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El colapso de los mercados bursátiles mundiales por la política arancelaria del presidente estadounidense, Donald Trump, ha establecido al comienzo de la cuarta semana de ... conversaciones cuáles son las prioridades de los conservadores en las negociaciones para un gobierno de coalición de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y sus hermanos de la bávara Unión Socialcristiana (CSU) con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). «Resulta más urgente que nunca que Alemania recupere su competitividad internacional, cuestión que debe ahora centrar las negociaciones de coalición», ha manifestado este lunes Friedrich Merz, presidente de la CDU y previsiblemente próximo canciller germano.
«Necesitamos bajadas de impuestos para empresas y ciudadanos, una apreciable disminución de la burocracia paralizante, una reducción de los precios de la energía y una estabilización a costa de los sistemas de ayudas y prestaciones sociales», ha expresado Merz poco antes de sumarse a las delegaciones negociadoras. El relanzamiento de la economía alemana, las finanzas y presupuestos, así como la nueva política para migración y refugiados son los dos temas correosos que tienen trabajando intensamente a los negociadores de CDU/CSU y SPD, aunque también debaten sobre la reintroducción del servicio militar obligatorio o la transición energética.
Pese a todo, la primera ministra del Estado federado de Mecklemburgo-Antepomerania, la socialdemócrata Manuela Schwesig, se ha mostrado este lunes convencida de que el acuerdo llegará en los próximos días. «Estamos acercando nuestras posiciones» para «alcanzar soluciones que funcionen», ha asegurado Schwesig en declaraciones al informativo matutino de la cadena pública de televisión ARD, donde ha afirmado que no tienen intención de presentar a los alemanes «promesas huecas». Se ha mostrado de acuerdo con los conservadores en la necesidad de «invertir urgentemente en la economía» y establecer «una reducción de los precios energéticos».
En todo caso, las turbulencias en la economía y bolsas mundiales no hacen sino incrementar la urgencia de llevar lo antes posible a buen término las negociaciones entre conservadores y socialdemócratas. «Aseguramos a la economía que podrá fiarse del nuevo gobierno», ha señalado el primer ministro de Baviera y líder de la CSU, Markus Söder, para quien los acontecimientos internacionales «nos obligan a avanzar con premura». Su homólogo de Sajonia, Michael Kretschmer, exigió «acabar con los jueguecitos» y «asumir responsabilidad de estado» ante las crisis que sacuden actualmente al mundo.
Entre tanto crece la presión interna contra Merz para que no haga demasiadas concesiones a los socialdemócratas para poder finalmente acceder a la cancillería. Si CDU/CSU no se imponen en cuestiones como «migración, economía, pensiones o reducción de la burocracia» en las negociaciones de coalición se verán «amenazadas de insolvencia», ha advertido Johannes Winkel, líder de la «Junge Union», las juventudes cristianodemócratas. Winkel ha amenazado con negar el respaldo de su organización a Merz y la Unión si no se pactan con el SPD «reformas estructurales masivas» y se somete al dictado de la izquierda para lograr una coalición y alcanzar el poder a cualquier precio.
Presión que ha aumentado además tras los últimos sondeos sobre intención de voto en Alemania mes y medio después de los comicios legislativos adelantados que revelan un incremento apreciable del sufragio para la ultraderecha en la misma medida que los conservadores pierden apoyo. Dos de las tres encuestas hechas públicas este mes de abril sitúan a cristianodemócratas y socialcristianos bávaros con solo uno o dos puntos de ventaja sobre la populista Alternativa para Alemania (AfD). El más reciente de todos, hecho público este fin de semana por el instituto demoscópico INSA pronostica incluso un empate entre CDU/CSU y AfD, ambas formaciones con un 24% de votos.
El alza imparable de la ultraderecha tras los recientes comicios no hace sino confirmar la creciente desconfianza del electorado en la capacidad negociadora de Merz y los conservadores. La impresión que queda para muchos votantes es que el líder conservador quiere gobernar a toda costa y con tal de conseguirlo está dispuesto a ceder en muchas cuestiones ante los socialdemócratas incumpliendo sus promesas de campaña. Lo que parece ya seguro es que, de haber acuerdo de coalición, el nuevo gobierno no asumirá responsabilidades antes de Semana Santa. Antes tienen que dar luz verde al contrato las bases del SPD en una consulta interna. Por ese motivo no se espera que Merz presida su primer consejo de ministros antes de mayo.
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