmado antes Xi. La diferencia es que China lo ve como una carrera armamentística y EE UU como algo que «ayudará a sostener la paz y la seguridad en el Indo-Pacífico», insistió. El líder norteamericano matizó que el primer submarino nuclear que va a vender a Australia no está armado nuclearmente, sólo utiliza esta energía para navegar. Los sumergibles probablemente de la clase Virginia serían la respuesta de Aukus a los principales navíos ruso K-329 Bélgorod y chino 094 clase Jin, que incorporan la última tecnología en este tipo de buques.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, aseguró que su país seguirá apegándose a su compromiso de evitar la energía nuclear y Biden prometió no comprometerle. Lo cierto es que el acuerdo costará a Australia 368.000 millones de dólares a lo largo de los próximos 30 años, la mayor inversión militar de su historia. En su defensa, Sunak alegó que desde que se construyó la alianza Aukus, hace año y medio, los retos para la estabilidad global no han hecho más que crecer. «La invasión ilegal de Rusia a Ucrania, la creciente autoafirmación China, la desestabilizadora conducta de Irán y Corea del Norte… todas esas amenazas crean un mundo más peligroso, desordenado y dividido», explicó. «Es importante que nos protejamos».
China se encuentra en una disyuntiva entre la paz y la guerra. El reciente logro de trabar las nuevas relaciones entre Arabia Saudí e Irán le permite presentarse en el mundo como un facilitador de la paz, aunque Washington haya quitado peso a ese histórico acuerdo. Según 'The Wall Street Journal', Xi se reunirá en las próximas semanas con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, un encuentro que Estados Unidos dice haber alentado para que no se quede solo con la versión rusa de la guerra ya que antes tiene previsto estar con Vladímir Putin. Su posición en este conflicto puede decidir la suerte del mundo y de las alianzas globales.
LOS TITANES DEL MAR
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