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Joe Biden, presidente de EstadosUnidos, aprobó en marzo la entrega a Ucrania del Sistema de Misiles Tácticos de Largo Alcance del Ejército, conocido como ATACMS. EE UU incluyó un número «significativo» de estos proyectiles en un paquete de ayuda de 300 millones de dólares. Eso ... sí, eran para utilizar sólo en territorio ucraniano. Kiev siempre ha reclamado poder emplear este arma en suelo ruso. Considera que este tipo de armamento puede ser deciviso en su lucha contra la invasión.
El ATACMS es un sistema de ataque superficie-superficie de alta precisión con un alcance de hasta 300 kilómetros. Estos misiles, fabricados por la empresa estadounidense Lockheed Martin, fueron utilizados por primera vez durante la operación Tormenta del Desierto, entre 1990 y 1991, cuando una coalición liderada por Estados Unidos atacó Irak en respuesta a su invasión de Kuwait.
Los cohetes cuentan con un motor de propelente sólido y pueden ser lanzados tanto por el sistema M270 Multiple Launch Rocket System (MLRS) como por el más avanzado M142 High Mobility Artillery Rocket System (HIMARS). Ucrania tiene ahora tanto MLRS, un vehículo autopropulsado equipado con orugas, como HIMARS, que está montado en un camión militar.
Las autoridades ucranianas ya solicitaron el suministro de ATACMS hace dos años para así «despojar a los invasores de la oportunidad de colocar sus lanzadores de misiles alejados del frente de combate», declaró el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
Con los ATACMS, Kiev tendrá capacidad para atacar a las fuerzas rusas a larga distancia y con gran precisión. Con su arsenal actual apenas alcanzan los 40 kilómetros. Ahora podrán llegar hasta los 300 kilómetros, lo que incluye en su punto de mira la península de Crimea, en poder del Kremlin. Por su parte, el diario 'The New York Times' precisa que los proyectiles se lanzarían contra objetivos rusos y norcoreanos para proteger a las tropas ucranianas que se encuentran en la región occidental rusa de Kursk. La llegada al frente de soldados de Corea del Norte supuso para EE UU un punto de inflexión. Ahora, con los ATACMS, pretende dar la réplica.
Kiev quiere emplear estos proyectiles para atacar aeropuertos desde donde operan aviones militares rusos, sistemas de defensa aérea, rutas de suministro, almacenes de armas y otras infraestructuras militares. Eso le permitiría reducir la capacidad logística de las fuerzas armadas de su enemigo y facilitar una contraofensiva.
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