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Washington es una ciudad muy fría en enero. El pronóstico meteorológico amenaza con alterar el programa de actos de la investidura de Donald Trump, que, probablemente, tendrá que celebrar a cubierto y bien arropado su regreso a la Casa Blanca. El lunes, fecha del evento, ... las temperaturas estarán siempre por debajo de -6 grados. Además, el fuerte viento, cortante y con ráfagas de 50 kilómetros por hora, hará que la sensación térmica sea extrema.
El magnate disfrutó de un termómetro clemente en su primera toma de poder, en 2017, cuando los asistentes estuvieron a 7 grados, pero en esta ocasión será la inauguración de mandato más fría en los últimos 40 años. Hay que remontarse a Ronald Reagan, al 21 de enero de 1985: entonces, el termómetro se quedó en -13. El juramento se realizó bajo techo y el desfile fue suspendido.
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Caroline Conejero
La nieve cubre estos días los alrededores del Capitolio, donde los operarios lo preparan todo para la investidura en medio de un paisaje gélido. El programa de actos incluye la procesión del presidente saliente, Joe Biden, junto al entrante, Trump. Luego llegarán el juramento y el discurso, una tradición que comenzó con George Washington en 1789. Tras el almuerzo, está previsto que el presidente y el vicepresidente, J. D. Vance, se dirijan a las escaleras del Frente oriental del Capitolio para pasar revista a las tropas antes de un desfile militar que va acompañado de colectivos ciudadanos, bandas de música y carrozas por la Avenida Pensilvania hasta la Casa Blanca. Ese espectáculo está pendiente del tiempo.
Trump ya ha anunciado que su discurso se trasladará a la Rotonda del Capitolio debido a las bajas temperaturas previstas en la capital del país. En un comunicado, explicó que la decisión busca garantizar la seguridad de los asistentes ante la llegada de una masa de aire ártico.
«No quiero ver a la gente herida o lesionada de ninguna manera. Son condiciones peligrosas para las decenas de miles de agentes del orden, socorristas, perros policía y caballos, así como para los cientos de miles de simpatizantes que estarán afuera durante muchas horas», previno Trump. Quizá haya que tomar medidas adicionales.
Las últimas borrascas han dejado mucha nieve sobre la superficie de la ciudad y el viento la levanta y dificulta el tránsito. Las autoridades advierten del peligro del frío extremo para la población. Además, avisan de que los días posteriores a los actos en el Capitolio serán aún más glaciares.
Ahora, todo queda en el aire. Más bien, en el cielo, negro estos días sobre la capital norteamericana. Los presidentes de Estados Unidos están acostumbrados a que el frío y el mal tiempo les acompañen en su estreno en el cargo. Ya le sucedió a Barak Obama en 2009, con temperaturas bajo cero y una sensación térmica de -12.
John F. Kennedy soportó en 1961 una toma de posesión con temperaturas de entre -3 y -7. Horas antes, una tormenta había sumergido las calles de Washington en más de veinte centímetros de nieve. Pero la investidura más heladora de todas fue la de Ulysses S. Grant, el 4 de marzo de 1873. El acto que abría su presidencia se celebró a -15 grados. En esta ocasión, el mal tiempo le ha tocado a Trump, que ve así cómo el baño de masas previsto puede quedar acotado a recintos cerrados y con menos público en unas calles blancas.
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