Secciones
Servicios
Destacamos
MERCEDES GALLEGO
Nueva York
Viernes, 26 de junio 2020, 22:19
«Si la espeluznante pandemia que estamos experimentando nos ha enseñado algo es que nuestra seguridad nacional no depende solo de fabricar bombas, misiles, cazas, tanques, submarinos, cabezas nucleares y otras armas de destrucción masiva», reflexionó el jueves el senador Bernie Sanders en el hemiciclo.
En un país sin sanidad pública, en el que al menos 30 millones de personas se han quedado sin seguro médico al perder su trabajo, la lección del coronavirus parecía clara, pero no para el presidente Donald Trump. Horas antes de que Sanders pronunciase estas palabras, Trump visitaba unos astilleros de Wisconsin donde presumió del «gasto colosal» de su gobierno en armamento (más que los siguientes once países juntos) al que promete alimentar sin límites. Al su fiscal se su sumó a la demanda de los gobernadores republicanos para cancelar lo que queda de la reforma sanitaria de Obama y dejar sin seguro médico a 23 millones de personas que pudieron contratarlo con esos subsidios. «Toda una crueldad en medio de la pandemia», denunció la portavoz del Congreso Nancy Pelosi.
El gobierno de Trump ha desmantelado poco a poco la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible (ACA, por sus siglas en inglés), que obligaba a todos los estadounidenses a contratar una seguro médico para garantizar a la empresas de seguros una bolsa de clientes que permitiera asistir sin costes astronómicos a los que tienen enfermedades crónicas o condiciones preexistentes. Hace dos años, cuando un juez de Texas declaró la ley inconstitucional, el gobierno tomó la inusual decisión de no defenderla ante los tribunales, dejando a ACA sin valedor en las audiencias, pero el jueves llegó todavía más lejos: «Todo ACA debe caer», dijo el Abogado del Estado Noel Francisco en la petición de 49 páginas al Supremo.
Si el Supremo cancelase por completo la ley, las compañías de seguros podrían rehusar a tratar a los pacientes de Covid-19 a los que ahora cubren sin copagos ni deducibles. Ni Trump ni los gobernadores republicanos ofrecen una alternativa, pese a que llevan diez años inmersos «en una cruzada sin corazón» para desmantelar la reforma sanitaria de Obama, denunció su ex vicepresidente Joe Biden. «No puedo entender la crueldad que motiva infligir este dolor a gente a la que se supone que tiene que servir», se quejó. La única explicación parece ser la obsesión de Trump con desmantelar todo lo que lleva la marca de su predecesor, pero especialmente la reforma sanitaria que se consideraba su principal legado.
En las próximas semanas el candidato demócrata a sustituirle en la Casa Blanca promete anunciar una alternativa, tras haberse opuesto durante las primarias a la que ofrecía Sanders para ampliar el seguro de jubilados llamado Medicare a toda la población. Biden cree que dar al gobierno «monopolio» sobre la sanidad resultaría en limitar las opciones y reducir la calidad de la atención sanitaria. Su propuesta, asegura, garantizará que nadie paga más del 8.5% de sus ingresos en seguro médico, cuando actualmente el costo es más alto que muchos salarios.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.