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Joe Biden quiso conmemorar el primer aniversario de la guerra de Ucrania con una visita a Kiev. Podía haber elegido otra ciudad como Leópolis, en el oeste del país y más segura, pero hizo un viaje de diez horas en tren y se plantó en ... el corazón de Ucrania para estrechar la mano de Volodímir Zelenski y decirle que «no nos vamos, Estados Unidos está aquí para quedarse». Sin chaleco antibalas -a diferencia de otros muchos representantes occidentales y de la UE que han visitado el país antes que él- y entre el rugido de las sirenas antiaéreas, el veterano líder demócrata paseó por el centro de Kiev enviando al Kremlin un claro mensaje de desafío y compromiso con esta guerra. «Kiev se mantiene y Ucrania está de pie», declaró Biden. Y en sus manos está que esto siga así.
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Hace un año Ucrania temblaba ante la perspectiva de una invasión rusa a gran escala y todo apuntaba a un paseo triunfal de Vladímir Putin en la plaza Maidán. El tiempo, los combates, la persistencia ucraniana y el apoyo exterior han borrado esta sensación y Biden le ha tomado la delantera a Putin a la hora de pisar una capital que «me ha robado parte del corazón», confesó durante su recorrido. Sus imágenes en el monasterio de San Miguel, el abrazo con Zelenski frente al Muro del Recuerdo, donde están las fotos de miles de soldados caídos, y su entrada en el Palacio Mariinsky forman ya parte de los momentos clave de esta guerra.
Además del simbolismo de la visita, el presidente estadounidense llegó con la promesa de una nueva ayuda de 470 millones de euros -que se suman a los casi 29.000 aprobados por el Congreso desde el inicio de la ocupación- y con una nueva remesa de armamento de última generación para las fuerzas locales. Pero no hizo referencia alguna a los aviones de combate que Kiev solicita de manera insistente.
Joe Biden, the President of the United States 🇺🇸 is in Kyiv! pic.twitter.com/pIcHYk5A1B
— Maria Drutska 🇺🇦 (@maria_drutska) February 20, 2023
Las peticiones de Ucrania aumentan de manera progresiva y tras lograr el compromiso de sus aliados de enviar decenas de tanques Leopard, ahora el objetivo es conseguir mejorar el arsenal con aviones F16, de momento una línea roja para los aliados. Zelenski ha recibido la visita de decenas de representantes de todo el mundo en los últimos meses, pero sabe muy bien que la presencia de Biden es clave para mantener el pulso militar con Rusia y seguir obteniendo armamento. En su intervención, el líder ucraniano dijo «muchas gracias por venir, señor presidente, es un gran momento para Ucrania», pero también aprovechó para solicitar «armas de largo alcance y otras que pueden suministrarse, aunque no se haya hecho antes». El presidente calificó esta visita como «la más importante de la historia de las relaciones» entre los dos países y apuntó que «nos acerca a la victoria».
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Rafael M. Mañueco
Tras obligar a retroceder a los rusos en los frentes de Kiev y Jersón, al sur del país, y en el Donbás, al este, las cosas no van tan bien para los ucranianos y en batallas como la de Bajmut pierden terreno poco a poco. Las autoridades piden a los civiles que salgan de la zona y ambos bandos se preparan para una dura primavera en esta zona en disputa donde se libra una guerra de desgaste total en la que ninguna de las partes ofrece dato alguno sobre las importantes bajas sufridas. Al menos, ninguno fiable.
El viaje fue «sorpresa» hasta cierto punto porque la Casa Blanca notificó con varias horas de antelación a los rusos los planes de Biden. El asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, señaló que «lo hicimos unas horas antes de su partida con el fin de evitar conflictos, y debido a la naturaleza delicada de esas comunicaciones, no entraré en cómo respondieron o cuál fue la naturaleza precisa de nuestro mensaje, pero puedo confirmar que proporcionamos el aviso».
El avión presidencial, a bordo del cual volaba un reducido grupo de periodistas que previamente juró no adelantar nada sobre el viaje y entregó sus móviles hasta llegar al destino, despegó el domingo desde Washington hacia Polonia, donde se había anunciado una visita oficial del presidente prevista para esta semana. La Casa Blanca anunció que Biden partiría hacia Varsovia esta pasada madrugada cuando en realidad ya llevaba varias horas en el aire cruzando el Atlántico. Una vez en suelo polaco, el líder demócrata, protegido por un enorme dispositivo de seguridad, se montó en un tren y viajó durante toda la noche hasta llegar a las ocho de la mañana de este lunes a Kiev.
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Óscar Beltrán de Otálora
Los cazas de protección que acompañaban al 'Air Force One' no entraron en el espacio aéreo de Ucrania, porque podía interpretarse como una provocación de cara a Moscú, y se quedaron en Polonia. No obstante, los responsables de Seguridad Nacional, como Jon Finer, insistieron en que toda la operación había sido planeada meticulosamente «durante meses» y que la decisión final sobre si seguir adelante o no con la visita se tomó el viernes.
En un momento marcado por la división interna en su país, donde bastantes voces del ala republicana afirman que no están dispuestos a seguir entregando «cheques en blanco» a Ucrania, Biden dio un golpe sobre la mesa para disipar dudas. Este viaje fue interpretado en Kiev como «una clara señal del fuerte apoyo de Estados Unidos a Ucrania. Es un mensaje poderoso que indica que seguiremos luchando por la independencia y la soberanía, y que, tarde o temprano, venceremos», apuntó en su cuenta de Twitter el diputado ucraniano Oleksiy Goncharenko. Aparte de las presiones en casa, Biden se enfrenta también a las discrepancias que empiezan a aflorar entre los aliados, algunos de los cuales creen que es hora de que Zelenski se avenga a iniciar un proceso de pa ante el atasco en que se encuentra la guerra, la permanente pérdida de vidas y las dificultades económicas para sostener a la exrepública a largo plazo.
El apoyo militar recibido desde el exterior, con Washington a la cabeza, explica que una visita así sea posible cuando está a punto de cumplirse un año de guerra. Kiev hace meses que dejó de ser una ciudad sitiada y las tropas rusas están a cientos de kilómetros de distancia. Los misiles y los drones son ahora la amenaza, pero gracias a los modernos sistemas antiaéreos recibidos, la mayor parte son neutralizados.
Antes de dejar la capital ucraniana y poner rumbo de vuelta a Polonia, Biden dejó una nota en el palacio Mariinsky que rezaba «presidente, acepte mi más profundo respeto por su coraje y liderazgo. Slava Ukraini (Gloria a Ucrania)!» Si algo ha logrado Putin con su invasión es unir a los ucranianos en contra de la amenaza rusa y, además, reforzar la figura de un Zelenski convertido en héroe para los suyos y ejemplo para los mandatarios que le visitan.
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