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A los atentados contra destacados ideólogos ultranacionalistas rusos partidarios de arrasar Ucrania, como el dirigido contra el filósofo Alexánder Duguin el año pasado, en el ... que murió su hija Daria, o el que en abril acabó con la vida del bloguero y corresponsal de guerra Vladlen Tatarski, se unió el sufrido ayer por el conocido escritor de 47 años, Zajar Prilepin, que resultó herido por una bomba colocada bajo su vehículo. El chófer, sin embargo, murió en el atentado.
El artefacto hizo explosión por la mañana en una carretera de la región rusa de Nizhni Nóvgorod, junto al pueblo de Pionérkoye, no lejos del domicilio del escritor. El Ministerio del Interior ruso informó de la muerte del conductor y de la hospitalización de Prilepin, que sufrió «fracturas» en las piernas y cuyo estado, según los médicos, no es especialmente preocupante, aunque tras ser trasladado en helicóptero al hospital regional Semashko de Nizhni Nóvgorod fue ingresado en una unidad de cuidados intensivos.
La deflagración partió el coche literalmente por la mitad y produjo un cráter en el suelo de un metro de profundidad y unos dos metros de diámetro. Se especula con que fuera utilizada una mina antitanque. El fallecido, Alexánder Shubin, de 27 años y natural de la región ucraniana de Lugansk, era asistente del escritor y antiguo combatiente de la milicia separatista. Según la agencia rusa TASS, ambos regresaban de un viaje al Donbass en el este de Ucrania.
Una persona fue detenida poco después como sospechosa de estar implicada en el atentado, cuya autoría fue reivindicada por un misterioso y desconocido grupo llamado 'Atesh', que se autodenomina, según el diario ruso 'Védomosti', «movimiento militar de ucranianos y tártaros de Crimea».
La portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, afirmó a través de Telegram que «los hechos son ya realidad: Washington y la OTAN han nutrido a otra célula terrorista internacional. Bin Laden, el Estado Islámico y ahora Zelenski son responsabilidad directa de Estados Unidos y Gran Bretaña».
El objetivo del atentado, Zajar Prilepin, tras labrarse una exitosa carrera como novelista se trasladó con su familia al Donbass, donde fue comandante de un batallón de las fuerzas separatistas de la autoproclamada República Popular de Donetsk durante 2014 y 2015. Aseguró entonces que su misión era «defender las fronteras del nuevo estado» de los ataques de Kiev.
El escritor tiene rango de oficial del ejército ruso desde que tomara parte, hace ya casi 30 años, en la primera guerra de Chechenia (1994-96) y también combatió en la segunda, que estalló en 1999. Los políticos opositores y los liberales rusos acusan a Prilepin de convertirse en un 'abogado de la guerra' y del odio a todo lo ucraniano. Sus obras han sido traducidas a diversos idiomas, entre ellos al español como es el caso de 'Patologías'. Ha publicado también 'Pecado', que recibió en 2008 el premio Bestseller Nacional, uno de los más prestigiosos de Rusia. 'Sanka', 'El Mono Negro' y 'Algunos no irán al infierno', son otras de sus obras.
Viaja muy frecuentemente al Donbass y defiende a capa y espada la decisión del presidente Vladímir Putin de invadir Ucrania. Es uno de los dirigentes del partido ultraconservador Rusia Justa-Por la verdad y goza de una enorme visibilidad en los medios de comunicación rusos y en los eventos de carácter patriótico.
Prilepin fue uno de los organizadores del acto de agosto de 2022, tras el que moriría Daria Dúguina al volver a Moscú. Su padre, contra el que realmente iba dirigido aquel atentado, intervino en la conferencia con una ponencia bajo el título 'Tradición e Historia'. Él y todos los presentes proclamaron entonces la necesidad de continuar la guerra contra Ucrania «hasta la victoria final».
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