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MIKEL AYESTARAN
Lunes, 16 de agosto 2021, 10:42
La bandera blanca del Emirato ondea en lo más alto del palacio presidencial de Kabul. Menos de 24 horas después de anunciar en un mensaje a la nación que había puesto en marcha «consultas» con líderes políticos y socios internacionales para encontrar «una solución ... política que aporte paz y estabilidad al pueblo afgano», el presidente Ashraf Ghani y su equipo más cercano de colaboradores abandonaron Afganistán. Tras la toma de todas las capitales provinciales del país sin apenas resistencia en apenas dos semanas, los talibanes cercaron la capital por la mañana y anunciaron que estaban dispuestos a negociar una «transición pacífica», pero a las pocas horas sus tropas entraron en la capital y el presidente voló a un lugar seguro en Asia Central cerrando una etapa de dos décadas de experimento estadounidense fallido en Afganistán.
En estos momentos, miles de afganos se agolpan en la pista del aeropuerto de Kabul, después de que los talibanes tomasen el control del país después de dos décadas. En el aeropuerto internacional Hamid Karzai de la capital se están viviendo escenas de pánico y hay informes de que civiles han resultado heridos por intentos de huida y estampidas en la pista de aterrizaje, según recoge la BBC. Al menos cinco personas han muerto en el tumulto, según declaraciones de testigos a Reuters. Uno de los testigos ha relatado a la agencia que había visto los cuerpos de cinco personas trasladados a un vehículo. Otro testigo ha afirmado que no estaba claro si las víctimas murieron por disparos o en una estampida.
🇦🇫|AHORA: Aeropuerto internacional de Kabul.#Kabul #kabulairport #Afghanistan #Afganistan #Talibans #TalibanTakeover pic.twitter.com/hNTsfFLeCR
Al Ghafiki (@shalamaste2_1) August 16, 2021
Más de 60 países, entre los que se encuentran España, Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, han emitido este lunes una declaración conjunta en la que piden la salida de Afganistán de los civiles que deseen hacerlo y donde reclaman que los aeropuertos permanezcan abiertos. España enviará hoy mismo dos aviones A400 con destino a Dubái para cubrir la repatriación del personal de la embajada, de los colaboradores y de los españoles que todavía quedan en ese país.
Another Saigon moment: chaotic scenes at Kabul International Airport. No security. None. pic.twitter.com/6BuXqBTHWk
Saad Mohseni (@saadmohseni) August 15, 2021
En la toma de Kabul no hubo combates, no hubo resistencia de ningún tipo, la insurgencia recuperó el poder sin pegar un solo tiro, aunque esta victoria es el fruto de dos décadas de guerra en la que, pese a la superioridad militar del enemigo, nunca dejaron de pelear. La imagen de la jornada la protagonizaron decenas de milicianos en el despacho de Ghani, en el corazón del palacio presidencial, el símbolo de un Afganistán de mentira que no aguantó ni siquiera hasta el 31 de agosto, fecha marcada por Washington para la salida de sus tropas. Mientras se sentaban en los sillones del despacho, los barbudos comparaban su éxito con el retorno del Profeta Mahoma a la Meca y repetían: «Cuando Dios ayuda, el triunfo llega».
Ghani se fue, pero su gran adversario político y negociador jefe del Gobierno Abdula Abdula se queda y en su página de Facebook colgó un vídeo para confirmar la salida del presidente del país. Abdula dijo que espera que «este día y esta noche tan difíciles» pasen pronto y que la gente vea «días de paz», pero también lanzó un mensaje a su rival, de quien aseguró que «tendrá que rendir cuentas ante Dios».
Según los medios afganos, Abdula y el expresidente Hamid Karzai estarían tratando de formar un Consejo de Coordinación para gestionar «una transferencia pacífica de poder». Fuentes talibanes aseguraron que están dispuestos a garantizar la seguridad de aquellos dirigentes que han decidido quedarse en el país.
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Tras la caída de Mazar-e-Sharif y Jalalabab a lo largo de la noche, la toma de Kabul era cuestión de horas. Con las fuerzas insurgentes en la periferia de la capital, el pánico se apoderó de los cinco millones de habitantes de la ciudad que se abalanzaron a los bancos para intentar sacar dinero y al aeropuerto en busca de una salida.
El portavoz insurgente Zabihulá Muhayid explicó a través de las redes sociales que «todas las partes del país ya están bajo control de Emirato Islámico» e informó que «hemos ordenado a todas las fuerzas que se coloquen a las puertas de Kabul, pero que no intenten entrar en la ciudad». Muhayid aclaró que, «dado que Kabul es una ciudad grande y densamente poblada, los muyahidines no tienen la intención de entrar por la fuerza, sino de hacerlo pacíficamente. Se están celebrando negociaciones para garantizar que el proceso de transición se complete de forma segura».
