No contestar un domingo los correos del jefe es un derecho
Parlamento Europeo - Ley para la desconexión ·
La Eurocámara propone a la Comisión una ley que reconozca el «derecho a la desconexión digital», concepto ligado al teletrabajo y a la sensación de los empleados de estar «de guardia» las 24 horas
F. J. Calero
Sábado, 23 de enero 2021
Vives con tu pareja. Por suerte, los dos habéis conseguido mantener el empleo, eso sí, ahora desde casa. Es viernes por la noche y por fin puedes disfrutar del clásico plan de «pizza, manta y peli» después de una agotadora semana entre cuatro paredes. De ... pronto, cuando estás apurando la tercera porción y el primer botellín, vibra el móvil, iluminándose con el siguiente mensaje: «Disculpa que te escriba a estas horas, pero tengo que consultarte una cosa urgente».
En ese momento, puedes responder y tratar de resolver ese problema lo antes posible, aún a riesgo de que se enfríe la pizza y la relación, o bien dejar pasar ese mensaje y que, el lunes, esa persona a la que no has respondido te lo haga pagar. Ese correo, que lo puede haber enviado el jefe, un compañero de trabajo o un cliente, se ha convertido en costumbre en la era del covid y del teletrabajo, en la que los trabajadores tienen aún más complicado separar vida personal de la laboral.
Para proteger el derecho al descanso de los empleados en un mercado laboral que se tambalea, el Parlamento Europeo aprobó este jueves, con 472 votos a favor, 126 en contra y 83 abstenciones, una propuesta para proteger el «derecho a la desconexión digital», concepto ligado al teletrabajo y a la sensación de los empleados de estar «de guardia» las 24 horas y bajo presión de responder cualquier mensaje o llamada fuera del horario laboral.
Dado que el derecho a la desconexión actualmente no está consagrado en la legislación de la UE, el Parlamento recomendará formalmente que la Comisión Europea proponga una directiva, apoyándose en una negociación colectiva con los agentes sociales implicados, que requerirá que los estados miembros adopten una regulación que especifique las condiciones de trabajo, los horarios y los períodos de descanso.
La pandemia, un punto de inflexión
«No podemos abandonar a millones de trabajadores europeos que están agotados por la presión de estar siempre conectados y trabajar más horas de las que les corresponde», adujo el eurodiputado maltés Alex Agius Saliba (1988), de los socialdemócratas europeos, al defender la propuesta en el pleno, instando al comisario europeo de Empleo, Nicolas Schmit, a empezar cuanto antes las negociaciones.
Quienes se han opuesto a la propuesta proceden en su mayoría del grupo de Conservadores y Reformistas (ECR), Identidad y Democracia (ID) y «un sorprendente número de miembros» de los liberales de Renew Europe, según informa el eurodiputado maltés. «Nuestro mensaje es totalmente claro: la Comisión debe actuar ya y negociar con los distintos agentes sociales. Vamos a luchar contra cualquier retraso», avisa Agius Saliba.
Aunque la Comisión acepte la propuesta, aún podrían pasar años antes de que entren en vigor nuevas reglas. Así el brazo ejecutivo de la UE tendría primero que elaborar una propuesta legislativa, que luego necesitaría la aprobación de las instituciones legislativas de la UE.
«Disfrutar de tu familia así como del descanso es un derecho fundamental. Con la digitalización en nuestro lugar de trabajo que ha impactado tanto nuestras vidas hay que actualizar la Directiva de Tiempo de Trabajo (2003/88/CE) y más cuando ha llegado la primera generación empezando a teletrabajar», explica Agius Saliba a Europa Hoy.
Hasta hace un año, en cualquier oficina, la jornada laboral -en la mayoría de los casos- concluía al cerrar la sesión del ordenador y cruzar la puerta de salida. En cambio, desde que el coronavirus sacudió nuestras vidas, millones de europeos -los afortunados que han mantenido el puesto de trabajo y pueden hacerlo desde casa- se han visto obligados a llevarse las interminables reuniones, las listas de correos y hojas de excel al salón de casa, y en la misma pantalla con la que poder ver la última serie de moda y consultar cómo va la jornada liguera.
«Esta iniciativa también incluye mecanismos para proteger al trabajador que en estos meses de pandemia pueda tener miedo a decir no al empleador», sostiene el eurodiputado maltés, reconocido por la revista especializada «Politico» como una de las voces más indicadas de las instituciones sobre la digitalización de la UE.
Desde la primera ola de la pandemia el pasado marzo, el teletrabajo ha aumentado casi un 30%, según una investigación de la Fundación europea para la mejora de las condiciones de vida y de trabajo (Eurofound). Se espera que esta tendencia vaya en aumento en los próximos meses.
Problemas de salud mental
El informe de Eurofound muestra que las personas que trabajan regularmente desde casa tienen más del doble de probabilidades de superar el máximo de 48 horas de trabajo por semana, en comparación con las que trabajan en las instalaciones de la empresa.
Además, según ese mismo estudio, tres de cada diez empleados sostienen que trabajan en su tiempo libre todos los días o varias veces a la semana, en comparación con menos del 5% de los trabajadores presenciales. «El 40% de la población europea sufre problemas de salud mental, como depresión y síndrome del quemado, y gran parte de ese porcentaje se debe a esta cultura de estar siempre conectado», agrega el eurodiputado.
Ahora bien, ¿cómo puede demostrar un empleado que ha sido despedido o no ha sido promocionado en la empresa por no estar disponible los fines de semana? «En la iniciativa legislativa se incluye un artículo por el que cuando hay un indicio razonable se revierte la carga de la prueba. Es decir, tiene que ser el empleador el que debe probar que no ha despedido al trabajador por ejercer su derecho a la desconexión», aclara el eurodiputado.
Algunos estados miembros como España ya han incluido, con mayor o menor eficacia, este derecho en su legislación para el teletrabajo. «Tenemos un número de estados miembros que lo han implementado como Francia e Italia pero estamos lidiando con una legislación más social con la que cubrir vacíos legales y desprotección a la que nos encaminamos con el crecimiento del teletrabajo», matiza Agius Saliba. En Francia se excluye a las empresas de menos de 50 trabajadores «no creemos con un sistema así».
La apuesta de las empresas por herramientas de vigilancia no está específicamente expresada en la iniciativa. Sin embargo, apunta, «es una realidad que equipos vienen incorporados con sistemas que monitorean el movimiento y el tiempo que el empleado no utiliza el dispositivo. Esto supone tratar a los trabajadores como máquinas y provoca el síndrome del quemado y estar sometidos a demasiada presión», describe.
Para afianzar este derecho se necesita, además de una regulación, cambiar las dinámicas de estar conectados todo el día al Whatsapp, que incluye el contacto de compañeros y jefes, y al correo electrónico. «Esto es también es un fenómeno cultural. Necesitamos una suerte de concienciación a los trabajadores que piensan que está bien mandar un mail a un compañero a las 11 de la noche. Al final, es un círculo vicioso», concluye.
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