La UE quiere integrar las tecnologías civil y militar

De lo que se trata es de ir más allá y espolear con financiación una inercia constante en las últimas décadas: el incremento significativo del uso de tecnologías digitales y otras emergentes, como la robótica, o la inteligencia artificial en todas las industrias. El proyecto de la Comisión Europea, enviado ya al resto de instituciones comunitarias, plantea unos desafíos que, en realidad, desarrollan la estrategia industrial europea presentada en marzo del pasado año, nada más estallar la pandemia, y que por razones obvias casi pasó desapercibida pero que ahora vuelve a la palestra.

Como primer paso identificará «las tecnologías críticas relevantes» en las industrias de defensa, espacial y civil (hoy, por ejemplo, hablamos de la Inteligencia Artificial, sensores inteligentes, sistemas de observación de la tierra de alta definición, etcétera). La lista se revisará y actualizará cada dos años, según la metodología aprobada por Bruselas. Luego se establecerá una hoja de ruta concreta para cada una de ellas garantizando cobertura económica, hitos y campos de aplicación, para lo que «se reunirá a todas las partes interesadas, como los gobiernos, la industria, el mundo académico y la sociedad civil».

La idea es que a partir del segundo semestre, coincidiendo con la activación efectiva del 'Next Generation' y el plan de recuperación de 750.000 millones de euros orientado a la sostenibilidad ambiental y la digitalización (en junio se lanzará la primera emisión de bonos para financiarlo), Bruselas identifique a 'start-ups', pymes y centros de investigación «para facilitar su entrada en los mercados de defensa, seguridad o espacio». Se anuncia un instrumento apoyado en la inteligencia artificial que les ayudaría a «navegar por el laberinto de la financiación de la UE y encontrar» la mejor cobertura posible, destaca la vicepresidenta y comisaria de Economía y Sociedad Digitales, Margrethe Vestager.

Aquí se priorizará la innovación tecnológica que podría ser aplicable a las fuerzas del orden, los guardias fronterizos o los funcionarios de aduanas, con el fin de mejorar su trabajo. Todo ello sin perder de referencia los «tres proyectos emblemáticos» sobre tecnologías de drones, el internet de alta capacidad apoyado en un sistema satelital y la gestión del tráfico espacial. «Deberían conducir a mejoras de acceso a la conectividad para todos en Europa con nuevos estándares para evitar colisiones en el espacio», sostiene.

Según el calendario fijado, para finales de 2021, el Ejecutivo comunitario entiende que debería haber mejorado la coordinación intersectorial con las primeras líneas de financiación activadas, que serían reforzadas en la primera mitad de 2022, cuando se lanzaría también una especie de incubadora para nuevas empresas tecnológicas.

En el corto plazo, una de las claves estará en promover alianzas público-privadas para acelerar los hitos verde y digital, en el frontispicio de los Next Generation. Para lo que se prevé un desembolso de 10.000 millones de euros de la Comisión Europea que debería ser complementado en una cantidad similar por los Estados miembro. Diez acuerdos de esas características están hoy en cartera en campos tan variados como la robótica, las factorías del futuro, los edificios inteligentes o los vehículos ecológicos.