Los talibanes reclamaban en un principio «un Gobierno afgano inclusivo», pero tras la huida del presidente y, sobre todo, tras finalizar la evacuación de la Embajada de Estados Unidos, cambiaron de idea. Entraron en la capital, se hicieron con el palacio presidencial y pusieron guardas especiales altos cargos como Karzai y Abdula Abdula. La fuerza adquirida en el campo de batalla restó importancia a la necesidad de un Gobierno de transición y los insurgentes anunciaron la llegada inminente de sus líderes principales desde Pakistán y Catar.
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En las afueras, grupos de vecinos gritaban «¡muerte a Ghani, muerte a Ghani!» espoleados por unos insurgentes que esperaban la orden para avanzar. «Los talibanes no surgen de la nada y una de las causas de este avance tan rápido ha sido que siguen gozando de una fuerte red de apoyo social en todo el país. Con la victoria militar mucha gente a la que le daba miedo reconocerlo se suma también a la fiesta que supone la vuelta del Emirato para sus seguidores», afirma Ahmed Waleed, uno de los directores del podcast AfghanEye, que realizó una emisión especial para seguir los acontecimientos en Kabul.
Los mensajes de unos y otros sobre posibles acuerdos llegaron en mitad del ir y venir de helicópteros y vehículos blindados a la Embajada de Estados Unidos, en pleno barrio diplomático. Analistas como F rud Bezhan compararon la escena con la vivida en la retirada de Saigón en 1975, «todo un caos». Fuentes oficiales estadounidenses señalaron a 'The New York Times' que el enviado estadounidense a Afganistán, Zalmay Khalilzad, habría pedido a los insurgentes aplazar su entrada a la capital hasta que ellos terminasen la evacuación. Y esta fue la premisa que se cumplió. Los talibanes no avanzaron hasta saber que el embajador estadounidense ya estaba en la pista de despegue con la bandera nacional en sus manos.
Las referencias a Vietnam fueron constantes en toda la jornada y los analistas afganos no olvidaron las palabras del presidente Joe Biden del pasado 8 de julio cuando aseguró que «bajo ninguna circunstancia se verá a gente subida al tejado de la Embajada». Se equivocaba porque apenas 40 días después los Chinook se emplearon a fondo para sacar a todo el personal en una jornada que pasará a la historia como un ejemplo del fracaso de estas dos últimas décadas de experimento estadounidense en Afganistán.
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Kabul es el centro de las miradas mundiales, pero en esta jornada negra para las autoridades locales los talibanes avanzaron hasta Bagram y se hicieron con el control de la base en la que tampoco encontraron resistencia alguna. Por si esto fuera poco, la insurgencia capturó la frontera de Torkhan, paso principal hacia Pakistán, y ya tienen todos los pasos fronterizos del país. Veinte años después, los talibanes disponen de un control de Afganistán que nunca alcanzaron en los cinco años de Emirato entre 1996 y 2001. Arranca una nueva era en un país que regresa a ese 2001 en el que la invasión estadounidense echó del poder a los islamistas. Arranca la era del mulá Hebatulá Ajundzada, un líder al que corresponde dirigir a los talibanes del siglo XXI.
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CRONOLOGÍA DE LA TOMA DE LA CIUDAD
Después de un sorprendente avance en el que tomaron la mayor parte del país, los talibanes llegaron el viernes a cincuenta kilómetros de Kabul. La caída de la ciudad se considera inminente. La comunidad internacional pone en marcha las evacuaciones de diplomáticos, compatriotas y colaboradores afganos.
Cerco
Tras conquistar Mazar-e-Sharif y Jalalabab de noche, las tropas llegan ayer por la mañana a las puertas de la ciudad.
En espera
Los rebeldes se quedan fuera de la capital y hacen una oferta para una «transición pacífica» que evite un baño de sangre.
Desalojo
Estados Unidos emplaza a los insurgentes a no tomar Kabul hasta que haya sido desalojada su Embajada. Aceptan. Los helicópteros militares americanos empiezan a hacer viajes desde la sede diplomática hasta el aeropuerto. En Kuwait aguarda un destacamento de acción rápida por si se produce algún problema. Algunos informes anuncian que se escuchan disparos en el aeropuerto, pero nadie sabe el motivo ni el contexto. La evacuación prosigue.
Ghani se va
Ashraf Ghani, que durante horas no da señales de lo que piensa hacer tras apelar a los gobiernos internacionales para celebrar «consultas» que aseguren «la paz» en el país, decide finalmente abandonar la presidencia. Junto con un grupo de colaboradores se refugia en un país de Asia Central.
Epígrafe
Los talibanes, que habían ofrecido la posibilidad de fundar un «Gobierno inclusivo», deciden entrar en Kabul a la vista de que su máximo dirigente se ha marchado y abandonado el país, lo que les deja el camino expedito al palacio de la nación. Sin embargo, antes aguardan a que el embajador de EE UU esté ya en el aeropuerto, en cumplimiento de su pacto con los militares americanos. Se apoderan de la ciudad y el palacio. En las próximas horas está previsto que lleguen los principales líderes del movimiento desde Pakistán y Catar.
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