Trump invita a su investidura al jefe de TikTok, la red china que el Congreso de EE UU ha ordenado apagar

Su presencia es particularmente perturbadora porque ocurrirá al día siguiente de que entre en vigor la ley que veta su plataforma en Estados Unidos, salvo que se desligue de la empresa ByteDance, bajo influencia del Gobierno chino. Esta es apenas la segunda vez en la historia en que la investidura presidencial recae en un día festivo, el de Martin Luther King. Esa coincidencia dará una pausa a la ley, cuya dramática puesta en vigor debería entrar en vigor el domingo. La Casa Blanca de Biden ha decidido dejar su futuro en manos de Trump. Se cree que el magnate podría firmar en las primeras horas de gobierno una orden ejecutiva que la posponga 30 o 60 días, en los que intentaría negociar una solución con el carismático ejecutivo taiwanés.

«El presidente Donald Trump ha expresado repetidamente su deseo de salvar a TikTok y no hay mejor negociador que él para obtener un trato», declaró su portavoz, Karoline Leavitt. Encontrará a Chew donde le gusta, entre la espada y la pared. La empresa ha llevado a los tribunales la ley que le obliga a vender su filial estadounidense o sufrir un apagón, pero la semana pasada los jueces del Supremo dieron indicios durante la vista oral de que dejarán que prevalezca la intervención aprobada en el Congreso con apoyo bipartidista.

Los legisladores temen que TikTok sea un caballo de Troya del Gobierno chino para manipular a la juventud estadounidense y tener acceso a la información de los 170 millones de usuarios que tiene en EE UU, una pequeña parte de su mercado global de más de mil millones. El próximo secretario de Estado, Marco Rubio, dijo el miércoles durante su confirmación que considera a China la principal amenaza de Estados Unidos, por lo que tener una herramienta así bajo el control potencial de un enemigo supone, a juicio del Congreso, una seria amenaza para la seguridad nacional.

Desde su aplastante victoria electoral del 5 de noviembre, Trump ha consolidado su poder ganándose la lealtad de los ejecutivos de las principales plataformas y compañías tecnológicas. Solo le faltaba Chew, que no ha tardado en cuadrarse a la primera invitación. Es parte de una anomalía en esta investidura. Tradicionalmente, la toma de posesión del presidente de Estados Unidos es una celebración nacional sin interferencias extranjeras, pero este año el mandatario ha roto con la costumbre al invitar a los líderes extranjeros de la ultraderecha populista con los que simpatiza, como el argentino Javier Milei, el húngaro Viktor Orbán y la italiana Giorgia Meloni, que es la única jefa de estado de la Unión Europea invitada.

Estarán, sin embargo, el ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki, que sustituirá a Meloni en Bruselas como líder de la ultraderecha European Conservatives and Reformists; el presidente de Vox, Santiago Abascal, en representación del grupo European Patriots; el líder del partido británico Reform UK e impulsor del Brexit, Nigel Farage; el de la derecha francesa, Éric Zemmour (Reconquête); el alemán de Alternative, Timo Chrupalla, y, en general, la flor y nata mundial de la ultraderecha populista inspirada por Trump.

Paradójicamente, el nuevo presidente electo decidió invitar también a su homólogo chino, Xi Jinping. El mandatario asiático declinó cortésmente la invitación y se apegó a la tradición de enviar a su embajador a la ceremonia, como harán el resto de los países. Según The Wall Street Journal, China contempla negociar con Trump la entrada en TikTok de alguien tan de su confianza como el propietario de X, Elon Musk, con quien tiene estrechas relaciones por las inversiones de Tesla en ese país. Son, todavía, especulaciones, porque todo el mundo sabe que Trump hace tratos impulsivos que nadie puede anticipar. Una nueva era en la geopolítica internacional en la que los ricos y poderosos tendrán asientos de primera fila.