El hallazgo de cocaína en la Casa Blanca suma un nuevo escándalo al mandato de Biden

El descubrimiento tuvo lugar en la zona en la que está ubicada la Oficina Oval y otras áreas de trabajo del personal administrativo y presidencial. Concretamente, en un recinto adyacente al área por el que transitan los grupos de turistas que visitan la Casa Blanca. La dependencia se utiliza para dejar los teléfonos móviles tanto del personal como de los invitados.

Un miembro del equipo de materiales peligrosos del departamento de bomberos de Washington D.C. fue el encargado de hacer público el resultado del análisis que identificó la sustancia como «una barra amarilla que dice clorhidrato de cocaína». El breve comunicado realizado por radio quedó registrado en el portal de internet 'openmhz.com', donde el público puede escuchar transmisiones de radio en tiempo real y de archivo por parte de los departamentos de Policía y Bomberos.

El portavoz del Servicio Secreto Anthony Guglielmi señaló que la cantidad hallada era pequeña, aunque rehusó decir si estaba en un paquete. Sí confirmó la existencia de una investigación sobre cómo la sustancia fue introducida en la Casa Blanca y su procedencia. Para ello se llevará a cabo una revisión completa de las grabaciones de las cámaras de vigilancia y de los registros de entrada.

El ala oeste representa una amplia área de los varios niveles de la Casa Blanca, que alberga las oficinas del presidente, incluido del Despacho Oval y la Sala de Situación. También las dependencias del vicepresidente, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, la secretaria de prensa y cientos de otros empleados.

Aunque nunca se consideró que el polvo sospechoso presentara una amenaza, la noticia de su presencia ha generado críticas y una inevitable especulación que lo conecta con el último problema legal del hijo del presidente, Hunter Biden. En Twitter las publicaciones con el marcador 'Hunter' activaron el algoritmo de la plataforma ayer por la mañana recordando, a menudo con tono de sarcasmo, su historial de abuso de sustancias.

La fundadora y presidenta de ACT for America, (una organización extremista que fomenta el odio hacia los musulmanes), Brigitte Gabriel, se apresuró a publicar: «Se rumorea que Hunter Biden vive en la Casa Blanca y ahora se descubre cocaína en el ala oeste. ¿Coincidencia?». Los problemas legales del hijo del presidente continúan siendo el arma predilecta del extremismo republicano para desgastar a la administración demócrata. Hunter se declaró culpable el mes pasado de dos delitos menores de evasión de impuestos. Además, logró un acuerdo que le libra de una potencial condena penal y una sentencia 12 a 18 meses de cárcel por posesión ilegal de un arma de fuego durante octubre de 2018, en un momento en que era adicto a la cocaína.

Con todo, una mirada retrospectiva revela que ésta no sería la primera vez que las drogas llegan en la Casa Blanca. Su presencia allí cuenta con una colorida historia. La anécdota más conocida es la del cantante Willie Nelson, que confesó de haber fumado un porro en el tejado de la Casa Blanca en la ocasión de una visita durante la presidencia de Jimmy Carter.